Este ebook gratuito del libro de Fernán Caballero «La Farisea» en formato ePub es perfecto para ser leído en un lector de ebooks o en tablets y smartphones con las apps adecuadas. ePub es un formato abierto, compacto y compatible, por lo que es el que se recomienda desde textos.info a todos los lectores.
Este texto está etiquetado como Novela.
Novela.
75 págs. / 2 horas, 12 minutos / 200 KB.
17 de septiembre de 2016.
Solo en una cosa se había descuidado el buen padre; tocado de la politicomanía que hoy aqueja a los hombres en toda Europa, y acostumbrado a saborear diariamente la dosis de bilis que le administran los periódicos todas las mañanas después de tomar chocolate (¡y criticamos que los chinos tomen sus dosis de opio, menos ofensivo!), no había tenido la precaución de hacer poner en su puerta un buzón para recibir los diarios y demás papeles, y consentía que se los introdujesen por debajo de la misma puerta los repartidores. Por este portillo inadvertido, siempre abierto y franco en nuestras casas, reciben aun los más acérrimos defensores del sistema prohibitivo y proteccionista todas las malas drogas que expenden los librecambistas de las ideas, y por el suyo se infiltró en el hogar pacífico e incontaminado del pobre padre, en forma de entrega de una publicación recreativa… (tentaciones tengo de nombrarla, denunciándola a la execración y a la justa cólera de los hombres decentes y sensatos, enemigos de soeces bufonadas), una funesta ponzoña que hasta hoy está produciendo en aquella familia terribles estragos. La mano en mal hora oficiosa de una doncella llevó la bien vestida y elegante entrega al velador de la desapercibida señorita. Con el halago de la hermosa impresión y del arrasado papel, máscara aristocrática de un ser plebeyo, empezó la niña a hojear aquel impreso. Debo suponer que tardó mucho en entrever el significado de los inmundos epigramas que devoraba engolosinada por el encanto de un ritmo juguetón y sonoro, y seducida por la voz secreta del Mefistófeles que lleva siempre a su lado toda Margarita. Pero debo suponer también que alguna criada con mal entendida generosidad se atrevió a descifrarle lo que ella no hacía más que presentir. ¡El caso es que la pobre víctima de tan villana sorpresa, de tan criminal alentado, comenzó a recatarse de su padre para entregarse a aquella lectura, y que gracias a esta ha perdido la fe, en la benéfica vigilancia del autor de sus días, la alegría de su carácter, el arrebol de sus mejillas, la inocencia de su alma!