—Es lo que ocurre en los países capitalistas.
—Exactamente. Y hasta aquí, la racionalización —aumento de
productividad de la máquina con el menor número de obreros— se ajusta en
régimen capitalista a leyes intrínsecas y justas de la dialéctica
mecánica. En régimen socialista sucede lo propio. La racionalización en
el trabajo soviético se desenvuelve, hasta este punto, paralelamente a
lo que se hace en el trabajo norteamericano. Mas a partir de aquí se
produce una discrepancia rotunda y fundamental. La transformación de la
maquinaria, en la técnica capitalista, es, como acabo de decir,
desenfrenada. El apetito patronal de producir más y mejor en menos
tiempo y gastando menos, para vencer así a sus concurrentes en el
mercado mundial, lleva al fabricante a una carrera desatentada en
materia de racionalización. Sus ingenieros y profesores no cesan de
inventar nuevos aparatos. Una dramática competencia de racionalización
se produce entre los fabricantes. El sistema es el siguiente: El aparato
transformado o perfeccionado requiere, pongamos por caso, el 75 por 100
únicamente de la energía humana empleada en el manejo del aparato
anterior, es decir, que si este necesitaba antes de dos obreros, después
no necesita más que de uno y tres cuartos de obrero. El fabricante, en
vez de suprimir de los dos obreros en trabajo un cuarto de obrero,
Suprime, de hecho, un obrero y deja a cargo del nuevo aparato, tan sólo
un trabajador. Los resultados son, entre otros, los siguientes: Primero:
Se ha doblado el esfuerzo del único trabajador que queda al servicio de
la nueva máquina, pagándole el mismo salario que ganaba antes. Segundo:
Este trabajador, al hacer ahora por dos o, más exactamente, por uno y
tres cuartos de obrero, llega pronto a aniquilarse. Tercero: Este
aniquilamiento si se trata de un aparato de seguridad, le impide a la
larga de vigilarlo debidamente, y una catástrofe o accidente es
inevitable. La mayoría de las catástrofes mineras, de transportes, atea
tienen aquí su causa. Cuarto: El obrero así racionalizado agota al poco
tiempo todas sus energías y, joven aún, se ve incapacitado para
trabajar, enferma y muere en la miseria. Quinto: El obrero eliminado del
trabajo por el perfeccionamiento de la máquina va a engrosar el
ejército de desocupados y, como todos éstos, sucumbe en la miseria.
Sexto: Como el patrón no sólo quiere que la nueva máquina fabrique mil
automóviles, por ejemplo, al mes con cien obreros, en vez de fabricarlos
con doscientos, sino que quiere que ella fabrique mil doscientos
automóviles al mes, la producción aumenta entonces con tal velocidad,
que llega a agotar la capacidad adquisitiva del mercado. Al poco tiempo,
las fábricas inundan el mercado con sus productos y los stocks quedan
sin compradores. La superproducción se detiene sólo entonces, A partir
de ese momento, la maniobra se encauza a parar la marca del mercado,
desatada por él y sus contrincantes. Con frecuencia, como ocurre ahora,
los reyes de la industria llegan tarde a esta tarea, cuando el stockage
ha empezado ya a aplastarlos bajo su peso. Así empiezan las grandes
crisis económicas mundiales. El ejército de desocupados y la
superproducción son actualmente los dos males de fondo de la crisis.
Pero los fabricantes siguen ganando…
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