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—Hermana, vende mis bienes y distribúyelos a los pobres.
Al día siguiente, cuando Jesús se encontraba cenando en casa de Simón el fariseo, Magdalena entró en la casa llevando un frasco de alabastro con perfume, y estando detrás de Él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjuagaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume.
Cuando vio esto el fariseo que le había invitado, dijo para si: este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora.
Entonces, respondiendo Jesús, le dijo:
—Simón, una cosa tengo que decirte.
Y él le dijo:
—Di, Maestro.
—Un acreedor tenia dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le amará más?
Respondiendo Simón, dijo:
—Pienso que aquel a quien le perdono más.
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Publicado el 23 de junio de 2016 por Edu Robsy.
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