No hay más información sobre el texto «La Casa Muerta».
No hay más información sobre el texto «La Casa Muerta».
Edición física «La Casa Muerta»
Ya dije que en el barracón casi todos tenían alguna ocupación. A excepción de los jugadores, había cinco reclusos que no hacían nada; se acostaban enseguida. Mi sitio en el camastro estaba junto a la puerta. Al otro lado del camastro, dando con mi cabeza, estaba Akim Akímich. Hasta las diez o las once, él trabajaba pegando las piezas multicolores de un farolillo chino que le habían encargado en la ciudad, a un precio bastante bueno. Era un maestro haciendo farolillos, trabajaba metódicamente, sin interrupción; cuando acababa el trabajo, lo recogía todo con cuidado, extendía su jergón, rezaba y se acostaba decentemente en su catre. Por lo visto, la decencia y el orden alcanzaban en él la más minuciosa pedantería; evidentemente, se debía considerar un hombre de extraordinaria inteligencia, como sucede en general con la gente torpe y de cortos alcances. No me gustó desde el principio, aunque recuerdo que aquel primer día pensé mucho en él y me asombré de que semejante individuo, en vez de triunfar en la vida, hubiese ido a parar a un penal. Más adelante tendré más de una ocasión de hablar de Akim Akímich.
393 págs. / 11 horas, 29 minutos.
148 visitas.
Publicado el 30 de marzo de 2018 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «La Casa Muerta» es necesario identificarse en textos.info.
20 libros publicados.