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Edición física «La Muerte del Delfín»
¿Y el rey? ¿En dónde está Su Majestad el Rey?… El rey se ha encerrado, solo en una habitación, en la otra punta del castillo…A los soberanos no les gusta que los vean llorar… En cuanto a la reina, es muy diferente… Sentada a la cabecera del pequeño Delfín, su bello rostro está bañado en lágrimas y solloza en voz alta delante de todos, como haría una tendera.
En su camita de encajes, el pequeño Delfín, más blanco que los almohadones sobre los que se recuesta, descansa con los ojos cerrados. Parece dormir, pero no. El pequeño Delfín no duerme… Se vuelve hacia su madre y, al verla llorar, le dice:
—Mi señora, ¿por qué lloráis? ¿Creéis de verdad que voy a morirme?
La reina quiere responder. Los sollozos le impiden hablar.
—No lloréis más, mi señora; olvidáis que soy el Delfín, y que los Delfines no pueden morirse así como así…
La reina solloza todavía más fuerte y el pequeño Delfín comienza a asustarse.
—¡Eh, atención! —dice—, no quiero que la muerte venga a buscarme, yo sabré cómo impedirle que llegue hasta aquí… Que hagan venir en seguida a cuarenta lansquenetes muy fuertes para montar guardia en torno a mi cama… ¡Que cien grandes cañones vigilen día y noche con la mecha encendida bajo mis ventanas! Y ¡ay de la Muerte si se atreve a acercarse a mí!…
2 págs. / 4 minutos.
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Publicado el 14 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.
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