De Guapo a Guapo

Javier de Viana


Cuento


Los mellizos Melgarejo eran tan parecidos físicamente, que, a no estar juntos, resultaba difícil, aun a quienes a diario los trataban, saber cuál era Juan y cuál Pedro. Sus temperamentos, en cambio, contrastaban diametralmente. Expansivo, audaz y valentón, Pedro; reconcentrado, tranquilo y prudente, Juan. Pedro hería constantemente a Juan con ironías sangrientas. Cuando alguien expresaba la dificultad de distinguirlos, él acostumbraba decir:

—Es fácil: insultennós... Si es mi hermano, afloja; si soy yo, peleo. He oído decir que en el cristiano, la mitad de la sangre es sangre, y la otra mitad es agua... Cuando nosotros nacimos parece que yo me llevé toda la sangre y Juan el agua... ¡Pobre mi hermano!... ¡Es flojo como tabaco aventao!...

Cierta tarde de domingo, en la pulpería Juan estaba por comprar unas bombachas... Pedro entró en ese instante y dijo con hiriente sarcasmo:

—¿Por qué no te compras mejor unas polleras?...

Rió de la ocurrencia. Empurpúresele el rostro a Juan, quien exclamó airado:

—¿Querés probar quien de los dos es más guapo?... ¡Comprométete a acetar lo que yo proponga!. ..

—¡Acetao!

Juan extendió entonces la mano izquierda sobre el mostrador, y dijo a su hermano:

—Poné la tuya encima.

Pedro la puso... Y entonces el otro, desenvainando la daga y con un golpe rápido, dejó las dos manos clavadas al madero del mostrador...

Ninguno de los dos lanzó un quejido; ninguno de los dos hizo un ademán ni manifestó un gesto de dolor.

-Y aura... ¿qué decís? —preguntó Juan.

—Que sos mi hermano —respondió Pedro.

—¿Saco la daga?...

—Sacala o dejala... ¡a tu gusto!...


Publicado el 25 de octubre de 2022 por Edu Robsy.
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