No hay más información sobre el texto «Yo Fui Kovacsizado».
No hay más información sobre el texto «Yo Fui Kovacsizado».
Leer en línea «Yo Fui Kovacsizado»
Descargar PDF «Yo Fui Kovacsizado»
Descargar ePub «Yo Fui Kovacsizado»
Descargar Kindle «Yo Fui Kovacsizado»
Edición dislexia «Yo Fui Kovacsizado»
Enviar a Kindle «Yo Fui Kovacsizado»
Enviar a Pocketbook «Yo Fui Kovacsizado»
Regalar ebook «Yo Fui Kovacsizado»
Edición física «Yo Fui Kovacsizado»
Denunciar libro «Yo Fui Kovacsizado»
Almagro no tenía enfermera. Trabajaba en colaboración con su mujer que, para hacer juego con la bata, se pintaba las uñas de color perla. Decían que era para ahorrarse un sueldo, pero la verdad era que a Almagro le daba vergüenza cobrar y muchos traumatizados y ulcerosos escapaban de su consulta sin soltar un duro. Su mujer se veía obligada a interceptarlos.
—Ven —me dijo— a las cuatro. Ella tiene una demostración de perolas de plástico en casa de una amiga.
Y a las cuatro me radiografió una y otra vez. Miró las fotos con el ojo izquierdo, que es el mejor entrenado de los que tiene y me confesó que había algo en el tejido (o cuerpo, no recuerdo) isquiocarvernoso que no contaba con su beneplácito. El isquión, añadió, pasaba el tiempo haciendo jugarretas a la población.
Por supuesto, no le pagué. Un hombre educado no paga a sus amigos o deja de tenerlos. Me fui con mi tejido isquiocavernoso y se lo mostré al internista Sastre, que me explicó que, aunque no cabe duda de que los huesos están en el interior, no formaban parte de su especialidad.
19 págs. / 34 minutos.
81 visitas.
Publicado el 13 de julio de 2016 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Yo Fui Kovacsizado» es necesario identificarse en textos.info.
179 libros publicados.