Como muchas de las historias de Dostoyevski, Noches blancas está contada en primera persona por un narrador sin nombre. El narrador es un joven residente en San Petersburgo que sufre de soledad. Conoce a una joven y se enamora de ella, pero el amor no es correspondido porque la mujer extraña a su amante, con quien finalmente se reencuentra.
El protagonista es el arquetipo del joven soñador y solitario e imagina constantemente su vejez solitaria. Durante uno de sus largos y cotidianos paseos por las calles de San Petersburgo se encuentra con una joven, Nástenka (diminutivo de Anastasia). Hasta entonces, éste nunca había hablado con mujeres y mucho menos se había enamorado, pero hay algo de ella que le hechiza. El relato está estructurado durante cuatro noches y una mañana.
En Rusia ocurre un fenómeno natural durante el solsticio de verano en las áreas de latitud alta (como es el caso de San Petersburgo), en el cual las puestas de sol son tardías y los amaneceres más tempranos. Como consecuencia de esto, la oscuridad nunca es completa. Este fenómeno natural es conocido popularmente con el nombre de "noches blancas".
Además se muestra un instante fugaz, en el cual el protagonista a lo largo de estas noches cree haber encontrado por fin el alivio tan esperado a su soledad, lo cual después de la última noche se convierte en un triste amanecer con la culminación de su ilusión.
"¡Un pacto! Habla, dime, cuéntamelo todo de antemano; estoy de
acuerdo con todo, estoy dispuesto a todo", grité encantado. "Respondo
por mí mismo, seré obediente, respetuoso. . . me conoces...."
"Precisamente porque te conozco te pido que vengas mañana", dijo la
chica, riendo. "Te conozco perfectamente. Pero ten en cuenta que vendrás
con la condición, en primer lugar (sólo sé buena, haz lo que te pido;
ya ves, hablo con franqueza), de que no te enamorarás de mí.... Eso es
imposible, se lo aseguro. Estoy dispuesto a la amistad; aquí está mi
mano.... Pero no debes enamorarte de mí, te lo ruego".
"Lo juro", grité, agarrando su mano....
"Calla, no jures, sé que estás a punto de estallar como la pólvora.
No pienses mal de mí por decirlo. Si supieras.... . Yo tampoco tengo a
nadie a quien decirle una palabra, a quien pedirle consejo. Por
supuesto, uno no busca un consejero en la calle; pero tú eres una
excepción. Te conozco como si fuéramos amigos desde hace veinte años... .
. No me engañará, ¿verdad?..."
59 págs. / 1 hora, 43 minutos.
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Publicado el 17 de mayo de 2016 por Edu Robsy.
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