Personas
GRAJAL, moza de la venta
UN MOZO DE MULAS
CORNEJA
VENTERO
UNA MUJER
UN ESTUDIANTE
GUEVARA Y SU COMPAÑÍA
MÚSICOS QUE CANTAN
La Venta
Sale CORNEJA, vejete, con un rosario, y canta dentro GRAJAL.
CORNEJA
Mas líbranos del mal, amén, Jesús.
Canta GRAJAL.
GRAJAL
Es ventero Corneja.
Todos se guarden,
que hasta el nombre le tiene
de malas aves.
¿Qué harán las ollas,
donde las lechuzas
pasan por pollas?
CORNEJA
Linda letra me canta mi criada.
No sé cómo la sufro, ¡vive Cristo!
Ella se baila toda cada día,
y siempre está cantando estos motetes,
y sisa, y es traviesa y habladora.
Moza de venta no ha de ser canora.
¡Grajal!
GRAJAL
Dentro. Señor.
CORNEJA
¡El tono con que chilla!
Sale GRAJAL, cantando.
Quien temiere ratones,
venga a esta casa,
donde el huésped los guisa
como los caza.
Zape aquí, zape allí, zape allá,
que en la venta está,
que en la venta está.
CORNEJA
¡Válgante los demonios por cantora!
Ya que cantas de chanza,
¿es bueno el villancico en mi alabanza?
GRAJAL
Capítulo segundo, en que se trata
en cómo se responde en esta venta.
CORNEJA
¿Coronista te haces?
GRAJAL
Tenga cuenta.
Canta.
Dicen «señor huésped»,
responde el gato;
y en diciéndole «¡zape!»,
se va mi amo.
CORNEJA
¡Jesús, Jesús! ¡Qué cosa tan extraña,
que no es para mi punto lo que dice!
¿Has compuesto las camas?
¿Has echado en la olla lo que sabes?
GRAJAL
Y lo que sabe mal a quien lo come.
CORNEJA
No te pregunto nada; ve a barrer y regar.
GRAJAL
Ya lo he entendido:
tu mandas de contino
barrer las bolsas y regar el vino.
CORNEJA
¡Grajal!
GRAJAL
Temple la cholla;
que oyó Grajal, y respondió la olla.
Canta. Ventero murió mi padre,
Satanás se lo llevó,
porque no piense el infierno
que hubo solo un mal ladrón.
Vase GRAJAL.
CORNEJA
¡En malos potros de verdugo cantes!
Vuelve a salir GRAJAL.
GRAJAL
A ti te lo digo, padre;
óyelo tú, mi señor,
que a pura paja y cebada
piensas tu condenación.
Vase GRAJAL y sale un ESTUDIANTE.
ESTUDIANTE
Sea bendito
quién echó a cada cuba un taponcito.
CORNEJA
El señor bachiller no peca en berro.
ESTUDIANTE
Ni el señor licenciado Zape en perro.
CORNEJA
¿Oye, señor bribón? Menos parola.
Coma y calle, que yo así lo hago,
que le costará caro.
ESTUDIANTE
Si lo pago.
CORNEJA
¿Qué hay que contar de nuevo en el camino?
ESTUDIANTE
De nuevo solo cuentan vuestro vino.
CORNEJA
¡Qué mal fundada queja!
¿Había de dar a amigos cosa vieja?
ESTUDIANTE
¿Cómo está la veleta del guisado?
CORNEJA
¿Qué diablo o qué veleta?
ESTUDIANTE
Veleta llamo a aquesa monterilla,
y en su postura solo
conozco luego qué avechucho corre.
Estando encasquetada, corre oveja;
en estando de lado, corre cabra;
en estando abollada, corre gato;
en coronilla, como agora, corre
picaza o grajo para el mediodía
en borrasca de col o nabería.
CORNEJA
¡Oh, plega a Dios que otro discurso hagas
puesto en tierra de moros!
ESTUDIANTE
¿Eso pasa?
Yo vendré a discurrir a aquesta casa.
Vase.
CORNEJA
¡Grajal!
Sale GRAJAL.
GRAJAL
Señor
CORNEJA
Tanto ojo
con el tal licenciado,
porque hay estudiantillo
que se lleva un colchón en un bolsillo.
GRAJAL
No hay que temer, Corneja,
que hay en casa colchón que, en dos instantes,
pasa a chinche una escuadra de estudiantes.
CORNEJA
¿Diste a los arrieros y a los carros
de cenar?
GRAJAL
Ya encajé toda la historia;
comiendo están a tiento sabandijas.
CORNEJA
Cuéntame aquesa lucha.
GRAJAL
Oye la comezón.
CORNEJA
Empieza.
GRAJAL
Escucha.
Luego que por manteles,
les puse, con perdón, los arambeles
y la sal en un plato,
un cuchillo sin cabo, un pan mulato,
un jarro desbocado
tan sucio y sin adorno,
que pudo tener vino de retorno;
y en el vidrio volvióse
vinagre de la esponja,
«¿Es bueno?», preguntaron. Yo a lo monja
respondí, muy fruncida de apariencia:
«Por bueno se lo dan, en mi conciencia».
Sentáronse en arpón en un banquillo;
tocaron a colmillo;
arremangaron todos los bigotes
por no los enramar con almodrotes;
metiles la vianda;
templaron las quijadas los cuitados
para hacer consonancia a los bocados;
la mesa parecía matadura,
con tanta urraca y tanta desventura.
Hubo unos mazcadores de montante,
que, tirando a dos manos de un pedazo,
devanaban las tripas en oveja.
Hay comedor con pujo que se queja,
y, los puños cerrados,
oye crujir los dientes.
Otro, mascujador contemplativo,
con dedos clericales,
del cabritillo de diez y seis años,
harto de hacer las barbas en el hato,
a puros estirones se hizo chato.
Mas nada se compara con aquellos
a quien les cupo en suerte la morcilla,
pues cuando vieron entre el pan y el vino
por morcilla una bota de camino,
todos, con un Deo gracias, se abajaron
a olería, y con los dedos la tocaron.
«¿Esta es tripa o maleta?
—dijo un mozo bermejo—;
más parece baúl que no pellejo».
Metiéronle el cuchillo; aquí fue Troya,
que se dividió en ruedas
con algunas colores sospechosas.
«No entiendo esta morcilla», dijo el uno.
Otro, santiguador de los mondongos,
decía: «A cieno sabe. ¿Si es de estanque?»
Y dijo otro, con boca derrengada:
«Busquen su descendencia a la morcilla,
y darán con un mulo de reata,
que es menester saber de quién deciende,
de rocín o de oveja:
bástale ser morcilla de Corneja».
Y yo, como criada muy severa:
«¡Plugiera a Dios que de sus tripas fuera!»
CORNEJA
Cosas de gentecilla del camino,
y palabras ociosas,
de que hemos de dar cuenta.
Sale un MOZO de mulos con un jarro.
MOZO
¡Ah, señor prebendado de la venta!
Eche un azumbre.
CORNEJA
De dos mil amores.
Vase CORNEJA.
MOZO
¡Que lindo torbellino de mozona!
Tempestad de hermosura es esa cara.
No hay aguardar los rayos que acredita,
sin decir: «Santa Bárbara bendita».
Voto al cielo, que son arma vedada
tus ojos y que miras
buido y penetrante;
y en esta pobre vida que despachas,
me has clavado la vista hasta las cachas.
GRAJAL
Poca hazaña me cuenta
para destrozo de hermosura andante;
tarde llegó el pobrete:
no cabe un alma más en mi cabello,
y un mocito de muías,
que es gentilhombre al trote,
no es cosa competente
para este campanario de la gala,
y para este tallazo de lo caro,
que, con dos miraduras delincuentes,
paso a pestaña infinidad de gentes,
y no hay para alfileres
en cuatro eternidades de alquileres.
MOZO
Las muías les daré por matadores
a tus ojos, que en eso son dotores.
¡Muerto estoy!
GRAJAL
Pues no sepa
el huésped que está muerto, porque al punto,
si acaso nos escucha,
os venderá a los huéspedes por trucha.
Sale CORNEJA con el jarro.
CORNEJA
Ahí lleva una azumbre bien medida.
MOZO
Muy de profanáis veo
el zabuco del jarro y el meneo.
Vase el Mozo y sale el ESTUDIANTE.
ESTUDIANTE
En esta santa casa, Deo gracias,
las azumbres que bebo
son siempre azumbres sobre su palabra.
CORNEJA
No son.
ESTUDIANTE
¡Sí son!
CORNEJA
¡No son!
ESTUDIANTE
¡Sí son! Y acorte de razones,
que no ha de restañarme los sisones.
¿Por cuatro albondiguillas como nueces
me pide veinte cuartos,
y ayer hizo ocho días,
por cuatro albondigones como el puño,
me llevó tres cuartillos?
GRAJAL
Sí haría,
mas no se muere un asno cada día.
ESTUDIANTE
No se disimulaban,
que después de comidas rebuznaban.
Dentro.
[VOCES]: ¡Para, rucia rodada!
¿Que aun no quieres llegar a la posada?
Dentro.
Descuelga las guitarras,
el verdugado y caja de valonas.
Sale GUEVARA y toda su compañía.
CORNEJA
¡Qué linda bocanada de personas!
¡Oh, mi señor Guevara!
GUEVARA
¡Oh, señor huésped!
CORNEJA
¿Dónde lleva vuested la compañía?
GUEVARA
A representar vamos a Granada.
CORNEJA
Fiesta hemos de tener aquesta noche.
GRAJAL
Todos hemos de andar de venta en monte;
aguce vuesasted los bailarines.
GUEVARA
En cenando, mi reina.
GRAJAL
Seor Corneja,
al seor Guevara démosle la cena;
y será calidad, si se repara,
pues seremos ladrones de Guevara.
ESTUDIANTE
En esta pobre choza
todos somos hurtados sin Mendoza.
CORNEJA
¡Miente, miente el picaño!
ESTUDIANTE
¡Ladrón, protoladrón, archiladrillo
y tátara Pilatos,
casamentero infame
de estómagos y gatos!
CORNEJA
¡Infame, espera, calla!
ESTUDIANTE
Que quien no mata con morcilla rala,
menos me matará con una bala.
GUEVARA
Sean amigos.
GRAJAL
Acábese este ruido.
ESTUDIANTE
¿Sabe vuesa merced lo que he comido?
GUEVARA
Toquen esas guitarras.
GRAJAL
Acompañen cantando,
que yo los quietaré sola bailando
GUEVARA
¿Sola? Aquí estamos todos.
GRAJAL
Cuenta con los chapines y los codos.
Aquí cantan y bailan.
MÚSICOS
Todo se sabe, Lampuga;
que ha dado en chismoso el diablo,
y entre jayanes y marcas
nunca ha habido secretario.