Alguien encuentra la horma de su zapato
Una mujer que supo hacer su fortuna contrata a un nuevo empleado algo difícil, que acabará poniéndola en vereda.
Alguien encuentra la horma de su zapato
Una mujer que supo hacer su fortuna contrata a un nuevo empleado algo difícil, que acabará poniéndola en vereda.
Enviar a Pocketbook «Fronteriza»
Cedrés pensó un poco y dijo estas palabras:
—No está lejos que me dé una vuelta por allí... Total, a mí no me va a comer el caracú...
Soltó la risa, montó, y partió.
* * *
Chiquiña le dijo que en el puesto del rincón robaban todas las noches. Que sus peones eran "unos negros caducos" de la gente del finado comandante. Que había tenido dos o tres puesteros, pero con familia... Y que hombres así no quieren ver sangre...
—¿Usted es soltero? —preguntó.
—En buena hora —respondió Cedrés sonriendo.
Ella no pareció oír la frase.
—Por eso le digo —siguió— , yo preciso un hombre que se haga respetar...
—¿Y habrá dao con él? —preguntó Cedrés.
—Figura tiene.
Y nada más. Ni ella agregó palabra, ni él preguntó cosa alguna. ¿Se quedaba? ¿No se quedaba? Por ahora estaban callados. El, grande y parejo, de bombacha fina que dejaba adivinar los muslos fuertes. Vestido sin coquetería paisana. Irradiando una fuerza de macho segura y tranquila. Ella, parada frente a él, midiéndole la fuerza sin aflojarle, en una actitud retadora. Era un poco gorda —"ni tanto tal vez, sólo de buenas carnes"—, de mejillas redondas, bien regadas de sangre, "apeligrando reventar de maduras, como una fruta". El pelo tirando a mota, estirado hacia atrás para no dejarle hacer caracol.
5 págs. / 8 minutos.
3 visitas.
Publicado el 1 de marzo de 2025 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Fronteriza» es necesario identificarse en textos.info.
9 libros publicados.