Titulado inicialmente "Poliedros", fue el primer libro de poemas publicado por el autor. Contiene 42 poemas, en forma de octavas reales, y recoge el estilo neogongorino inicial del poeta. Su amigo y mentor, Ramón Sijé, prologó el volumen.
Miguel Hernández elaboró esta obra tras su primer viaje a Madrid (entre el 31 de diciembre de 1931 y el 15 de mayo de 1932), tras haberse relacionado con los autores de la Generación del 27, optando por su vertiente neogongorina. El surrealismo ya estaba en la obra de algunos de ellos, pero el autor no optaría por ella hasta conocer a Aleixandre y Neruda posteriormente, ya en 1934.
En el libro se aprecia la influencia del gongorismo que afectó a todos los miembros de la Generación del 27, en la que Miguel Hernández se inserta como miembro tardío. Los 42 poemas de que consta el libro muestran una gran destreza verbal e imaginativa, empleada para oscurecer el contenido de los poemas, hasta el punto de que Gerardo Diego los denominó "acertijos poéticos" cuyos temas suelen ser objetos cotidianos elevados a la categoría de objetos artísticos. La estrofa elegida (la octava real) es también una muestra de su deuda con Luis de Góngora, ya que esta misma estrofa fue usada por el poeta cordobés en la "Fábula de Polifemo y Galatea".
Anda, columna; ten un desenlace
de surtidor. Principia por espuela.
Pon a la luna un tirabuzón. Hace
el camello más alto de canela.
Resuelta en claustro viento esbelto pace,
oasis de beldad a toda vela
con gargantillas de oro en la garganta:
fundada en ti se iza la sierpe, y canta.
VI
Subterfugios de luz, lagartos, lista,
encima de la palma que la crea;
invención de colores a la vista,
si transitoria, del azul, pírea.
A la gloria mayor del polvorista,
rectas la caña, círculos planea:
todo un curso fugaz de geometría,
principio de su fin, vedado al día.
VII
Al galope la tierra y a cercenes
el azul en el istmo de más talla,
que por oros los une donde se halla
el viento bronceado de vaivenes.
Jinete que a tu misma grupa vienes
para entrar con las luces en batalla,
de la copa dorada, por tu empeño,
haz la degollación, tras el ordeño.
VIII
La gala de la luz, a lo cohete
en el poliedro de la vidriera…
Una virgen constante, confitera,
ay, sustraendo Dios, pellas comete.
Al almidón su mano da en roquete,
o por lo que se riza, o por lo cera;
de primor cuando hiñe se propasa,
cuando repulga la que emula masa.
7 págs. / 13 minutos.
966 visitas.
Publicado el 26 de marzo de 2022 por Edu Robsy.
Valoraciones
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «Perito en Lunas» es necesario identificarse en textos.info.
