Las mil y una noches es una célebre recopilación medieval en lengua árabe de cuentos tradicionales del Oriente Medio, que utiliza en estos forma del relato enmarcado. El núcleo de estas historias está formado por un antiguo libro persa llamado Hazâr afsâna («mil leyendas»). El compilador y traductor de estas historias folclóricas al árabe es, supuestamente, el cuentista Abu Abd-Allah Muhammad el-Gahshigar, que vivió en el siglo IX. La historia principal sobre Scheherezade, que sirve de marco a los demás relatos, parece haber sido agregada en el siglo XIV.
La compilación árabe Alf Layla (Mil noches), originada alrededor del año 850, fue traducida probablemente a su vez de una versión anterior persa llamada Hazar Afsaneh (Mil leyendas) pero quizá se originó en la India. El nombre actual Alf Layla wa-Layla (literalmente "Mil noches y una noche") parece haber aparecido en la Edad Media y expresa la idea de un número transfinito, ya que 1000 representa la infinidad conceptual entre los grupos matemáticos árabes.
Causó gran impacto en Occidente en el siglo XIX, una época en que las metrópolis impulsaban las expediciones e investigaciones geográficas y de culturas exóticas. Aunque Las mil y una noches se tradujo por primera vez en 1704, esa primera versión al francés, de Antoine Galland, era una adaptación, un texto expurgado de los adulterios y hechos de sangre que abundan en el libro. Una de las traducciones que alcanzó popularidad fue la de Richard Francis Burton, diplomático, militar, explorador y erudito de la cultura africana.
Y Scharkán quiso detenerle, pero
fué en vano. El visir, los dos
emires y el chambelán se ofrecieron a ir a
matar al traidor, pero ya
Daul'makán había saltado sobre su caballo, y
gritaba: "¡Por el pozo de
Zámzam! ¡Yo solo he de castigar a ese perro!"
Y sacó su caballo a mitad
del meidán, y al verle se le habría tomado por
el mismo Antar en medio
de la pelea, cabalgando en su caballo negro, más
veloz que el viento y
los relámpagos.
Por su parte, el traidor
Afridonios había lanzado su caballo al
meidán. Y los dos campeones
chocaron, buscando uno y otro darse el golpe
decisivo, pues la lucha no
podía terminar esta vez más que con la
muerte. Y la muerte acabó por
herir al maldito traidor, pues Daul'makán,
cuyas fuerzas centuplicaba el
deseo de venganza, después de algunos
ataques infructuosos, acabó por
alcanzar a su enemigo, y de un solo tajo
le hendió la visera, la piel del
cuello y la columna vertebral, e hizo
volar su cabeza lejos del
cuerpo.
Y al verlo los musulmanes se precipitaron como el rayo sobre
las
filas de los cristianos, e hicieron una matanza, pues hasta la caída de
la noche sucumbieron cincuenta mil rumís. Pero los descreídos pudieron
volver a favor de las tinieblas a Constantinia, y cerraron las puertas,
para que los musulmanes victoriosos no pudiesen penetrar en la ciudad. Y
así fué como Alah otorgó la victoria a los guerreros de la fe.
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Publicado el 24 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.
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