Con la terminación del doctorado, culminó también nuestro trabajo de tesis y cerramos con broche de oro el programa con la lectura de una trilogía de libros del Dr. Ramón Gallegos sobre inteligencia espiritual que continúan con la indagación del sí mismo, y el reconocimiento de la espiritualidad y la felicidad como nuestra verdadera identidad. Los libros son: “En Unidad con el Ser”, “La Conciencia Iluminada” y “El Néctar de la Felicidad”. No podía haber terminado mejor pues la lectura de estos libros son una invitación para reconocer lo que realmente somos, para no olvidarnos de nuestra verdadera naturaleza, descrita como Ser-Conciencia-Felicidad. A continuación se describe brevemente esta trilogía de inteligencia espiritual.
Para el Dr. Ramón Gallegos la espiritualidad es la fuente de inspiración que guía su trabajo y continuamente recuerda a sus lectores y a sus estudiantes de maestría y doctorado que “la espiritualidad trasciende el mundo del pensamiento, la imaginación, la memoria y el tiempo”. “La nueva perspectiva, nos lleva al reconocimiento de nuestro verdadero Ser, el cual es en sí mismo plena felicidad; felicidad sin objeto; felicidad sin razón; felicidad en sí que brota desde adentro sin causa. Esta es la realidad de la conciencia iluminada”.
En el libro “En Unidad con el Ser”, explica que su enseñanza está destinada para aquellos que “están en su última etapa de búsqueda espiritual; para los que están listos para despertar a la genuina felicidad y han superado el mundo de las creencias y la búsqueda externa; para los que han entendido que no hay que buscar afuera lo que siempre ha estado dentro”. Aquí nos enseña que sólo el Espíritu puede conocer al Espíritu, así que el trabajo de indagación espiritual requiere un proceso meditativo de esclarecimiento, de quitar, más que de acumular, de vaciar más que de llenar, de reconocer al Ser a través de nuestro propio Ser. Y saber que se está ya en la etapa final, de verdad que es liberador.
Él nos invita a reconocer el valor de la inteligencia espiritual en nuestra vida, porque de esta forma podremos vivir de una manera más armónica y llevar a cabo nuestras actividades diarias con entusiasmo y sabiduría. Y en el campo de la educación, la inteligencia espiritual resulta de vital importancia, maestros y estudiantes pueden beneficiarse de ella, de ahí que para él sea necesario considerarla en la educación holista como una herramienta básica para el discernimiento y la ecuanimidad.
Describe la inteligencia espiritual como “la capacidad de ser feliz a pesar de las circunstancias”, considera que esta es la inteligencia superior y más importante pues nos permite discernir y entender nuestra verdadera identidad. Considera a la inteligencia espiritual como la capacidad de atención plena o ecuanimidad, un factor indispensable para la evolución de la conciencia. A través de la inteligencia espiritual es posible el surgimiento de los valores universales y escuchar “el llamado del Ser” hacia el despertar a nuestra verdadera naturaleza. La inteligencia espiritual es la capacidad de ver la realidad tal como es, unificada, perfecta y eterna.
El Dr. Ramón Gallegos nos explica las tres etapas generales en el despertar espiritual, lo que nos ayuda a entender cómo se da la última etapa del buscador espiritual. La primera es la etapa del creyente, sustentada en la fe y las creencias, el creyente no indaga, no discierne, se aferra a la seguridad de las creencias y los dogmas confiando que así será salvado. La segunda es la etapa del buscador que se inicia al abandonar las creencias, se busca, se experimenta, se estudian distintas enseñanzas y se asume la responsabilidad del propio despertar. Esta etapa se caracteriza por el movimiento, por el ir de un lugar a otro, pero, precisamente, como explica Ramón Gallegos, “al moverse tanto, no encuentra y abandona la búsqueda, pero el deseo de iluminación permanece y cuando para de buscar se da cuenta que lo que buscaba con tanto esfuerzo no estaba fuera sino dentro de él, que sólo tenía que volver hacia sí mismo”.
La tercera etapa es la del observador y comienza cuando el buscador se da cuenta que lo que buscaba está dentro de él, ya no se distrae en creencias o en explicaciones metafísicas, “sabe que el despertar espiritual está en entender el malentendido de su propia naturaleza, […] que debe mantenerse en atención plena sin hacer esfuerzos, que la iluminación consiste sólo en liberarse de la idea de que no está iluminado”. Esta es una etapa donde se mantiene la ecuanimidad, se abandona la búsqueda y se mantiene como testigo del supremo discernimiento, el conocimiento directo del sí mismo.
Cuando al Dr. Ramón Gallegos le preguntan sus estudiantes “¿En cuál etapa se ubica su propia enseñanza espiritual?”, él responde con un profundo discernimiento:
Esta es una enseñanza para los que están interesados en su última etapa de despertar espiritual, que han llegado al final de su viaje de búsqueda y están listos para despertar. Ya no hay más distracciones, rodeos ni concesiones, es necesario pararse, detenerse e iniciar el conocimiento directo de nuestra verdadera naturaleza, el conocimiento inmediato del sí mismo, cuya naturaleza es la felicidad sin causa.
El ojo con el que conoces tu Ser original es el mismo con el que el Ser primordial te conoce, aún más, el conocimiento mismo es el Ser; sólo el espíritu puede conocer el espíritu.
Nos explica que la inteligencia espiritual integra y trasciende las inteligencias múltiples y emocional, que la verdadera inteligencia es la conciencia de conocer nuestra verdadera naturaleza espiritual, nuestra identidad fundamental. Él considera que la inteligencia es la conciencia espiritual de que nuestra verdadera naturaleza es la felicidad y que esta no depende de nada ni de nadie ya que es implícita a nuestro sí mismo, al Ser.
Luego hace ver que es importante no confundir la felicidad con el placer. Él describe la felicidad como la esencia de lo que realmente somos, que es sin objeto, sin causa, que no viene con el tener o poseer algo, no viene de afuera ni la otorga ninguna experiencia, sino que surge sin motivo desde el corazón del Ser. Mientras que el placer, por su parte, no es más que apego, un deseo exagerado por poseer que se convierte en una fuente constante de sufrimiento. Pero la buena noticia –comenta el Dr. Ramón Gallegos- es que el sufrimiento puede terminar y podemos despertar a la verdadera felicidad que es nuestra naturaleza, pero hay que empezar reconociendo tres condiciones: “primero, que está en nuestras manos despertar espiritualmente; segundo que tenemos la capacidad para hacerlo; y tercero que sólo nosotros podemos llevarlo a cabo, nadie más lo pude hacer por nosotros, no es un asunto de agencias o iglesias, el despertar espiritual debe ser vivido de manera directa”.
Su obra nos enseña que debemos asumir la responsabilidad de nuestra propia iluminación, lo que marca la última etapa del despertar espiritual. La felicidad es terminar con la ignorancia de la dualidad, de creer que somos egos aislados viviendo como personas. Él señala que hemos olvidado nuestro despertar espiritual por siglos y es necesario volver a tomar el interés por una vida de plenitud y felicidad. En todo este proceso de cambio la espiritualidad tiene un papel central, lo cual significa un enorme reto para nuestra racionalidad instrumental, porque una de las cosas que más fueron reprimidas por la modernidad y la postmodernidad fue precisamente la espiritualidad.
Mientras que en la modernidad la inteligencia estuvo ligada al concepto de coeficiente intelectual, en la postmodernidad se construyó el concepto de inteligencias múltiples e inteligencia emocional, pero la inteligencia espiritual, ya no puede funcionar en estas visiones del mundo por lo que el Dr. Ramón Gallegos sugiere la transmodernidad donde se reconoce la centralidad de la espiritualidad, la visión holista del mundo y la importancia de la evolución de la conciencia, entre otras.
Del mismo modo, nos enseña que es importante reconocer que existen indicadores básicos sobre el despertar espiritual como la paz interior, el nivel de claridad, la ausencia de pensamientos obsesivos, la sabiduría, la compasión y la certidumbre. Frecuentemente nos recuerda que la espiritualidad está disponible para todos, y aún más, que nosotros somos en esencia Eso. Pero para despertar o reconocer lo que realmente somos es necesario reconocer tres grandes aspectos: comportamiento ético en base a los valores universales, atención plena y sabiduría o entendimiento cabal de la realidad. Estos tres aspectos están interrelacionados.
La inteligencia espiritual reconoce tres realidades jerarquizadas: cuerpo, mente y espíritu, donde el espíritu es la realidad fundamental, ya que cuerpo y mente son impermanentes y efímeros, pero el espíritu es sin cambio, eterno. Al reconocer la importancia de la espiritualidad, podemos entender la trascendencia de la inteligencia espiritual en nuestras vidas. El Dr. Ramón Gallegos explica, por ejemplo, cómo la inteligencia espiritual ayuda a resolver dos graves problemas de la actualidad: el hedonismo y el nihilismo. Él considera que el hedonismo y el nihilismo se han desarrollado por nuestra ignorancia sobre nuestra verdadera naturaleza, en vez de ver al ser transpersonal en nosotros vemos puro ego, narcisismo, materia.
Explica que el hedonismo es la adicción al placer de los sentidos, un apego al tener que finalmente genera sufrimiento, pues sólo provoca vacío e insatisfacción. Mientras que el nihilismo es definido como un relativismo moral, que afirma que nada es bueno o malo en sí mismo, que todo es relativo y depende culturalmente de cómo lo defina el sujeto o la comunidad en cuestión. Tanto hedonismo como nihilismo han florecido en la modernidad y la posmodernidad, que generaron una corriente de relativismo y apego.
Con la inteligencia espiritual es posible trascender las ilusiones del hedonismo y el nihilismo ya que esta inteligencia es la “capacidad de derivar felicidad desde adentro, de mantener la ecuanimidad con relación a los eventos externos, de ser feliz a pesar de las circunstancias o independientemente de ellas, porque la felicidad está arraigada en el Ser que no es afectado por situaciones cambiantes”.
El Dr. Ramón Gallegos expone de manera extraordinaria, primero la problemática que enfrentamos como seres humanos y luego sugiere alternativas viables para salir del sufrimiento. Él explica que existen tres retos básicos ineludibles en los seres humanos, uno es el problema material, otro el problema social, y el tercero, el problema espiritual. La inteligencia lógico-matemática, racional, se enfoca en resolver el primer problema. El problema social es solventado con las inteligencias multiples. Pero el problema espiritual, que se refiere al anhelo de trascendencia, sólo puede resolverse con la inteligencia espiritual, que ayuda a que la vida sea más significativa.
Continuando el diálogo con sus estudiantes, el Dr. Gallegos aborda la importancia de la no dualidad en el despertar espiritual. Explora la trascendencia de la inteligencia espiritual en nuestras vidas y la práctica de la meditación más que como una técnica como presencia plena, como una contemplación ecuánime y una observación atenta que despierta la conciencia.
Cuando habla de la conciencia explica a sus estudiantes que no se refiere a la “conciencia de” que tiene que ver con la conciencia empírica, aquí se explora la “Conciencia en sí”, la Conciencia original que no depende de objetos, esta es la Conciencia Iluminada, el sustrato de todo, el observador que mira con desapego. La inteligencia espiritual ayuda a despertar esta Conciencia.
Las enseñanzas del Dr. Ramón Gallegos nos orientan a descubrir nuestra verdadera naturaleza, a reconocer la conciencia iluminada, lo que realmente somos, Ser-Conciencia-Felicidad.
Luego, de manera clara y profunda, explica la esencia de la no dualidad para reconocer nuestra verdadera naturaleza. Cuando habla de despertar de la conciencia, habla de despertar del sueño de la dualidad, del malentendido de creer que somos un ego separada de todo lo demás, pero para esto, debemos despertar a este malentendido para reconocer que somos seres espirituales cuya naturaleza en la felicidad. Considera que la felicidad es inherente al Ser y esta felicidad no deriva del tener objetos materiales o de creer en creencias, sino del conocimiento verdadero de nuestro propio ser. Así, aborda el tema de la autoindagación como el único camino para disolver el condicionamiento de creer que somos el ego. La autoindagación ayuda al discernimiento, ayuda a disolver los malentendidos creados por la realidad empírica y aviva el ojo de la contemplación que nos permite ver y conocer nuestro verdadero Ser.
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Ramón Gallegos y el despertar de la inteligencia espiritual
Luz Virginia Damián Juárez
Fundación Internacional para la Educación Holista
Doctorado en Educación Holista
Guadalajara, Jalisco. México
Año 2020