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Este texto, publicado en 2019, está etiquetado como Carta.
Carta.
11 págs. / 20 minutos / 110 KB.
14 de agosto de 2019.
Cuando leía la Biblia con denuedo intelectual, no entendía el mensaje. Era como tener un velo, y mis dudas proliferaban. Y argumentaba ¿Porque el sacrifico de Jesucristo? ¿Porque hay divergencias en los cuatro evangelios? ¿Acaso la historia de Jesús fue una invención? ¿Porque hacen énfasis en la resurrección?... Ahora, en medio del foso con mis aflicciones; tal cual estuvo Daniel entre leones, yo clamo por misericordia a mi Señor. Ahora, que soy menos que una bestia del campo, que revuelco en el lodo y ceniza; busco desde mí desgracia, la presencia de Dios. Ahora es diferente, cada vez que leo los pasajes del Galileo; entiendo al leproso, al paralitico, al endemoniado, al sordo, al mudo… Que suplicaban a Jesucristo por sanación. Ahora, cada Salmo toma vida, cada verso es una promesa, cada oración es sincera y profunda. Ahora se realmente porque vinimos al mundo Sí, porque en tales circunstancias; yo que he leído un poco, no concibo evocar a un inerme buda, cuya clave en la vida es la aversión al sufrimiento. Ni siquiera se me cruza por mis pensamientos, todos los filósofos y sus presunciones de la vida. Los poetas, intelectuales, escritores, científicos… no son más que simples humanos, con perspectivas erróneas y limitadas. Lo más real, sustancial y vital en mis días de agonía; es Jesucristo. Ahora con mi cerebro herido y mis neuronas tratándose de regenerar, cuando mis lágrimas trastocan mi contexto, cuando mi balance transforma en un acuario mi panorama, cuando mis oídos sienten como agujas los chirridos de las cigarras, cuando mi nariz no deja de percibir un nauseabundo olor fantasma y la adrenalina corre desmedidamente por todo mi sistema, llevándome a un ataque de pánico. Lo único que advierto, es a Jesucristo en la cruz. Y dentro de mi musito: Señor tú conoces mis dolores…tu sufriste la peor de las muertes por mí, tu sangre me lavara, tu sacrificio redimirá mi alma, tu resurrección me dará vida eterna…