No hay más información sobre el texto «Pierrot».
No hay más información sobre el texto «Pierrot».
Lo instalaron en una antigua caja de jabón, y le ofrecieron agua para beber. Luego le presentaron un trozo de pan. Se lo comió. La señora Lefèvre, inquieta, tuvo una idea: «Cuando esté bien acostumbrado a la casa, lo dejaremos suelto. Así encontrará qué comer merodeando por el pueblo.» Lo soltaron, en efecto, lo que no impidió en absoluto que estuviera hambriento. Además, sólo ladraba para reclamar su comida; y en ese caso, ladraba con gran insistencia. Todo el mundo podía entrar en el huerto. Pierrot acudía a acariciar a cada recién llegado y permanecía mudo. Pese a todo, la señora Lefèvre se había acostumbrado a él. Incluso había llegado a quererlo y a darle de su mano, de vez en cuando, trocitos de pan mojados en la salsa del guiso. Pero no se le había ocurrido pensar en el impuesto que debería abonar por el animal, y cuando le reclamaron ocho francos —¡ocho francos, señora!— por esa birria de quin que ni siquiera ladraba, a punto estuvo de desmayarse de la impresión.
5 págs. / 9 minutos.
75 visitas.
Publicado el 17 de junio de 2016 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Pierrot» es necesario identificarse en textos.info.
167 libros publicados.