Carta a mi familia y amigos

Edgar Luzuriaga


Carta


Carta a mi familia y amigos.

Queridos hermanos y amigos , hace ya casi un año que escribí mi último texto.  Sin embargo, me gustaría borrar de mi subconsciente, todos aquellos párrafos que redacté – aunque, con mi memoria endeble por estos días; no me será difícil- simplemente, porque todo lo que proyecté en las palabras en aquellos tiempos, eran atisbos de una mente enferma; todo lo que elaboré, no eran más que apologías a: filosofías, doctrinas ,  sistemas humanos, drogas y toda su parafernalia, rebeldía, oscurantismo y esoterismo… en fin, lo secular y cabalístico, influía en mis pensamientos. Recuerdo que mis  narraciones estaban llenas de cláusulas y glosas, de naturaleza ambigua,  barroca y petulante. Me dejé aprisionar   del pensamiento humano; y con cada libro, crecía mí desmesurado apasionamiento  por escritores; que al final no son más que simples personas.( Claro , también leí  libros muy buenos ; pero con ciertas narrativas hay que ser filtro y no esponja ) Empecé a delirar con la rebeldía, egocentrismo y hostilidad de aquellos autores. La verdad, que cuando uno va por la vida sin Dios; la vileza utiliza cualquier medio, para alienar la mente humana. Y cuando hablo de cualquier medio, me  refiero al: cine, música, media , literatura…

Nunca pensé,  que esta noche me iba a sentar a escribir estas líneas. Aun me siento, frágil y enfermo,  en mi cuerpo y en mi psiquis. Pero, antes de empezar esta carta; hice una oración para encontrar fortaleza. Sobre todo, porque escribir es una actividad mental, superior a la de leer. Como diría Gabo : “El acto de escribir es un trabajo de carpintería”. Y con mi cerebro herido, me cuesta mucho hilvanar ideas: porque los pensamientos son lejanos e ingrávidos, el mismo hecho de reflexionar es complicado y doloroso. Literalmente duele la cabeza, los oídos y el estómago es un horno constante. Pero bueno, yo mismo me envié al patíbulo; yo he sido mi peor enemigo. Pensar que Dios nos ha diseñado de forma perfecta; nos regaló habilidades y talentos y nuestro cuerpo es una maquina extraordinaria. Alguien dijo alguna vez: el cerebro humano y el universo, son las dos cosas más sorprendentes que ha creado Dios. Pero, nosotros ignoramos la benignidad del Creador, creemos que todo se nos ha concedido por el azar, porque lo merecemos.     Lleva años y dedicación,  formar un ser humano integro, y tan solamente minutos, destruirlo todo. Como cantaba Silvio Rodríguez: Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida.

Sin embargo, en medio de mi dolor y tragedia; con mis sentidos distorsionados, donde todo se desdibuja y se torna defectuoso. Donde la muerte en cualquier momento, puedo venir y dar su estocada  final; he sentido la presencia y amor de Jesucristo. A pesar,  de estar desolado y cautivo en este laberinto de aflicción, puedo decir que la naturaleza de Dios se ha vigorizado en mí. Pues, está claro que en la fortaleza y Lozanía todos: citamos, argumentamos, discrepamos…acerca de Dios, pero; en la tribulación, realmente lo conocemos.

Hoy noche, desde la casa de mi abuelo, elevo mis oraciones al firmamento; aquel terciopelo negro, lleno de lentejuelas, que testifica la generosidad de nuestro Dios. Las cigarras anuncian la plenitud del verano y musicalizan, mi vigilia de  hoy. Aquí, en mi mesa de noche; mientras cavilo estos párrafos; observo   los dos  mejores regalos que he recibido en mi vida: son dos Biblias, la una me la dio hace muchos años Douglas Moore: un misionero con el que estudie las escrituras por seis meses. Tiene una dedicatoria que dice así: “Edgar, que Dios te bendiga en tu búsqueda por la verdad. Ha sido una bendición, poderte haber conocido “y la otra me la dio la  Silvi y su dedicatoria dice “Hermano, en este libro está el manual de tu andar en este mundo. Aquí encontraras las respuestas que necesitas a tus preguntas. Quizá yo y tu familia te fallemos, pero El jamás te fallara. Te amo mucho nañito” . Cada vez que leo sus ofrendas, me pongo a llorar y me cuestiono: ¿Edgar, que paso contigo? ¿Cómo llegaste hasta aquí? ¡Estas caminando por la cornisa!!Por orgulloso por imprudente! ¿Porque tantas dudas?... Y realmente era así, mientras estudiaba La Biblia  con Douglas y otro amigo que se llama Mark; siempre replicaba el evangelio con mis argumentos.

Ahora, caminando otra vez en el valle de sombras y como  es usual en mis últimos años: con la espada de Democles sobre mi cabeza, vuelvo a dirigir otra vez mis ojos  a la Palabra, y a pesar de toda mi confusión; cada Salmo, cada línea, cada versículo… fulgura mi oscuridad. Entonces digo: ¡Todo es verdad, todo esta tan claro…! y repito las palabras del discípulo suspicaz que dijo; Señor mío y Dios mío. No quiero volver esta misiva, una epístola teológica; porque no soy ejemplo de nada. Considero que hasta el momento, mi curso por esta vida ha sido un fracaso. Y no me refiero a la falta de éxito material o a la ausencia de  un idilio. Sino en haber desperdiciado las habilidades que Dios me dio. Ahora comprendo, que Dios nos equipa a cada quien con diferentes cualidades, para la servidumbre. Lo que pasa, que desde la niñez; la civilización nos impregna con valores que hacen énfasis en el narcisismo, egoísmo y orgullo. Todos queremos ser líderes, todos queremos  triunfar en los escenarios de candilejas, todos buscamos  reconocimiento, fama y éxito. Como decía Cs Lewis: el orgullo es el peor de los pecados. Y es la verdad: mi soberbia y vanidad me ha llevado hasta estos pasajes aciagos y sórdidos en mi vida. Porque yo me jactaba de mi seudo inteligencia, yo me creía el súper hombre que idealizaba Nietzsche, yo no necesita de Dios, yo me creía autosuficiente… hasta que Boom…! El golpe y la tragedia que casi me mata, y me hizo recordar: que solo soy un ser humano. Como escribe el salmista y nos evocaba nuestra fugacidad “Hazme saber, Jehová mi fin, y cuanta sea la medida de mis días. Sepa yo cuan frágil soy. He aquí, diste a mis días término corto. Y mi edad es como nada delante de ti. Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. “

La búsqueda de perennidad en este mundo  es absurda, como decía el escritor chileno Bolaño: “No se dan cuenta que algún día todo va terminar, el mismo sol se extinguirá: no se diga, el género humano y sus artíficos “Los que quieren prolongar el eco, de su paso por la tierra con el arte; también sucumbirán. Desde Shakespeare hasta el escritor más mediocre desaparecerán. Desde Mozart hasta el músico más discreto se perderán en el olvido. Todos los sistemas políticos, económicos, humanos colapsaran. Todos los imperios y empresas se desintegraran… Pero hay algo que permanecerá: Esa será la Palabra del Dios viviente.  Pero muchos, nos dejamos manipular por el ego: nos creemos indispensables, especiales, trascendentes… y la verdad es que, el cementerio está lleno de gente imprescindible. Pocos se ponen a pensar en la brevedad de la vida y nuestro paso efímero por este contexto, sin embargo; la única certeza en nuestro periplo por la tierra, es la muerte. ¿Cuántos de nosotros estamos preparados para la muerte? Quizá muy pocos.

La pregunta más tesa que se hace el ser humano en su búsqueda por la verdad es: ¿Porque el sufrimiento? ¿Si existe un Dios porque el sufrimiento? Yo realmente no lo sé. Algunos apologistas han escrito libros acerca de la aflicción, pero no tienen una respuesta categórica acerca del asunto. Yo simplemente creo, que el ser humano no puede saberlo todo; porque somos seres limitados. Nuestro cerebro no puede comprender y declarar, la magnificencia del universo y de Dios a plenitud. Como decía Pascal: “una unidad sumada al infinito no representa nada; como un simple mortal, al lado de Dios sempiterno, no significa nada”. Pero, a la vez, significamos mucho, en términos de amor no de erudición; porque de todas las cualidades en el hombre, el amor es la mayor de todas. Sin embargo, en nuestra mente quedan resonando,  los actos y hechos trágicos en la historia de la humanidad, y usualmente nos preguntamos: ¿Por qué mueren niños de hambre, de enfermedades, en guerras…? ¿Por qué los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres? ¿Por qué muere tanta gente inocente en  catástrofes naturales? Ahora mismo se me vienen a la cabeza, escenas terribles de la segunda guerra mundial: como aquella niña judía, que era conducida por los alemanes, en esas marchas extenuantes hacia los campos de concentración. Esos recorridos que aniquilaban a los prisioneros con hambre y frio. Pues, esa niña, mientras caminaba; advirtió un tarro de leche vacío en un árbol y rompió fila, para ver si quedaba algún resto. En ese instante un SS (guardia alemán) , la agarró del cuello  y la forzó a que se arrodillara. La muchacha permaneció así  petrificada, en tanto el SS cogió el rifle de sus hombros, para dispararle. La joven empezó a suplicar: ¡Piedad! ¡Piedad! Mientras alzaba sus brazos, quizá orando, quizá por la desesperación; sin embargo,  el SS le disparo sin compasión. Luego patio su cuerpo para sacarla del camino. Escenas macabras: como aquellas mujeres que fueron ultrajadas y su genitales cercenados, en los tiempos de la China comunista de Mao Zte tung. O aquellos poetas, cineastas, periodistas, intelectuales…que por discrepar con la filosofía de la Rusia Estalinista, fueron enviados a campos de trabajo forzado en Siberia, y ahí morirían de inanición. O aquellas personas, que el 11 de Septiembre, salieron de sus hogares a trabajar al World trade Center; sin saber que horas más tarde, tendrían  que decidir;  entre morir incinerados o lanzarse al vacío para terminar con su cuerpo reventado en el impávido cemento… En fin, la historia de la humanidad está llena de tragedias. Lo que puedo decir, con mi escaso conocimiento; es que muchas de las desgracias se deben  a nuestra naturaleza pecaminosa y la intervención del adversario, que para muchos no es más que una simple alegoría. Pero, para quien cree en Jesucristo; satán es más que una fantasía. 

Pero, en medio del infortunio y dolor;  también hay casos de resilencia y coraje,  donde claramente se advierte la intervención divina. Como el caso de Michael Hancey: quien tuvo una caída terrible en las montañas de New Jersey, y sufrió un daño cerebral considerable, que lo dejo siete meses en coma. Cuando despertó, los médicos consideraban, que por el resto de sus días; apenas existiría, con limitada locomoción motriz y una  actividad mental deficiente. Sin embargo, su familia y amigos nunca desistieron con sus oraciones. Después de un año; Michael empezaría hablar y en cinco años, empezaría a caminar; tan significativo seria su progreso, que decidió hacer los dos años de misión, que normalmente los jóvenes en su iglesia realizan; en condiciones normales. A pesar, de su dislexia y precariedad física, el eligió predicar a Jesucristo. Son estas historias las que realmente me motivan, no son los libros de autoayuda o las técnicas de respiración o meditación. Porque, los seres humanos además de espíritu, somos un envoltijo de carne y hueso: esto significa que somos frágiles y vulnerables. Para mí, la vida no es un espectáculo, un sainete de arlequines   o una sinopsis de bonanza; sino más bien una novela de drama; que va desde el regocijo hasta la odisea; y son los capítulos de dolor los que nos marcan y nos enseñan las mejores lecciones ; y realmente nos acercan a Dios.

Usualmente en las ciudades, nosotros advertimos por las calles y por la vida, los individuos ‘íntegros’ , exitosos y vigorosos . Nuestros destinos evitan los callejones sórdidos y los lugares miserables; donde se hacinan; los heridos, los mutilados, los enfermos, los solitarios… Nuestro ego, toda la vida va luchar contra nuestra posible  fragilidad y debilidad. Jamás se nos ocurría convertirnos en esos seres desdichados y olvidados. Es por eso, que siempre en condiciones precarias; se amonesta a la gente con arengas de autosuficiencia: usualmente se dice “Tú puedes”, “Tienes el poder” o “ never give up “. Pero , nunca se les musita : “ Mira , nosotros solos no podemos , necesitamos la ayuda de Dios “ , “ Admite tu debilidad , la sombra es parte de nuestra dualidad” … De ahí  , que  los supuestos arquetipos de éxito y triunfo en la civilización   ; no admiten debilidad , deterioro o degradación . No podríamos concebir a un leproso, como un verdadero héroe o celebre de una nación. Sino más bien, predomina el orgullo, el desaire y la gallardía en nuestros modelos, muchos decimos: ¡Que viva Simón Bolívar! ¡Qué valor del Eloy Alfaro! ¡Qué tenaz el coraje de Napoleón! ¡Qué cerebro el de Einstein! ¡Que astucia de Fidel Castro ¡Qué voz la de Frank Sinatra!... No admitimos, a los débiles. Los registros  de tanta gente humilde, que entrego su vida a servir y ayudar, son mezquinos: como el amor incondicional de la Madre Teresa, quien llevo las enseñanzas de Jesús del aforismo a la práctica. El evangelio tomó vida para ella  en las calles y tugurios; donde rescato  a dolientes y menospreciados. Alguna vez, ayudo a un hombre que yacía en una cloaca, el cual estaba lleno de gusanos y agonizando. Las hermanas de su congregación lo llevaron a  su centro de ayuda  y empezaron a limpiarle las  úlceras  y putrefacción. El hombre agradecido pronuncio estas palabras; “En la calle vivía como un animal, ahora voy a morir como un ángel”, luego expiró. Así es, esta mujer ayudó a miles de enfermos y leprosos en la India, porque para ella; todos estos apátridas e intocables eran Jesús disfrazado. Ella comentaba: si uno quiero advertir los ojos de Cristo, pues mire el semblante de un enfermo. Estoy de acuerdo, Jesús vino por los abatidos y oprimidos; cuantos ahora mismo están muriendo en el mundo de : hambre, lepra, violencia, racismo ,adicción… Muchos solitarios y sin familia quienes los asistan. Nadie  en la civilización    los conoce ni los evocará; son un simple número de la tragedia.   Pero, como dijo alguien: no importa si nadie nos recuerda en la tierra, no importa si nadie aparece en nuestro sepelio, no importa si padecemos en la soledad de una prisión, o en el frio de una calle o en  la angustia de un sanatorio   … pero si morimos en Cristo, seremos primera plana en el cielo.  Así es hermanos y amigos, nuestros ojos deberían estar  puestos en el confín de la eternidad.

Con respecto a mis aflicciones y tribulaciones,   yo me declaro culpable de mis miserias. Mucha gente me dice que lea el libro de Job, y lo he hecho. A pesar de no tener mis sentidos calibrados y la constante niebla en mis abstracciones; reviso una y otra vez este maravilloso pasaje acerca del sufrimiento. La diferencia entre Job y yo; es que él fue hombre justo, y  yo el peor de los miserables: he sido un egoísta, adicto, ladrón, mentiroso, irrespetuoso, presuntuoso… Tarde o temprano iba a terminar mal – la cárcel, el hospital, el sanatorio o el cementerio – eran mi porvenir. Si hubiera muerto aquella noche fatídica de mi sobredosis, no sé dónde estaría, o quizá si lo sé: pero me da miedo decirlo. Pero seguro, estaría muy, pero muy lejos de Dios. El dolor que siento ahora, seria insignificante; ante el tormento que me esperaba. Sin embargo, Dios me salvó de morir. Recuerdo que en medio del caos, la adrenalina y alucinación; empecé a rezar el padre nuestro, y evoqué una y otra vez el nombre de nuestro señor Jesucristo. Sin duda, eso fue lo que me salvo; estoy seguro. Además, Dios ya me ha salvado más de una vez: dos choques, tantas intoxicaciones, peleas… No! Si mi vida ha sido una vorágine total. Que me costaba ser obediente! Que me costaba ser respetuoso! … A más del dolor  que les he ocasionado a mis padres, hermanos y gente que me ama. Como dijo el hijo prodigo: Padre he pecado contra ti y contra el cielo. En estos meses de tanto pánico y dolor; más que hacerme reflexionar, me han llevado al límite. Y el verdadero ser que tenemos, emerge en las peores circunstancias. Como aquella historia, de los  tres soldados americanos, que se quedaron atrapados en medio del mar, en un pequeño bote inflable; luego que su avión colapsara al océano. Transcurrieron más de cuarenta días; sin agua, comida y acechados por tiburones. Se acercaba su sentencia de muerte, allí morirían de sed y hambre, olvidados y devorados por los escualos. Los tres no eran creyentes, sin embargo; el más díscolo de todos un tal Luis Zamperini ; alzo su mirada al firmamento y dijo : Dios si en verdad existes y me salvas de morir ; yo dedicare el resto de mis días a  alabarte . Justo en ese momento, empezó a llover y días más tarde la corriente los llevaría a tierra firme.  Claro, luego serían capturados por los japoneses … pero esa es otra historia,  al final Luis Zamperini cumpliría su  promesa. Como digo, en la bonanza es muy fácil ser creyente o ateo. Pero, en la tragedia; ahí nos damos cuenta de  que dependemos de Dios!  Como el pámpano a la vid.

Cuando leía la Biblia con denuedo intelectual, no entendía el mensaje. Era como tener un velo, y mis dudas proliferaban. Y argumentaba ¿Porque el sacrifico de Jesucristo? ¿Porque hay divergencias en los cuatro evangelios? ¿Acaso la historia de Jesús fue una invención? ¿Porque hacen énfasis en la resurrección?... Ahora, en medio del foso con mis aflicciones; tal cual estuvo Daniel entre leones, yo clamo  por misericordia a mi Señor. Ahora, que soy menos que una bestia del campo, que revuelco en el lodo y ceniza; busco  desde mí desgracia, la presencia de Dios. Ahora es diferente,  cada vez que leo los pasajes del Galileo; entiendo al leproso, al paralitico, al endemoniado, al sordo, al mudo… Que suplicaban a Jesucristo por sanación.   Ahora, cada Salmo toma vida, cada verso es una promesa, cada oración es sincera y profunda. Ahora se realmente porque vinimos  al mundo   Sí, porque en tales circunstancias; yo que he leído un poco, no concibo evocar a un inerme buda, cuya clave en la vida es la aversión al sufrimiento. Ni siquiera se me cruza por mis pensamientos, todos los filósofos y sus presunciones de la vida. Los poetas, intelectuales, escritores, científicos… no son más que  simples humanos, con perspectivas erróneas  y limitadas. Lo más real,  sustancial y vital en mis días de agonía; es Jesucristo. Ahora con mi cerebro herido y mis neuronas tratándose de regenerar,  cuando mis lágrimas trastocan mi contexto, cuando mi balance transforma en un acuario mi panorama, cuando mis oídos sienten como agujas los chirridos de las cigarras, cuando mi nariz no deja de percibir un nauseabundo olor fantasma y la adrenalina corre desmedidamente por todo mi sistema, llevándome a un ataque de pánico. Lo único que advierto, es a Jesucristo en la cruz. Y dentro de mi musito: Señor tú conoces mis dolores…tu sufriste la peor de las muertes por mí, tu sangre me lavara, tu sacrificio redimirá mi alma, tu resurrección me dará vida eterna…

Con todo este contexto, quiero pedir perdón a mis hermanos y amigos; por todos mis desaciertos. A mi familia, quiero extender mi amor incondicional y agradecer por toda la paciencia y cariño en estos años. A  las personas que vitupere e incite a los vicios, quiero decirle cuanto lo siento. Me gustaría retroceder el tiempo, e iniciar otra vez mi historia; pero la vida no funciona así. Cuando aprendemos la lección, a veces es demasiado tarde. Lo único que puedo pedirles, a parte de su indulgencia; son oraciones  por mi alma. Si oraciones ¡Porque día  a día lucho con la carcoma que consume mi vida. A veces, inquiero  a Dios y le digo: ¡Dios porque enviaste a un ser tan malvado como yo a la tierra! ¡Porqué me cuesta adquirir un carácter recto y siempre me mantengo en el doble ánimo! ¡Dios mío,  cuál es tu propósito para mí!... A pesar de saber cuál es el camino a seguir, aun en mi naturaleza convive la abyección y vileza. Me siento sucio y avergonzado. Si ahora mismo me tocara presentar ante Dios, quisiera esconderme, porque no sería capaz  de mirarle a los ojos; mientras se proyectará  la película de mi vida. En tanto, me mostrara los registros de mis acciones ¡Que podrá decirle! … No sería capaz de advertir su semblante. La turbación y tristeza me invadirían, por el tiempo desperdiciado.

Esta carta que escribió, lo hago desde mi debilidad y prisión; que es mi cuerpo y espíritu  endeble. Todos los días pido fortaleza a mi Dios, para soportar esta tormenta. Yo me equivoqué y tengo que pagar mis transgresiones.  Lo importante para mí ahora,  es no quedar fuera del rescate que Jesús ofreció por mí. El adversario me ha tenido cautivo por largo tiempo  y quizá ahora ríe a carcajada abierta por mi desgracia. Pero, si me mantengo firme y con fe, estaré  con mi Salvador.    Familia y amigos, el único consejo que les puedo dar; es que entreguen sus vidas a Jesucristo ahora. Porque como dicen las escrituras: el tiempo de salvación es ahora, no mañana. La muerte es la única certeza en esta vida, y nos puede sorprender en cualquier momento. Y yo les pregunto; ¿Estamos preparados para la muerte? ¿Cómo nos presentaríamos ante Dios ahora mismo? Les invito a que oren después de leer este texto y yo también lo hare por ustedes… Ya que  como dijo Jesucristo: De que le sirve al hombre ganar el mundo, si pierda su alma,

 

 


Publicado el 14 de agosto de 2019 por usuario no registrado.
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