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Edición física «La Bella y la Bestia»
Nevaba fuertemente; el viento era tan impetuoso que por dos veces lo derribó del caballo; y cuando cerró la noche llegó a temer que moriría de hambre o de frío; o que lo devorarían los lobos, a los que oía aullar muy cerca de sí. De repente, tendió la vista por entre dos largas hileras de árboles y vio una brillante luz a gran distancia.
Se encaminó hacia aquel sitio y al acercarse observó que la luz salía de un gran palacio todo iluminado. Se apresuró a refugiarse allí; pero su sorpresa fue considerable cuando no encontró a persona alguna en los patios. Su caballo, que lo seguía, entró en una vasta caballeriza que estaba abierta, y habiendo hallado heno y avena, el pobre animal, que se moría de hambre, se puso a comer ávidamente. Después de dejarlo atado, el mercader pasó al castillo, donde tampoco vio a nadie; y por fin llegó a una gran sala en que había un buen fuego y una mesa cargada de viandas con un solo cubierto. Quizás pecaría de atrevido, pero se dirigió hacia allí. La tentación fue muy grande, pues la lluvia y la nieve lo habían calado hasta los huesos; se arrimó al fuego para secarse, diciéndose a sí mismo: “El dueño de esta casa y sus sirvientes, que no tardarán en dejarse ver, sin duda me perdonarán la libertad que me he tomado.”
16 págs. / 29 minutos.
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Publicado el 29 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.
la bella y la bestia
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ahi vemos el valor de la persona sin importar su apariencia
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