No hay más información sobre el texto «Mary Barton».
No hay más información sobre el texto «Mary Barton».
Y, cuando llegó el día del funeral, la señora Davenport fue pulcramente vestida de negro, lo que fue un consuelo ante tanto dolor.
Barton y Wilson la acompañaron con sus dos hijos mayores detrás del ataúd. Fue un funeral a pie muy sencillo, sin nada que ofendiera los sentimientos de nadie; y, en mi opinión, mucho más acorde con su objeto que los espléndidos coches fúnebres y las plumas que forman la grotesca pompa funeraria de las personas respetables. Nada de «arrastrar los huesos sobre los adoquines» como en el funeral del pobre. Lo acompañó decente y silenciosamente hasta la tumba alguien decidido a soportar con humildad aquella aflicción por su causa. El único indicio de pobreza en el entierro concernía a los vivos y alegres más que a los muertos y pesarosos. Cuando llegaron al cementerio, se detuvieron ante una hermosa lápida; en realidad un remedo de madera de las piedras respetables que adornaban el camposanto. Se alzaba en pocos minutos y debajo estaba la fosa en que se amontonaban los cadáveres de los pobres hasta medio metro de la superficie: cuando se allanaba el terreno, la lápida de madera cumplía su función temporal junto a otra tumba. Aunque poco les importó a quienes iban a enterrar al muerto.
483 págs. / 14 horas, 6 minutos.
273 visitas.
Publicado el 16 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Mary Barton» es necesario identificarse en textos.info.
15 libros publicados.