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Edición física «Seis Fósforos»
Retuvo el reloj en la mano por un tiempo, sin decidirse a soltar esta palpable prueba de la vida tranquila y segura que existe sólidamente detrás del horizonte. Luego guardó el reloj en el cajón. Levantando la cabeza Metlaén notó la mirada de Boss que cayó sobre su mano pesadamente, como un reproche.
Mientras tanto, las oleadas se calmaron y de repente los golpes del mar se volvieron un moderado balanceo. Había ruido de mil molinos de agua.
Boss dijo:
—Al oeste no hay nada. ¿Para qué ir al oeste?
—¿Adónde no nos hemos lanzado? —objetó Metlaén—. Debemos avanzar en un solo sentido. ¡Y que me parta un rayo si sé dónde estamos!
Su ansiedad era tan fuerte que llegó a distinguir la aguda y cortante respiración de Boss. Sonaba como un gemido. Levantando la cabeza Boss dijo temeroso e inseguro:
—Quiero fumar.
Metlaén necesitó un tiempo, después de escuchar esta simple afirmación, para aceptar lo inevitable y comprender que había llegado. Se estremeció en su puesto y miró con desesperación a la oscuridad. El miedo arrancó de su alma todos los pensamientos y sentimientos menos un absurdo enojo con Boss. Él mismo aguantaba con la fuerza de su sufrimiento, la cual, en caso de quedarse solo, lo hubiera traicionado, lo hubiera abandonado a él y al bote a la suerte del destino. La muerte de uno señalaba el cercano fin del otro.
9 págs. / 16 minutos.
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Publicado el 20 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.
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