La inteligencia espiritual es conciencia de lo universal, conciencia de la humanidad y fraternidad entre todos los seres, capacidad de maravillarse del cosmos, sentido de lo místico, disponibilidad para escuchar y comprender a los demás. Es también la que nos permite ser felices, independientemente de las circunstancias, de si estas son favorables o desfavorables porque la fuente de la felicidad viene de adentro. Es la capacidad para conducir bien la propia vida, tomando el control y la responsabilidad de los pensamientos, sentimientos, acciones y valores, decidiendo la manera de responder a los eventos de la vida.
Fragmento de «Inteligencia espiritual de Ramón Gallegos»
Esta visión de la inteligencia concibió un modelo
educativo estandarizado, basado en la medición, la estadística y los
estándares, centrado en la memoria y en el pensamiento técnico académico.
Aunque este modelo educativo resulta todavía familiar en nuestros días, también podemos observar que existen propuestas
con una nueva concepción de la inteligencia y la educación.
El segundo momento del
desarrollo de la inteligencia se da durante los últimos 20 años del siglo XX, como una alternativa
a la visión uniforme de la inteligencia lógico-matemática se crea un proyecto
de trabajo en la Universidad de Harvard llamado Proyecto Zero, encabezado por
Howard Gardner, este grupo tiene como objetivo desarrollar una visión plural de
la inteligencia, lo que conocemos como “Teoría de las inteligencia múltiples”.
Esta teoría reconoce la existencia de múltiples facetas de la cognición,
diferentes potencialidades y diferentes estilos cognitivos en los seres
humanos; de esta forma, se reconocieron al menos ocho tipos de inteligencias
que reconocía la pluralidad de la cognición así como aspectos no cognitivos en
la inteligencia.