En una comarca remota existen diferentes lugares encantados. Las personas que viven en los contornos son hurañas y viven recluidas. Todo cambia cuando un pleito disputa la tierra y un agrimensor se adentra en aquel lugar para hacer su trabajo.
Entre los Ombúes y la Azotea, en punto perfectamente equidistante, estaba situada la “Madriguera de los Acosta”, ranchería que aunque poblada por seres de carne y hueso y perfectamente conocidos, no escapaban al ambiente macabro que expandían por el contorno las ruinas mencionadas.
El primer rancho lo edificó, con menos prolijidad que un hornero su cúpula de barro, Camilo Acosta, mocetón fornido y malencarado que un día cayó al pago, donde nadie le conocía, acompañado de una joven y linda morocha.
Nadie trató de inquirir con qué título poblaba, ni el hecho causó sorpresa, por cuanto aquel extenso predio pasaba por bien mostrenco, dado que nunca se le conoció dueño; y si antes que Acosta ningún audaz se atrevió a tomar posesión del campo, fué sólo por falta de suficiente audacia para afrontar la vecindad fatídica de las dos taperas.
Acosta, que no había llevado más hacienda que una tropilla de caballos flor y tres lecheras, vivía misteriosamente, sin trato alguno con sus comarcanos. A menudo desaparecían él y su mujer, permaneciendo ausentes por largos meses.
12 págs. / 21 minutos.
9 visitas.
Publicado el 3 de octubre de 2025 por Edu Robsy.
Valoraciones
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «La Comarca Embrujada» es necesario identificarse en textos.info.