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Edición física «En el paseo de Sokólniki»
La sonrisa sin sentido en el rostro del hombre se convierte en una expresión de agudo pesar.
—M—masha, ¿a dónde llevan a la gente?
—No la llevan a ningún lugar, sino pasea por su cuenta.
—¿Y para qué va el alguacil?
—¿El alguacil? Para el orden, y acaso y pasea... ¡Epa, hasta donde bebió, ya no entiende nada!
—Yo... no estoy mal... Yo soy un pintor... de género...
—¡Cállate! Te hartaste, bueno y cállate... Tú, en lugar de balbucear, piensa mejor... Alrededor hay árboles verdes, hierbita, pajaritos de voces diversas... Y tú sin atención, como si no estuvieras ahí... Miras, y como en la niebla... Los pintores se empeñan ahora en reparar en la naturaleza, y tú como un curda...
—La naturaleza... —dice el hombre y mueve la cabeza—. La na—naturaleza... Los pajaritos cantan... los cocodrilos se arrastran... los leones... los tigres...
—Delira, delira... Toda la gente va como gente... pasea de la manita, escucha la música, sólo tú estás en el escándalo. ¿Y cuándo alcanzaste eso? ¿Cómo yo no lo advertí?
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Publicado el 7 de junio de 2016 por Edu Robsy.
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