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—¿Según eso —murmuró— Rabí Jesús es amado por la multitud? ¿Y en eso ves tú, oh Silas, un riesgo para César y para la excelsa Roma? ¿Acaso aquí, entre vosotros no se presentan a cada instante excitadores de multitudes, profetas y nuncios de buenas nuevas, como Juan, el comedor de langostas y de miel silvestre, cuya cabeza fue truncada? Siempre estáis en fermentación. Sois un mosto impaciente que rompe los aros del tonel y se desborda.
—Por lo mismo —replicó Silas—, te prevengo contra una amenaza constante.
¿Nada te dice ese modo de ser de nuestra gente? ¿No ves los sucesos que se avecinan? Ayer fue Juan; hoy, Jesús de Nazaret. Más temible me parece éste que el otro.
—He oído decir —interrumpió Pilatos— que es dulce y bueno ese hombre a quien tanto odiáis los de la Sinagoga.
—¡Ah! —exclamó con vehemencia Silas—. ¡En eso está la fuerza que posee! En su habla, que va como flecha a los corazones; en su vivir puro y penitente, en su inalterable misericordia. A todos habla amoroso; no desdeña el trato de publicanos y pecadores, y jamás piensa en vengar ofensa alguna. Un corderillo de Salaad sería más fiero.
4 págs. / 8 minutos.
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Publicado el 18 de marzo de 2021 por Edu Robsy.
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