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Este texto, publicado en 1879, está etiquetado como Novela.
Novela.
198 págs. / 5 horas, 46 minutos / 596 KB.
13 de septiembre de 2018.
Poco a poco, conforme corría el tiempo y penetraba yo en la comunión escolar, empecé a percibir que iba acordándome menos y con menor cariño de mi aldea, a la vez que me convencía de la posibilidad de ser estudiante sin abrir los libros, que, sosegados, inofensivos y bonachones, dormían el sueño del justo en el cajón de la mesilla de pino, mueble el más lucido de mi palacio. Fuime acostumbrando a estudiar en el año obra de un mes, distribuido de esta suerte: quince días a principio de curso y quince a fin. Los quince primeros eran los que tardaban en borrarse de mi ánimo y oído el eco de las no muy blandas razones con que mi padre me exhortaba a aplicarme para llegar a ser hombre de provecho, y de las prolijas súplicas de mi madre, encaminadas a que me zampase todo el saber humano, siempre que pudiese digerirlo sin detrimento de la salud. Los quince últimos eran los que precedían al terrible trance de los exámenes. En aquel período se desplegaba la concienzuda actividad con que los gallegos ponemos en planta lo que se conoce por trasacuerdo. Allí el intelecto se prensaba y apretaba, y la memoria se estiraba, almacenando en ella a escape especies e ideas, como los viajeros descuidados amontonan a última hora ropa en los baúles. Allí era el tomarse las lecciones unos a otros, incrustándolas en la retentiva hasta poder repetirlas como papagayos. Allí el sudar, el maldecir de la larga holganza, el proponer mayor asiduidad para otro curso, el comer poco, el dormir menos, el soñar alto, el consultar el rostro del profesor como un barómetro, por si a dicha revela hallarse de buen talante y estar propicio y dispuesto a consentir que pasen carros y carretas por el estrecho sendero del saber; allí las recomendaciones sin número, las intriguillas sin cuento, las influencias suaves y eficaces, y por último, hasta las respuestas de antemano escritas con lápiz en el blanco puño de la camisa del examinando... Tras de angustioso purgatorio, vislumbrábamos el paraíso de las vacaciones.