Libro gratis: Prometeo Encadenado
de Esquilo


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Teatro, Tragedia, Tragedia griega


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Prometeo Encadenado

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Edición física


Fragmento de «Prometeo Encadenado»

CORO.

ANTÍSTROFA 2.a Tú siempre intransigente y sin ceder jamás en duro trance. Tu lenguaje es osado en demasía. Mas penetrante horror hiende mi entraña, que temo por tu suerte, y me pregunto hasta qué puerto has de arribar un día para ver el final de tu desgracia. Porque es inaccesible, inexorable el corazón del Crónida y su genio.

PROMETEO. Sé que es duro, y que tiene la Justicia en sus manos, pero pienso que ha de mostrarse bondadoso, cuando sufra ese golpe un día. Entonces calmará su ira indomable.

CORIFEO. Dígnate contestar nuestra pregunta. ¿Por qué delito Zeus te ha aprisionado y te atormenta de este modo infame? Cuéntanos esa historia, si el hacerlo no ha de causarte menoscabo alguno.

PROMETEO. Para mí es doloroso hablarte de ello mas también doloroso me es callarlo. De cualquier forma, hacerlo me es muy duro. Tan pronto hubo estallado entre los dioses el rencor y reinaba la discordia, los unos deseando echar a Crono de su solio y los otros se oponían a que reinara Zeus entre los dioses, yo quise convencer a los Titanes, los vástagos del Cielo y de la Tierra, con mi mejor consejo. Mas no pude. Y, desdeñando mi ingeniosa maña, en su duro talante, por la fuerza esperaban alzarse con la palma y sin dificultades. Gaya y Temis, mi madre (un ser que tiene muchos nombres) me había ya predicho de qué modo —y no solo una vez— iba a cumplirse el futuro: que no era por la fuerza ni con artes violentas; que la astucia era la sola forma de victoria. Pese a mi explicación, a mis razones, ni siquiera accedieron a mirarme. Estando, pues, las cosas de esta guisa, me pareció que era el mejor remedio a mi madre tomar como aliada y unirme, en actitud bien decidida, a las filas de Zeus, que iba a acogerme. Gracias a mis consejos, el abismo tenebroso del Tártaro hoy oculta al viejo Crono con sus aliados. Y el servicio que un día le prestara con terrible castigo me ha pagado hoy el rey de los dioses del Olimpo. Tal es la servidumbre del tirano: no fiarse jamás de sus amigos. Bien, pues, vuestra pregunta, por qué causa me está ultrajando, paso a contestaros. Cuando el trono del padre hubo ocupado, repartió entre los dioses sus prebendas, a cada cual lo suyo, organizando su imperio así. Mas de los pobres hombres en nada se ocupaba, pues quería aniquilar toda la raza humana y crear una nueva. A estos deseos nadie supo oponerse; yo tan solo tuve el valor de hacerlo, así salvando a los hombres de verse destruidos y de bajar al Hades. Y por ello me veo sometido a estas injurias que si causan dolor al soportarlas provocan compasión al contemplarlas. Y yo que me ablandé por los mortales compasión no logré para mí mismo. Y ahora me somete a este tormento, para Zeus espectáculo infamante.


27 págs. / 47 minutos.
1.721 visitas.
Publicado el 4 de marzo de 2018 por Edu Robsy.


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