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Edición física «El Casamentero»
—Son como los flagelantes de la Edad Media que vivían mortificándose.
—Ellos estaban justificados hasta cierto punto —dijo Clovis—. Lo hacían para salvar sus almas inmortales, ¿no es así? No me diga usted que un hombre al que no le gustan las ostras, los espárragos y los buenos vinos tiene alma o siquiera estómago. Sencillamente tiene el instinto de desdicha altamente desarrollado.
Clovis se entregó durante unos pocos dulces instantes a la tierna intimidad de unas ostras que iban desapareciendo velozmente.
—Creo que las ostras son más hermosas que ninguna religión —prosiguió luego—. No sólo perdonan la falta de bondad que les dispensamos; la justifican, nos incitan a ser para con ellas perfectamente monstruosos. Una vez llegadas a la mesa, parecen inmediatamente ganadas por un verdadero espíritu de sacrificio. Nada hay en el cristianismo o el budismo que iguale la comprensiva generosidad de una ostra. ¿Le gusta mi nuevo chaleco? Lo uso por primera vez esta noche.
2 págs. / 5 minutos.
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Publicado el 14 de mayo de 2018 por Edu Robsy.
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