Poema alegórico que narra la visita del poeta al palacio de la Fortuna. Ha sido considerado por la crítica uno de los poemas más importantes de la literatura medieval en castellano por su intento de hacer en esta lengua una obra semejante a los poemas épicos de la literatura latina.
Tras unas coplas iniciales con invocaciones a Apolo y a las Musas, y una imprecación a la Fortuna por su falta de firmeza, el sujeto lírico es raptado por la diosa Belona quien lo conduce a una inmensa llanura donde se alza el palacio de la Fortuna. De una nube baja la Providencia en forma de hermosa muchacha, quien lo acompañará en el recorrido por el palacio. Desde lo alto de este, el poeta contempla las cinco partes del mundo y va mencionando las regiones y los hechos más destacados ocurridos en cada una.
Mostróse Samos e las Baleares,
Corçega, Bosis e las Vulcaneas,
las Gorgonas, islas de las Meduseas,
e otras partidas que son por las mares;
vimos a Trinacria con sus tres altares,
Peloro, Pachino e más el Etneo,
donde los fuegos insufla Tifeo,
formando gemidos e bozes dispares.
Segunt fazen muchos en reino estrangero
si alguno vïesse lo que nunca vido,
si non lo desdeña e está detenido
los otros retratan de tal compañero;
ca es reputado por mucho grossero
quien faze tal fiesta de lo nuevo a él,
que entiendan los otros que son çerca d’él
que non ovo dello notiçia primero;
así retractado e redargüido
de mi guiadora sería yo, quando
el mundo me vido que andava mirando
con ojos y seso allí embeveçido;
ca vi que me dixo en son aflegido:
«Déxate d’esto, que non faze al fecho;
mas mira: veremos al lado derecho
algo de aquello porque eres venido».
Bolviendo los ojos a do me mandava,
vi más adentro muy grandes tres ruedas:
las dos eran firmes, inmotas e quedas,
mas la de en medio boltar non çesava;
e vi que debaxo de todas estava,
caída por tierra, gente infinita,
que avía en la fruente cada qual escripta
el nombre e la suerte por donde passava,
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Publicado el 8 de enero de 2019 por Edu Robsy.
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