16-11-2016 // 22:30H
El amor atraviesa por tiempos difíciles, siento que las decepciones nos han convertido en seres exigentes. No obstante, hemos ganado una mayor resistencia ante la tristeza, pero también nos resistimos a abandonar la soledad.
A lo largo del último año me he preguntado: ¿Qué es el amor?, ¿Es palpable?, ¿Cuál es su precio?, ¿Cuál es su punto perfecto?, ¿De qué se alimenta? Para dar respuesta a mis preguntas se me ocurre definir el “amor” como una utopía. Un conjunto de sueños, ideales, olores, sabores, gustos, tactos, costumbres, miradas, etc., que son proyectados como perfectos en mi cerebro cuando imagino el ideal de mujer.
Por otro lado, en esa utopía también hay espacio para un concepto de soledad, independencia, razón en su máxima expresión, desprecio o encanto por los amores de una noche, prima la libertad y la sexualidad sin barreras. Es un momento donde comprendes que el “amor” va más allá de compartir tu vida con alguien, la dependencia emocional no es una opción. Estas ligado al sentido de la vida y percibes con claridad el aire, la lluvia, las oleadas de calor en verano, los intensos fríos del invierno, los colores de la vida, sientes tu lugar en el mundo.