Un punto que me parece muy importante, porque mucho me pregunté sobre eso en estos años de estudio, es sobre la evolución de la conciencia. ¿Qué es?, cambia o no cambia, porque si soy conciencia real,… la esencia, no puede evolucionar, ahora está claro: existe una conciencia en reposo y otra unida a la dualidad, esa es la respuesta y cuando llega el orden y la comprensión, encuentro serenidad.
Fragmento de «Inteligencia espiritual, aprendiendo a ser feliz con Ramón Gallegos»
Hago un recuento de lo andado de maestría
y doctorado, de mis años más conscientes, me doy cuenta del camino, he transitado
por el creyente, el buscador y he llegado al observador, he caminado por
todas las visiones, por muchos senderos…
cuanto tiempo y cuanto trabajo invertido para llegar a la meta final: “yo soy
la luz misma” …qué sencillo, me digo, es
como tener aquel “diamante en el bolsillo”, tan obvio y la vez tan oculto, que se encuentra en todo y siempre en el punto exquisito del
presente.
Sé que voy por buen camino, la felicidad y
paz me lo dicen, empieza a derrumbarse todo lo creado por la mente cuidado con
tanto celo por años, como atesorando el bien más preciado. Esto me ha permitido
romper, iniciar, tocar por momentos la libertad del Ser, una libertad que
alcanzo autoindagando, solamente en atención,
me observo, salgo de la dualidad… ¡qué maravillosa sensación!
Poco a poco, suavemente y sin sentir se ha establecido mi “presencia”, la conciencia
permanente, la observación en los detalles, la atención indispensable para
andar, el resultado ha sido claridad, a través de la paciencia y un trabajo de
humildad.