Libro gratis: Estudios del Natural
de Arthur Conan Doyle

Ya he dicho que en el piso inferior al que ocupaban los Yougman vivía una pareja llamada Beard. A las cinco y media, poco después de que el sastre se hubiera marchado, dejando cerrada la puerta principal, el sueño de la señora Beard fue perturbado por un ruido que le pareció corresponder a niños retozando y jugando. Se oían leves pisadas en el piso de arriba. Al prestar atención, sin embargo, le pareció que esas correrías no eran normales a tales horas, de modo que dio un codazo a su marido y le pidió su opinión. Poco después, estando ambos incorporados en la cama, aguzando el oído, oyeron un grito sofocado y el golpe seco de un cuerpo cayendo al suelo.

Beard saltó de la cama y subió las escaleras corriendo, deteniéndose cuando tuvo la cabeza a la altura del rellano de los Youngman. Vio lo suficiente como para bajar chillando a casa del señor Bevan, en la planta baja.

—¡Por Dios santísimo, venga usted! ¡Hay un asesinato! —rugió, mientras con mano temblorosa sacudía la manija del dormitorio del dueño.