Enviar a Pocketbook «El Pequeño Escribiente Florentino», de Edmundo de Amicis

Cuento


Enviar gratis a un dispositivo Pocketbook el libro «El Pequeño Escribiente Florentino» de Edmundo de Amicis en formato ePub.

Este ebook gratuito del libro de Edmundo de Amicis «El Pequeño Escribiente Florentino» en formato ePub se enviará de forma inalámbrica a un dispositivo Pocketbook. El libro estará disponible automáticamente tras la sincronización del dispositivo.

Este texto está etiquetado como Cuento.

Volver


  Cuento.
7 págs. / 13 minutos / 130 KB.
10 de junio de 2016.


Fragmento de El Pequeño Escribiente Florentino

y lo tenía clavado allí, detrás de su hijo. De repente dió Julio un grito agudísimo: dos brazos convulsos le habían cogido la cabeza. “¡Oh, padre mío, perdóname!”, gritó, reconociendo a su padre llorando. “¡Perdóname tú a mí—respondió el padre sollozando y cubriendo su frente de besos—. Lo he comprendido todo, todo lo sé; yo soy quien te pide perdón, santa criatura mía. ¡Ven, ven conmigo!”. Y le empujó, más bien que lo llevó, a la cama de su madre, despierta, y arrojándolo entre sus brazos, le dijo: “¡Besa a nuestro hijo, a este ángel, que desde hace tres meses no duerme y trabaja por mí, y yo he contristado su corazón mientras él nos ganaba el pan!”. La madre lo recogió y apretó contra su pecho, sin poder articular una palabra, y después dijo: “A dormir en seguida, hijo mío; ve a dormir y a descansar. ¡Llévalo a la cama...!”. El padre lo cogió en brazos, lo llevó a su cuarto, lo metió en la cama, siempre jadeante y acariciándolo, y le arregló las almohadas y la colcha. “Gracias, padre—repetía el hijo—, gracias; pero ahora vete tú a la cama; ya estoy contento; vete a la cama, papá”. Pero su padre quería verlo dormido, y sentado a la cabecera de su cama, le tomó la mano y dijo: “¡Duerme, duerme, hijo mío!”. Y Julio, rendido, se durmió por fin, y durmió muchas horas, gozando por primera vez, después de muchos meses, de un sueño tranquilo, alegrado por rientes ensueños; y cuando abrió los ojos, después de un rato de alumbrar ya el sol, sintió primero y vió después cerca de su pecho, apoyada sobre la orilla de la cama, la blanca cabeza de su padre, que había pasado así la noche y dormía aún, con la frente inclinada al lado de su corazón.


Libros más populares de Edmundo de Amicis