No hay más información sobre el texto «La Sospecha».
No hay más información sobre el texto «La Sospecha».
Descargar Kindle «La Sospecha»
Edición dislexia «La Sospecha»
Enviar a Pocketbook «La Sospecha»
Sin embargo, Roberto, que no podía de ningún modo fastidiarse, ya había escrito a Lauro, su mejor amigo, convidándole a pasar una temporada campestre y ver florecer las humildes violetas de los bosques. Lo más extraño es que Lauro aceptó, por más que no se sabe a punto fijo si tenía un interés mayor en ver cómo florecen las violetas. Cuando Lauro, con su maleta de camino, llegó a la casa de los novios, fue recibido con extraordinario regocijo. ¡Figuraos el grande alborozo con que verían un rostro amigo aquellos cenobitas voluntarios que durante tres meses y tres días no habían mirado más figura humana que la de sus criados y la del guardacamino del ferrocarril, armado eternamente de su bandera roja!
Por añadidura, Roberto y Lauro se trataban como hermanos: de niños, habían jugado juntos en el patio del colegio; de hombres, se habían batido por una mujer a quien los dos amaban. Y fue lo peregrino que el heridor vendó antes que ninguno la herida de su amigo, derramando lágrimas. Roberto, sobre todo, quería de todas veras a su camarada, por manera que no le guiaba ningún propósito egoísta al invitar a Lauro; no lo hizo por romper la pesada monotonía de un dúo ridículo ni por hacer ostentación de una esposa tan bella como amante; el pobre novio necesitaba, para ser dichoso por completo, la presencia de su amigo: tras el beso de Clementina, necesitaba el apretón de manos de su camarada.
5 págs. / 9 minutos.
71 visitas.
Publicado el 13 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «La Sospecha» es necesario identificarse en textos.info.
33 libros publicados.