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Novela corta.
23 págs. / 41 minutos / 183 KB.
4 de abril de 2020.
Pero como en el terrestre globo los gustos son veloces y no suceden siempre prósperos, presto se les enturbió su contento, presto el sereno cielo de sus conformes deseos se obscureció de nubes y furiosos truenos. Sucedió, pues, que don Lope se retiró de Toledo por tiempo de un mes por cierto fortuito suceso, sin ser posible, primero que se fuese, despedirse del bello sol de Mitilene; y Nise, sintiendo en lo oculto pecho el mismo fuego que Mitilene desde que en el festín le vio y en el coche oyó de los dos los requiebros y dulces coloquios, propuso en su mente dividirlos y sustituirse (si don Lope volviese) querido dueño suyo por todos los medios que le fuesen posibles. Y porque mejor se consiguiese el fruto y premio de sus desvelos y del efecto de su pretensión viese felices principios, lo ordenó su destino de suerte que todo sucedió como lo pudo pedir su deseo; porque corrido don Gregorio de ver que don Lope en su coche siguió el de Mitilene sin que se lo impidiesen, y el difuso tiempo que se entretuvo (que de todo dio fe siguiéndolos de lejos), viéndose consumir sin remedio de insufribles celos, sin poder eximirse del interno fuego consumidor de su pecho, hizo que sus deudos entre los de Mitilene y preferente don Pedro, su tío, propusiesen el consorcio. Y porque el efecto de él con resolución y en breve se dispusiese dio comisión de que sin dote ninguno se hiciesen los conciertos. Comunicóse todo entre uno y otro deudos y convinieron los de Mitilene en que se hiciese el desposorio, visto ser conveniente por los méritos de don Gregorio, noble y robusto joven, rico, de ilustre tronco y excelente sujeto, y por el venturoso empleo de Mitilene y no de menor cómodo de su tío y en el dote sin desembolso de dinero, condición y punto muy convenible, y en estos tiempos poco pedido de los novios. Con esto que se decretó dio luego el sí don Pedro, tío de Mitilene, y después se lo comunicó con excesivo contento, diciéndole que, conociendo lo mucho que su destino tuvo de venturoso, dio y otorgó luego en su nombre el consentimiento porque no se perdiese tiempo en disponerse lo preciso y conveniente, y que si con él después viniese don Gregorio su esposo, le recibiese cortés y prudente. Inmoble se quedó Mitilene de lo que le refirió su tío, y entre grillos de hielo no supo con el susto responderle; pero él, entendiendo procediese todo del virgíneo, y vergonzoso decoro y pundonor, se fue contentísimo, y no menos lo quedó Nise, que oyéndolo todo se prometió felice suceso en sus designios. Y lo primero que con Mitilene hizo fue deslucirle y oscurecerle los honrosos términos de don Lope, diciéndole se tuviese por feliz en perderle por ser hombre loco, necio, llorón, imprudente, lleno de mil vicios, perdido por mujeres, y que de diferentes se le conocieron tres hijos (conforme voz común del pueblo), y que no pocos disgustos le costó en cierto tiempo verse libre de él porque primero dio no sólo en pretender por prisión de sus ojos sino en decirle finísimos requiebros; pero que de don Gregorio siempre oyó mil virtudes: pintósele discreto, modesto, prudente, gentilhombre, rico, docto, elocuente y de otros mil epítetos honrosos le hizo digno. Lloró Mitilene su infeliz suerte; pero como lo que primero se quiere es sello que se imprime y difícilmente el entendimiento lo dimite y excluye, no por eso borró de lo interior de su pecho el buen concepto que de su querido don Lope siempre tuvo. Pero como sucedió el irse sin él despedirse y fueron terribles los impulsos de su tío y continuos los consejos de Nise, hubo de conceder en el desposorio que le propusieron con don Gregorio.