Un relato más amable y alegre, alejado de las escenas dramáticas a las que nos tiene acostumbrado el autor. Un dependiente, invitado a una fiesta por parte de una familia burguesa, tiene el tiempo justo para alcanzar el tren que ha de llevarle. ¿Lo logrará?
Una tarde entró en la tienda una de las más importantes parroquianas
de la Camelia Roja, la linajuda doña Petronila de los Arroyos,
acompañada de su hija, la linda Conchita, pimpollo de veintidós
primaveras. Residentes en el pueblecillo cercano, habían tomado el
ferrocarril con el objeto de hacer algunas compras, pues estaba ya muy
próximo el día del santo de la niña que se celebraba con grandes
festejos.
El principal destinó para atender a tan rumbosa cliente al
imprescindible de Palomares, quien hizo aquella vez tal derroche de
sonrisas y genuflexiones, tomó posturas tan distinguidas y desplegó tal
cúmulo de habilidades horteriles, que la majestuosa dama, prendada de la
distinción y finura de aquel buen mozo, dijo a su hija estas palabras,
que cayeron en la tienda como una bomba:
—Conchita, no te olvides de enviar al señor de Palomares una
invitación para que honre con su presencia nuestra modesta tertulia.
La niña sonrió graciosamente, y lanzando una picaresca mirada al favorecido contestó:
6 págs. / 11 minutos.
232 visitas.
Publicado el 15 de septiembre de 2023 por Edu Robsy.
Valoraciones
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «La Propina» es necesario identificarse en textos.info.