Una de las pocas narraciones del autor que no está escrita en tercera persona. El protagonista, Horacio, colecciona muñecas de gran tamaño en su casa y su placer reside en que otros preparen con ellas escenas, con acompañamiento de música de piano. Un voyeur en toda regla con parafilias y manías diversas.
En la mañana que siguió al enojo, Horacio se reconcilió con las dos.
Los malos pensamientos le llegaban con la noche y se le iban en la
mañana. Como de costumbre, los tres se pasearon por el jardín. Horacio y
María llevaban a Hortensia abrazada; y ella, con un vestido largo —para
que no se supiera que era una mujer sin pasos—, parecía una enferma
querida. (Sin embargo, la gente de los alrededores había hecho una
leyenda en la cual acusaban al matrimonio de haber dejado morir a una
hermana de María para quedarse con su dinero; entonces habían decidido
expiar su falta haciendo vivir con ellos a una muñeca que, siendo igual a
la difunta, les recordara a cada instante el delito.
Después de una temporada de felicidad, en la que María preparaba
sorpresas con Hortensia y Horacio se apresuraba a apuntarlas en el
cuaderno, apareció la noche de la segunda exposición y el presagio de la
muerte de María. Horacio atinó a comprarle a su mujer muchos vestidos
de tela fuerte —esos recuerdos de María debían durar mucho tiempo— y le
pedía que se los probara a Hortensia. María estaba muy contenta y
Horacio fingía estarlo, cuando se le ocurrió dar una cena —la idea
partió, disimuladamente, de Horacio— a sus amigos más íntimos.
60 págs. / 1 hora, 46 minutos.
12 visitas.
Publicado el 17 de febrero de 2025 por Edu Robsy.
Valoraciones
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Las Hortensias» es necesario identificarse en textos.info.