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Edición física «Diario de un Viajero»
Me levanto y extiendo el ligero velo azul sobre el quinqué. Después me adormezco.
De vez en cuando, la parada del tren me despierta. Un empleado grita el nombre de una ciudad, después volvemos a partir.
Llega la aurora. Seguimos el Ródano, que desciende hacia el Mediterráneo. Todo el mundo duerme. Los jóvenes están abrazados. Un pie de la joven ha salido del chal. ¡Tiene medias blancas! Es normal: están casados. No huele bien en el compartimiento. Abro una ventana para renovar el aire. El frío despierta a todo el mundo, con excepción del jorobado que ronca como un tronco bajo su manta.
La fealdad de los rostros se acentúa más bajo la luz del nuevo día.
La señora gruesa, roja, despeinada, horrorosa, echa una mirada circular y malvada a sus vecinos. La joven mira sonriendo a su compañero. ¡Si no estuviera casada primero habría mirado a su espejo!
Llegamos a Marsella. Veinte minutos de parada. Desayuno. Partimos de nuevo. Tenemos al jorobado de menos y dos viejos señores de más.
5 págs. / 8 minutos.
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Publicado el 5 de junio de 2016 por Edu Robsy.
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