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Edición física «La Balada de la Cárcel de Reading»
Nunca yo ví a ningún hombre
ver con mirada tan intensa
el toldo azul al que los presos
le dicen cielo, con tristeza,
y cada nube que arrastraba
su vagabunda cabellera.
No retorcía ya sus manos
como esos hombres insensatos
que aún alimentan esperanzas
en momentos desesperados;
no hacía más que ver el sol
y beber aire del día cálido.
No retorcía ya sus manos
ni se amargaba con gemidos,
y nada ya lo entristecía;
pero bebía el aire tibio
cual se calmara sus dolores:
Y bebía sol como vino!
Y otros penados, como yo,
en otro patio haciendo ronda
pensábamos si nuestra culpa
sería grande o poca cosa,
mirando con gran extrañeza
al hombre que iría a la horca.
Y era raro ver su paso
con planta alegre y desenvuelta;
y era raro ver su mirada
fija en el día y tan intensa;
y era más raro aún saber
que tenía tan grande deuda...
Olmo y roble tienen hojas
que embellece la primavera,
mas horrible es ver el cadalso
que una áspid muerde siniestra:
Y —verde o seco— pende un hombre
antes de que el árbol florezca.
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Publicado el 17 de agosto de 2016 por Edu Robsy.
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