No hay más información sobre el texto «Ardid de Guerra».
Este texto forma parte del libro «Cuentos del Terruño».
No hay más información sobre el texto «Ardid de Guerra».
Este texto forma parte del libro «Cuentos del Terruño».
Leer en línea «Ardid de Guerra»
Descargar PDF «Ardid de Guerra»
Descargar ePub «Ardid de Guerra»
Descargar Kindle «Ardid de Guerra»
Edición dislexia «Ardid de Guerra»
Enviar a Kindle «Ardid de Guerra»
Enviar a Pocketbook «Ardid de Guerra»
Regalar ebook «Ardid de Guerra»
Edición física «Ardid de Guerra»
Denunciar libro «Ardid de Guerra»
Dentro de sus gruesas paredes guardaba el pazo a una mujer —elemento patético en la fratricida contienda—, la viuda de Landrey Losada, la madre de ambos contendientes. Desde el primer inidicio de la desavenencia entre los hermanos, la señora, negándose a vivir en la ciudad con ninguno de ellos, se había retirado allí, al antiguo solar; cada vez que Julián o Jacinto venían a Eiguirey para manipular la elección, pretendían saludar a su madre, y ella se negaba a recibirlos, «a no ser que fuesen juntos». Al pasar ante el caserón, las comadres de la parroquia proferían exclamaciones de lástima, con el enfático tono que adopta la gente de aldea para comentar las desdichas del señorío.
—¡Vaya una compasión!
—¡A nadie le falta su cruz, Asús, Asús nos valga!
Y tal vez una comadre, dándola de escéptica, formulaba su voto particular:
—Callade, parvas de vosotras... ¡Quién se viera en el pellejo de la señora, diaño! ¡Mi vida como la suya! ¡La mesa muy bien puesta mañana y tarde, ella muy bien descansada, con sus criadas para la descalzaren! ¡Desdichadiñas nosotras, que andamos al sol y a la friaje para nos ganar el no morir!
4 págs. / 8 minutos.
138 visitas.
Publicado el 14 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Ardid de Guerra» es necesario identificarse en textos.info.
607 libros publicados.