Enviar a Kindle «Discurso de Todos los Diablos», de Francisco de Quevedo y Villegas

Cuento


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  Cuento.
52 págs. / 1 hora, 31 minutos / 266 KB.
14 de mayo de 2018.


Fragmento de Discurso de Todos los Diablos

Gran revolución se vía en una sima muy honda de alma y diablos. Paróse la visita a entender lo que era; no se vio tal cosa jamás. Estaban atormentándose unos presumidos y otros vengativos y algunos envidiosos: «si yo volviera a nacer; si yo volviera a la vida; si muriera de dos veces». Los demonios estaban tan enfadados de oírlo, que les decían: «Ladrones, embusteros, infames, que estáis quebrándonos las cabezas con si volviérades a nacer —si volviérades a nacer mil veces, cada vez tornárades a morir peor, y a palos no os podremos echar de aquí. Mas para que se vea quién sois, ya tenemos orden para que volváis a nacer. Ea, picaños, alto a nacer, alto a nacer». Cosa extraña, que los malditos que tanto lo blasonaban, así como oyeron decir alto a nacer se consumieron, y afligidos y tristes se sepultaron en un silencio medroso. Uno dellos, que parecía más entendido, con mucho espacio, suspenso de cejas empezó a decir: «Si me han de engendrar bastardo —hay pecado y concierto y paga y alcahueta y tercera parte como casa. Si he de ser de legítimo matrimonio —ha de haber casamentero y mentiras y dote, que son epítetos, y no dos cosas. Yo he de estar aposentado en unos riñones, y dellos, con más vergüenza que gusto, diciendo que se hagan allá a los orines, he de ir a ser vecino de la necesaria; nueve meses he de alimentarme del asco de los meses, y la regla, que es la fregona de las mujeres, que vacía sus inmundicias, será mi despensera; andaré revuelto en la sábana de la posada como quien da madrugón; lloraré porque nací, viviré sin saber qué es vida, empezaré a morir sin saber qué es muerte, envolveráme la comadre en mantillas, que me la jurarán de mortaja; enjugaré los pechos de un ama. Aquí entra lo de tener la leche en los labios; pónenme en una cuna; si lloro llaman el coco, si duermo me cantan


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