Durante el mes de enero de 1806 ensaya la comedia con la compañía del Teatro de la Cruz. El día 24 de enero de 1806 se produce el estreno. El sí de las niñas no fue solamente un sonoro éxito de público: fue la obra de mayor aceptación de su tiempo y casi con seguridad el mayor acontecimiento teatral de todo el siglo. La obra se mantuvo en representación durante veintiséis días seguidos y atrajo a más de 37.000 espectadores, cifra equivalente a la cuarta parte de la población adulta de Madrid. Al éxito en las tablas se sumó el editorial. A las cuatro ediciones de 1806 hay que sumar la de 1805, que, al parecer, no fue la única de aquel año.
El sí de las niñas, sin embargo, seguía levantando odios y entusiasmos por su mensaje claramente inspirado en la Ilustración y en un llamado a que la autoridad actúe conforme a los dictados racionalistas. En 1815, con la restauración del rey Fernando VII, la Inquisición española encontró motivos suficientes para prohibir esta comedia y La mojigata. La prohibición se renovó en 1823, de modo que durante cerca de veinte años los españoles se vieron privados de ver en escena la obra maestra de Moratín. Cuando se levantó la prohibición y la obra pudo volver a estrenarse, en 1838, lo hizo inclusive con cortes debidos a la censura.
DOÑA IRENE.— Pues a eso voy… Ni a mí podía convenirme en aquel
entonces un boquirrubio con los cascos a la jineta… No señor… Y no es
decir tampoco que estuviese achacoso ni quebrantado de salud, nada de
eso. Sanito estaba, gracias a Dios, como una manzana; ni en su vida
conoció otro mal, sino una especie de alferecía que le amagaba de cuando
en cuando. Pero luego que nos casamos, dio en darle tan a menudo y tan
de recio, que a los siete meses me hallé viuda y encinta de una criatura
que nació después, y al cabo y al fin se me murió de alfombrilla.
DON DIEGO.— ¡Oiga!… Mire usted si dejó sucesión el bueno de Don Epifanio.
DOÑA IRENE.— Sí, señor; ¿pues por qué no?
DON DIEGO.— Lo digo porque luego saltan con… Bien que si uno hubiera de hacer caso… ¿Y fue niño, o niña?
DOÑA IRENE.— Un niño muy hermoso. Como una plata era el angelito.
DON DIEGO.— Cierto que es consuelo tener, así, una criatura y…
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Publicado el 20 de febrero de 2017 por Edu Robsy.
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