El Futuro Dictador

José Fernández Bremón


Cuento


Discutirán los oradores, gritarán hasta los mudos, se harán ridículos todos los sistemas de gobierno, y el órgano del entusiasmo desaparecerá del cerebro de los hombres. «¿Qué hemos hecho?», dirán todos cruzándose de brazos. Pero sólo comprenderán lo que han deshecho. Habrá ??? semanales y gobiernos por horas como los coches de alquiler. El poder será un columpio donde todos suban y bajen meciéndose por turno.

Pero un día pregonarán los ciegos esta Gaceta extraordinaria:


Los accionistas de la compañía anónima El ??? universal han decidido nombrar gerente perpetuo del país al opulento banquero don Próspero Fortuna. La compañía indemnizará a los agraviados: colocará en sus oficinas a todos los escritores que tengan buena letra: adelantará fondos a los hombres de palabra, repartiendo a ??? acción un dividendo: serán satisfechos los atrasos de las clases superiores y se mejorará el rancho de las tropas; sí, ciudadanos, nuestros soldados almorzarán café con leche.

La compañía iluminará por su cuenta la población, para que se vea mejor vuestra alegría.

Madrileños:

Las fiestas durarán tres días: id a los teatros: entrad en los cafés: pedid cubiertos en las fondas: paseaos en los coches de alquiler: tomad lo que se venda: todo está pagado. ¡Viva don Próspero Fortuna!


La Gaceta caerá en Madrid como una bomba. Oigamos a los periódicos de entonces. Fragmentos de un artículo doctrinal de La ???, periódico muy serio:


Si se examina con atención nuestra sociedad, se ve que sólo burla inspiran ya la religión, la filosofía y la política: el interés es el único lazo que nos une: vivimos, por decirlo así, en una sociedad por acciones: felicitémonos de que en medio de tanta ruina se conserve un pensamiento común, la legitimidad del oro: nosotros, que hemos agotado tantos poderes diversos, no negaremos nuestro concurso al que recae en el primer contribuyente del estado. Los gobiernos representan a la patria y siempre estaremos al lado de la patria.


El Minutero, periódico que de minuto en minuto entera al público de todo, refiere así los sucesos:


Apenas circuló la noticia, las gentes se reunieron en grupos que fueron aumentando. Entretanto los hombres más distinguidos del país llenaban el palacio del gerente, cuya sala de billar es lo que fue en la antigüedad plaza de toros. Allí corrió el rumor de que el pueblo alborotado daba gritos subversivos, y todos se preguntaron con sorpresa: «¿Qué quieren esas gentes?». Pero don Próspero, sonriendo con bondad, hizo abrir la sala del teléfono, y la concurrencia oyó distintamente los gritos populares. El pueblo sólo lanzaba esta voz unánime: «¡Bateo!».


En el club filosófico hubo también muchas deserciones: a unos les sedujeron sus señoras: algunos se vendieron en cambio de libros; a otros se les amenazó con Leganés; sólo quedaron los incorruptibles; no tenían necesidades; vivía Sesostris en el gabán heredado de su padre, comía ramas de árbol, y bebía agua de lluvia; su rival, Holofernes, no tenía gabán; un artista amigo suyo le había pintado un gabán en la camisa, pero era carnívoro en su alimentación y hacía competencia, para procurarse el sustento, a los gatos de la villa.

Holofernes dijo en un club sin más auditorio que Sesostris:

—Lo había predicho: tenía que suceder: y en realidad lo ocurrido no varía nada lo anterior. ¿Acaso don Próspero Fortuna no era ayer, como hoy, dueño de todos? Vio que el dios de esta sociedad era el dinero, y en vez de reclutar hombres buscó el oro. Timur para dominar el Asia levantó pirámides de cabezas: don Próspero sólo ha necesitado para ser vuestro amo hacer montones de duros. Antiguamente se vencían, hoy se compran los pueblos. La humanidad es un rebaño: la sociedad es una ???. ¡Criaturas venales, os desprecio!

—Repara que soy tu solo oyente, y ??? —dijo Sesostris.

—¿Acaso no te entregarás también al ??? cuando se destroce el ???

—Soy más sobrio que tú: no como carne.

—Tienes pretensiones de ???.

—Calla, calla, sibarita. Soy ??? y ??? tu discurso.

Esta fue la única resistencia que ??? ??? al poder de don Próspero. ??? las mentiras de aquel tiempo. Sólo ??? completar el cuadro de ??? ??? del banquero afortunado.

Don Próspero había heredado cien ??? y el arte de reproducirlos; por desgracia se ha perdido aquella casta de diamantes, que, ??? antiguos, parían todos los años ??? pero en cambio, a los ??? del crédito. Todos los bolsillos se abren a un hombre que posee cien millones. Sin sacarlos de su ??? dinero de los demás un rédito ??? tuvo parte en todas las ??? propietario de todos los periódicos, ??? todos los partidos, acreedor de todos ??? protector de todas las mujeres.

??? a destruir los negocios ajenos, y con ??? por darle participación en todos los negocios. En España estaba todo por hacer, y lo hizo ???. ??? medraban a su sombra le adoraban, ??? su crédito, se mataban por su causa. Los que veían su fortuna le aplaudían para merecer su protección y sus favores. Los demás le respetaban y temían.

Cuando llegó al poder, sólo obtuvo una ventaja: la de poner su busto en las monedas. Era un nuevo sistema de anuncios.

Reformó las leyes, haciendo la pobreza causa de divorcio. No se casó par que no hubiese un motín de damas en las calles: la poesía varió de asuntos en su tiempo: el de las tragedias era las oscilaciones de la bolsa: cantaban los poetas el crédito, el libro mayor, glosaban el código de comercio o pedían aguinaldos. Los pintores fueron vencidos por los doradores. Cesó la música sustituida por armonioso ruido de monedas.

—¡Desdichados! —decía Holofernes en las plazas a sus conciudadanos—: habéis elegido por jefe al peor de los tiranos: habéis elegido a un acreedor.

En aquel momento pasó un grupo: eran los agentes de la policía que llevaban preso a Sesostris por haberle sorprendido en las afueras sobre un árbol.

—¡Hipócrita! —le dijo Holofernes—: has hecho que te prendan para disfrutar el regalo de la cárcel.

—Calla, servilón —respondió el preso—, que habitas en la capital del tirano para aspirar los gases de su cocina y cazar en los sótanos de su palacio.

Sólo había dos hombres fuertes en aquella sociedad y se odiaban y ofendían. El Gobierno lo supo y los encarceló juntos.

Para no tratarse allí, trocaron las horas del sueño, y el uno despertaba cuando el otro se dormía.

Hasta entró en su calabozo el mismo don Próspero Fortuna y les dijo sentándose a su lado:

—¿Extrañáis mi visita? Pues vengo a pasar un rato en compañía de dos hombres. Fuera de aquí no encuentro sino figuras de resorte que se mueven a mi antojo. Hasta cuando necesito oposición tengo que comprarla. Quiero hablar gratis una vez.

—Bueno, hablamos a ese precio —repuso Holofernes—. ¿En cuánto estimas a un pueblo que se vende?

—No lo cambiaría por un hombre como tú.

—Tu visita me extraña —añadió Sesostris—. ¿Cuándo nos ahorcan?

—Mañana —repuso el tirano afablemente—. ¿Qué queréis? Necesito echar mano de vosotros, porque hasta los ladrones roban por mi cuenta.

—¿Y nos ahorcarán en algún árbol? —preguntó Holofernes.

—¿Por qué lo dices?

—Para que tengan cuidado con la rama de Sesostris. Como el verdugo no le mate pronto, se la come.

—¿Presenciaré la ejecución de Holofernes? —dijo el aludido.

—¿Tienes dinero? —preguntó el dictador.

—Nunca lo tuve.

—Entonces, imposible: están tomados todos los sitios: en adelante este espectáculo será uno de los mejores recursos del Erario.

Cuando don Próspero Fortuna, muchos años después, conoció que se acercaba su muerte, dijo como Vespasiano:

—Si no me engaño, estoy a punto de convertirme en dios.

—¿Por qué lo decís? —le preguntaron.

—Porque he simbolizado las ideas de mi tiempo. Cuando muera me adoraréis, y representaré el culto del oro, único dios a que habéis doblado la rodilla.


Publicado el 11 de julio de 2024 por Edu Robsy.
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