La Prueba de los Amigos

Pedro Calderón de la Barca


Teatro



Personas

FABIO.
FABRICIO.
TANCREDO.
FULGENCIO.
FELICIANO.
GALINDO.
DON TELLO.
FAUSTINO, viejo.
CORNELIO.
FRISO.
LESINO.
ALBERTO.
JULIO.
LEONARDA.
DOROTEA.
CLARA.
OLIVERIO.
FERNANDO.
LISELO.
JUSTINO.
RICARDO.
LISENO.
UN CRIADO.
DOS MÚSICOS.
UN ALGUACIL.

Acto primero

Entran FABIO, FABRICIO, TANCREDO, FULGENCIO y otros, de acompañamiento, y FELICIANO, con luto, y detras de todos GALINDO, lacayo, con otro luto á lo gracioso.

Fab.
Téngale Dios en el cielo,
Que juzgando por sus obras,
Mejor padre, muerto, cobras
Que le perdiste en el suelo:
Tales fueron sus costumbres,
Que pienso que desde aquí
Le puedes ver, como allí
Se ven las celestes lumbres.

Fulg.
En mi vida supe yo
Dar un pésame, Tancredo.

Tanc.
No me dió cosa más miedo,
Ni más vergüenza me dió,
¿Cómo diré que, en rigor,
De consuelo le aproveche;
Vuesa merced le deseche
Por otro padre mejor?

Fulg.
Eso fuera desatino;
Óyeme y imita luégo.

Tanc.
¿En fin vas?

Fulg.
Temblando llego;
Como el gran Padre divino
Lo es de todos inmortal,
Consuelo podréis tener
Que os ha de favorecer,
Feliciano, en tanto mal;
Su falta se recupera
Con poneros en su mano.

Fab.
No es posible, Feliciano,
Que en vos Everardo muera,
Quedando tan vivo en vos,
Que sois su traslado cierto,
Pero guárdeos Dios, y al muerto
Téngale en su gloria Dios.

Fulg.
¿Aún no llegas?

Tanc.
No he podido
Sujetar mi mal humor,
Dar el pésame es mejor
Á este hipócrita fingido,
Á este alcahuete bellaco,
Á este Parmeno fiel,
Que yo me avendré con él.

Fulg.
¿Va el pésame?

Tanc.
Ya le saco:
Señor Galindo, ya es muerto
Su padre de Feliciano,
Que vos quedais, es muy llano,
Por su padre...

Gal.
Sí por cierto.

Fulg.
Sacad del capuz la cara.

Gal.
Mejor está en el capuz,
Pues ha faltado salud,
Que hoy nos deja y desampara.
¡Ay, mi señor Everardo,
Dónde hallaré tal señor!

Tanc.
Su hijo tiene valor,
Y es caballero gallardo;
Mejor amparo teneis,
Buen dueño habeis heredado.

Gal.
Todo á todos ha faltado.
¡Triste de mí!

Tanc.
No lloreis.

Gal.
Yo lloro con gran razon,
El pan á llorar me mueve.

Tanc.
(Ap.) Mejor el diablo le lleve,
Que lo siente el bellacon.

Fab.
Quedad con Dios, Feliciano,
Y pues que sois tan discreto,
Con sentimiento secreto
Dad al público de mano:
Prudente sois, esto basta.

Fulg.
Adios, Feliciano.

Fab.
Adios.

Fel.
Con todos vaya.

Tanc.
Y con vos
Quede.

Gal.
Lindo humor se gasta.

(Vanse.)

Fel.
¿Fuéronse esos majaderos?

Gal.
Ya la escalera trasponen.

Fel.
Los hábitos me perdonen.

Gal.
Todos nacimos en cueros;
Estas son borracherías
Que el loco mundo ha inventado.

Fel.
El lutazo me he quitado.

Gal.
Yo las mortíferas chias,
Salgo de la negra tumba
Como espada de la vaina.

Fel.
Aquí la tristeza amaina.

Gal.
El retintin me retumba
De un poquito de chacona.

Fel.
No bailes, Galindo, tente,
Que no quiero que la gente
Murmure de mi persona.

Gal.
Calla, señor, ¡pesiamí!
¿Es la ventura que ves
Para que puedan los piés
Tener sufrimiento aquí?
Cuando tiene un enemigo
Un hombre, y se muere ó va,
¿No se alegra?

Fel.
Claro está.

Gal.
Pues si está claro, eso digo.
¿Qué enemigo capital
Como el viejo que hoy te falta?
Baila, brinca, tañe, salta.

Fel.
Fué padre, y hacemos mal.

Gal.
¿Qué más quieres que viviera?
¡Ojalá llegues allá!
Con cuatro sietes se va,
Mira si es mala primera.
Es bueno, yo lo confieso,
Pero que hoy vive imagina,
Y por tus gustos camina,
Verás lo que siente en eso;
Ni tendrás sólo un real,
Ni de libertad un hora,
Mira si truecas agora
En tanto bien tanto mal.
Treinta mil ducados deja,
Que si va á decir verdades,
Treinta mil necesidades
Te lastimaban la oreja,
Y éstas todas las remedias.
¿Era mejor, Feliciano,
Ser por puntos cirujano
De los puntos de tus medias?
¿Era mejor no tener
Qué gastar con Dorotea,
Para que quien la desea
La pueda á tus ojos ver,
Y áun gozalla, como sabes?

Fel.
Calla, no me digas eso,
Perderé, Galindo, el seso
Ántes que de hablar acabes.
Diez años ántes quisiera
Que fuera muerto el que ya,
Como tú dices, se va
Con tan hermosa primera.
Si un hijo del viento gasta,
Y no hay más que la comida.
En el juego desta vida
Á un padre rico bien basta,
Que á seis y siete entre un as;
Que es lástima envejecer
Un hijo mozo, y tener
Muchas veces treinta y más.
Pero gente suena, toma
El capuz. ¡Pesia mi mal!

Gal.
¡Otra vez tumba mortal!

Fel.
Son chapines.

Gal.
Manto asoma.

LEONARDA.

Leon.
Aunque no era, Feliciano,
Esta ocasion para verte,
Al pésame de la muerte
De un padre noble y anciano
Bien puede venir Leonarda,
Con la justa pretension,
Que más de tu obligacion
Que de sus prendas aguarda.
Cuanto á ser tu padre el muerto,
Dios sabe que me ha pesado,
No cuanto á haberle culpado
En nuestro justo concierto,
Del que sospecho que agora
Tendrás memoria, y de mí,
Que por darte gusto fuí
Á iguales padres traidora.
Que si él, como tú decias,
Tu casamiento estorbaba,
Cuando con él se trataba,
Y su aspereza temias,
Ya no podrás, Feliciano,
Huir el rostro á mi honor,
Muerto aquel cuyo rigor
Fuera combatido en vano.
Ya quedas libre, señor,
De tu hacienda y tu persona,
Mi causa quien soy te abona,
Tu deuda mi propio honor
Que en efeto...

Fel.
No prosigas:
¡Qué locas sois las mujeres!
¡Que agora me case quieres!
¡Aquí me fuerzas y obligas!
¡No está del muerto la cama
Fria del calor que tuvo
Cuando en ella enfermo estuvo,
Y ya á la boda me llama!
¡No está libre el aposento
Del humo de tanta cera,
Y ya quiere que la quiera
Para fiesta y casamiento!
¡Áun cantan kiries allí
Sobre tumbas y memorias,
Y ya quiere que haya glorias
De desposorios aquí!
¡Apénas allí tan triste,
Cesa de requiem la misa,
Y aquí con tal gusto y prisa
Á la de fiesta se viste!
¡Apénas lugar he dado
Á que el pésame me den,
Y ya me da el parabien
Del para mal de casado!
¡Veme de luto cubierto
Y ya me obliga á bailar!

Leon.
Siendo mujer fuera errar,
Mas no, siendo padre el muerto;
¿Qué importa que esté caliente
La cama en que no dormias,
Y en cuyas sábanas frias
Durmió un padre impertinente?
El humo de tanta cera
¿Qué importa? Mas estás ciego
Del humo, infame, del fuego
Que abrasar tu honor espera;
Que, segun van las historias
Que de Dorotea oí,
Cantarán kiries por tí,
Y ella en tu hacienda las glorias.
Ésta sí, será la misa
De requiem y de dolor,
Á la muerte de tu honor
De que ya el luto te avisa.
Sigue la vil Dorotea,
Vuelve á mi deuda la cara,
Pues ya tu amor no repara
En que de otros muchos sea;
Los hombres eso quereis,
Lo que es de otro siempre amais,
De lo que solos gozais
Poca estimacion haceis;
Celos os hacen querer,
Lágrimas mucho os enfadan,
Lo que las libres agradan
Cansa una honrada mujer.
Espero en Dios que ese luto
Traerán tus deudos por tí,
Para que yo coja ansí
Como la esperanza el fruto;
Que con sólo verte muerto
Podré yo quedar vengada,
Viuda sin ser casada,
Y tú, infame en el concierto,
Que de él y tus juramentos
Allá me pienso vengar,
Que á fe que irás á lugar
Donde juzgan pensamientos.

(Vase.)

Fel.
¿Fuése?

Gal.
Por las escaleras.

Fel.
Ojalá por las ventanas,
¡Qué de maldiciones vanas!
¡Qué de soñadas quimeras!
¡Qué de cansadas razones!
¡Qué de locas vanidades!
¡Cómo pondera verdades
Y cómo culpa traiciones!
Basta, que ya las mujeres,
Sólo que los labios abras,
Quieren trocar á palabras
Sus mal gozados placeres.
Dame medias de color,
Iréme á desenfadar.

Gal.
La noche dará lugar,
Vé, por tu vida, señor,
Á que el pésame te dé
La gallarda Dorotea.

Fel.
Cree que el pláceme sea
Del dinero que heredé,
De que ya se juzga dueño.

Gal.
Que ya le sabrá sacar.

Fel.
Yo me sabré reportar.

Gal.
¿Tú?

Fel.
¿Pues no?

Gal.
¡Cosa de sueño!
Pues, á fe, que te importára
Irte poco á poco en esto.

Fel.
Aconséjasme muy presto,
Lo de adelante repara,
Que agora, por Dios, que quiero
Gastar por un año ú dos
Pródigamente.

Gal.
Por Dios,
Que es lindo amigo el dinero,
Gasta, cobra amigos, da,
Sé liberal, noble, honrado;
Quien da sólo es estimado,
Cercado de amigos va,
Estos son mayor riqueza
Que el dinero.

Fel.
Ya verás
Mi virtud.

Gal.
¿Pues cuál tendrás?

Fel.
Contra avaricia largueza.

(Vanse.)

DOROTEA Y CLARA.

Dor.
¿Qué me cuentas?

Clara.
Lo que vi.

Dor.
¿Qu’es ya muerto?

Clara.
Está enterrado.

Dor.
¡Bravo suceso!

Clara.
Extremado.

Dor.
Y mucho más para mí.

Clara.
Bajaba de aquella calle
Que han hecho un palacio en fin,
Los monjes de San Martin,
Á darle el papel y hablalle,
Cuando veo á San Ginés
Acercarse un largo entierro,
Honra del final destierro,
Que de la tierra lo es;
Veo mil hachas ardiendo,
Pobres vestidos, contentos
Que heredan los avarientos,
Que no pudieron, viviendo;
Gozan el vestido y hacha
Que no les dió la virtud.
En fin, un negro ataud,
Seis de gerga y de capacha
Veo que en los hombros llevan,
Tras mil clérigos y cruces,
Frailes, cofradías, luces,
Cuantas á un noble se deban;
Miro el acompañamiento,
Hábitos y gente ilustre,
Y entre este adornado lustre,
Polvo en tierra y humo en viento,
Veo á nuestro Feliciano,
Entre un capuz y un sombrero,
Muy triste, porque el dinero
No estaba todo en su mano.
Tras él iba aquel bellaco
De Galindillo, fingiendo
Que lloraba, y componiendo
Su tumba; á un teñido saco
La falda llevaba, y creo
Que iba diciendo entre sí:
¡Oh si llevára yo aquí
Los escudos que deseo!
Fuera preguntar en vano
Quién era el muerto; ya ves,
Rico entierro en San Ginés,
Y enlutado á Feliciano.

Dor.
Por tu vida que te diera,
Si las hubieras pedido,
Albricias.

Clara.
Buenas han sido,
Del interes que me espera
No doy mi parte.

Dor.
Detente,
Que siento gente en la puerta,
Entraránse, que está abierta.

OLIVERIO Y FERNANDO.

Oliv.
Sí harán, que es segura gente,
Pero si estás ocupada,
Tambien atras volverán.

Dor.
Nunca estas sillas lo están
Para gente tan honrada.
¿Qué hay de nuevo en nuestra aldea?

Fern.
Así la puedes llamar;
Por acá comer y holgar,
Y juventud que pasea.
Si no es que tienes que hacer,
Tuyos somos este rato.

Dor.
Miéntras se tarda un ingrato
Me podeis entretener.

Oliv.
¿Qué, le quieres todavía?

Dor.
¿Es milagroso?

Oliv.
En tu mudanza...

Dor.
Pues hay mudanza que alcanza
Á quien de mudanzas fia.

Fern.
¿No te trata bien Ricardo?

Dor.
Sospecho que quiere bien.

Oliv.
Si no le muestras desden,
Mayor libertad aguardo.

Fern.
Dale celos.

Dor.
No aprovecha.

Fern.
¿Trágase estas balas?

Dor.
Sí.

Fern.
¿Es diestro?

Dor.
Cuanto lo fué.

Fern.
Bien hace, tu amor sospecha;
Un hombre no ha de saber
Que es querido.

Dor.
No es licion
Que puesta en ejecucion
Le está bien á una mujer,
Que tratalle sin amor
Mucho desdora.

Fern.
Templalle,
Y dalle para gozalle
Con recatado favor.

Oliv.
La puerta suena.

Dor.
¿No cierras?

LISELO, JUSTINO, OLIVERIO, FERNANDO, DOROTEA Y CLARA.

Lis.
En tiempo de tantas paces
No la cierres, que bien haces,
Y si bien haces, no yerras.

Dor.
Seais los dos bien venidos.
¿Dónde Ricardo quedó?

Just.
Aquí pensé hallarle yo.

Dor.
¿Ya soy centro de perdidos?

Lis.
Si lo están todos por tí,
Que aquí se busquen es bien.

Clara.
¿Quereis que naipes os den?

Just.
¿Hay algo que rifar?

Clara.
Sí.

Fern.
¿Qué, por tu vida?

Clara.
Unos guantes.

Oliv.
¿Son de olor?

Clara.
Como lo dices,
Favor para las narices.

Oliv.
¿Sabes por cuántos instantes?

Lis.
¿Son de ámbar ó perfumados?
¿Olerán hasta salir
De la calle?

Clara.
Eso es decir
Que estais de rifar cansados;
Pues ya por los naipes voy.

Dor.
¡Qué necia que estás, Clarilla!

Just.
Lo acuchillado acuchilla.

Oliv.
¿Teneis vos?

Fern.
Sin blanca estoy.

Oliv.
¡Qué fria es aquesta treta
De dar luégo que rifar!

Just.
Viejo modo de pescar
Es esta necia receta.

Fern.
¿Para sacar seis escudos
Qué sirven estas bajezas?
Repártanse por cabezas
Y hagamos señas de mudos.

Lis.
No perderán estas damas
Esta costumbre ó traicion,
Como el pedir colacion.

Oliv.
Pues es andar por las ramas.

Clara.
Una palabra al oido.

Oliv.
¿Hay vision? ¿hemos de huir?

Dor.
Acábalo de decir.

Clara.
Los guantes y naipes pido
Á la mulatilla, y ella
Me dice que Feliciano
Está á la puerta.

Dor.
Su mano
Me da amor, mato con ella.
¡Perdido mozo!

Clara.
¡Jesus!
Cuéntale por rematado.

Dor.
(Ap.) Despedirlos me es forzado
Miéntras que le llamas tú.

Clara.
(Ap.) Echa esa inútil caterva
En tanto que voy.

Dor.
Mis reyes
Ya sabrán de nuestras leyes,
Que este lugar se reserva
Para cosas de provecho;
Otra venta, abajo piquen.

Oliv.
¿Hay pesca?

Dor.
No me repliquen.

Lis.
Es mal hecho.

Just.
No es mal hecho,
Que aquí se ha de dar lugar.

Fern.
Con tal condicion se alquila.

Lis.
Vamos á ver á Drusila,
Que hoy acabó de llegar.

Oliv.
¿Adónde estaba?

Lis.
En Toledo.

Oliv.
¿Y no se vende el caudal?

Lis.
¿Cómo le ha de ir bien al mal?

Oliv.
Estoy por...

Fern.
Hablemos quedo.

Oliv.
Vive Dios, que le he de dar
Una matraca.

Fern.
Eso sí.

Oliv.
Callad y echad por aquí,
Oiréis á Fabia cantar.

(Vanse.)

CLARA, FELICIANO Y GALINDO, de noche, Y DOROTEA.

Fel.
¿Podré verte?

Dor.
Desemboza
Esa cara, que Dios guarde.

Fel.
No pude venir más tarde.

Clara.
Quedo, ¿él tambien me retoza?

Gal.
¿No puedo tocar la mano?
¡Aunque en aquesta ocasion
Fueras cuenta de perdon!

Clara.
Lo es siempre la mano, hermano.

Fel.
¿Quién son éstos que se van?

Dor.
No hay cosa que importe en ellos.

Fel.
¿Es acaso alguno de ellos
Ricardo?

Dor.
¿Quién?

Fel.
Tu galan.

Dor.
Donde tú vives, mi bien,
¿Qué Ricardo, ó qué riqueza
Mayor para mí?

Fel.
¡Oh belleza
Divina! ¿ya sin desden?

Dor.
¿Desden para tí, mis ojos,
Si eres la luz con que veo?
Ya me mataba el deseo
De celos, ánsias y antojos.
¿Dónde has estado? ¿en qué andas?
¡Desde ayer sin verme, ay cielos!
¿Por qué me matas con celos
Cuando servirte me mandas?
No estoy bien con tus ausencias,
Trazando vas mis disgustos,
Ó tienes allá otros gustos,
Ó acá pruebas mis paciencias.
Á fe que alguna dichosa
Esta noche tuvo el lado
Más discreto, más honrado,
Que ha visto esta alma envidiosa;
Muestra la mano, el color
Se te ha trocado, esto es cierto
Una noche, tú me has muerto.

Clara.
¡Qué extraña señal de amor!

Gal.
¿Desmayóse?

Fel.
¿No lo ves?

Gal.
¡Vive Dios que es de lo fino!
Ved qué de presto le vino
De la cabeza á los piés.

Fel.
Trae, por tu vida, Clara,
Un poco de agua de azahar,
Si no la puede tomar
Echarásela en la cara;
¡Hay tales celos!

Gal.
Por Dios
Que es lástima, está mortal.

Fel.
¿No vas?

Clara.
Voy.

(Vase.)

Gal.
Mala señal.

Fel.
¿Para quién?

Gal.
Para los dos.

Fel.
¿Cómo?

Gal.
Porque es mal agüero
Entrar aquí con azahar,
Y estas dos sotas hallar
En el encuentro primero.

Fel.
Necio, ¿este rostro no miras?

Gal.
Discreto, ya estoy mirando
El mismo rostro que cuando
De ver su color te admiras.

Fel.
¿No ves que es color fingida
Y no se puede mudar?
La que es suya has de mirar,
En tantas partes perdida.

Gal.
Cuanto aquí se ve es fingido,
¿Es raton éste?

Dor.
¡Ay de mí!

Gal.
¿Ves qué presto vuelve en sí?

Dor.
¡Qué necio, Galindo, has sido!
¡Qué alteracion me has causado!

Gal.
¿Pues no estabas desmayada?

Dor.
Algo estaba ya cobrada
Y era aquel susto pasado.

Fel.
Maldígate Dios, amén,
¡Qué costosas gracias tienes!

Gal.
Clara es ésta.

Fel.
Tarde vienes,
Mas toma el agua, mi bien.

Dor.
Muestra, que á fe que estoy tal,
Que apénas he vuelto en mí,
Ni sé cómo vivo aquí,
Segun me he visto mortal.

(Bebe.)

Gal.
Agradézcanlo al raton,
Que nuestro médico ha sido.

Fel.
Bebe más.

Dor.
Harto he bebido.

Gal.
¿Confortaste el corazon?

Fel.
¿Es posible que no sabes
Dónde he estado, ni has sabido
Qué es lo que me ha sucedido?

Dor.
Dime palabras suaves,
Regálame, por tu vida,
Que á fe que lo he menester.

Gal.
¡Qué diestra está la mujer!
Toda la pena es fingida.

Fel.
Mi bien, ayer se murió
Mi padre y hoy le enterré;
Si en aquesto me ocupé,
La muerte es quien te ofendió;
Con esta dama dormí,
Un capuz la cama fué,
Que esta noche me quité
Por no entrar á verte ansí.

Dor.
¡Tu padre es muerto!

Fel.
Ya es muerto.

Gal.
¿Ha de haber desmayo agora?
¡Oigan, vive Dios, que llora!

Fel.
Mi bien, que es mi bien te advierto,
Mira que eres hoy el dueño
De sus treinta mil ducados,
Ya no andarán empeñados
Tus desdenes y mis sueños;
Ten, mi señora, alegría.

Dor.
¿Puedo dejar de sentir
Que es tu sangre?

Gal.
¡Hay tal fingir!

Fel.
¿Has cenado?

Dor.
Ahora queria.

Fel.
¿Qué tienes?

Dor.
Poco ó nada,
Mas para entrambos habrá.

Fel.
¡Hola, Galindo! ¿tendrá
Algo aquel tu camarada?

Gal.
No faltará algun capon.

Fel.
Estos cuatro escudos toma,
Trae una gentil redoma
De aquel ramo del canton;
Y de camino Guzman
El luto puede traer,
Que aquí me ha de amanecer,
Y no he de salir galan.

Dor.
Por fuerza lo ha de salir
Quien como vos lo nació,
Si no le marchito yo.

Gal.
¡Qué bien lo sabe fingir!
Voy en un salto.

Fel.
Camina.

(Vase.)

Dor.
Pésame que haya heredado
Quien pobre me ha conquistado.

Fel.
No sé lo que ésta imagina,
Cuando pobre, nunca ví
Su rostro sereno y ledo,
Y agora que ve que heredo
Toda se trasforma en mí.
Pero, pues no lo sabia
Cuando la vi desmayar,
No es justo amor agraviar
Mujer que sin duda es mia.
No se canse más Leonarda,
Ni más me pida su honor,
Si con el mismo rigor
Trescientos años aguarda,
Que ya soy de Dorotea
Muy justamente perdido,
Pues que soy de ella querido,
Que es lo que el alma desea.

Dor.
No seas necia.

Clara.
Acaba ya.

Dor.
Déjame.

Fel.
¿Qués la cuestion?

Dor.
Locuras de Clara son.

Fel.
¿No lo sabré?

Dor.
Bien está;
Vos lo sabréis.

Fel.
¿Por qué no?

Dor.
Porque no puedo sufrir
Á quien quiero bien pedir,
Que doy á quien quiero yo.

Fel.
Daráme, por Dios, mohina;
Declaradme esas razones.

Dor.
Sacastes ciertos doblones,
Y cásase una vecina,
Y conjúrame que os pida
Para las arras.

Fel.
¿Pues eso
Teneis, mi bien, por exceso,
Siendo vos mi propia vida?
En este bolsillo van
Ciento, ménos el que dí;
Serán arras de que hoy fuí
De vuestro favor galan.

Dor.
¡No haréis tal por vida mia!

Fel.
Por la misma lo he jurado.

Dor.
Esta necia lo ha causado.

Clara.
Conozco yo su hidalguía,
Que de la misma manera
Que esas arras acomoda,
Te diera para la boda
Ropa y saya, ó saya entera:
Mal conoces lo que vale
Aquel hombre que está allí.

Fel.
¿Pues es la madrina?

Clara.
Sí,
Y con saya y ropa sale;
Hazle hacer por vida tuya,
Vestido de tu color,
Porque su gala y tu amor
Honran la belleza suya.
Que ella, como te ama tanto,
No te osa pedir aquello,
Que podrá por no tenello,
Darte algun celoso espanto.

Fel.
Eso no, por vida mia,
Mi sastre mañana venga,
Porque la medida tenga,
Que dél sólo el alma fia,
Y sacaráse la tela
De la color que la agrade.

Clara.
Los pasamanos añade.

Fel.
¿La guarnicion te desvela?
Del más ancho de Milan
Echen juntos cinco ó seis.

Clara.
¿Sin duda?

Fel.
Allá lo veréis.

Clara.
Éste, señora, es galan.
Mal haya Ricardo, amén.

Dor.
¡Ay Clara! á Ricardo adoro.

Clara.
Pues adora agora al oro
Para que el oro te den.

Dor.
¿Cuál oro, triste de mí,
Se puede igualar al gusto?

GALINDO.

Gal.
El dinero vino al justo,
Cuanto me pidió le dí,
Pero hay muy bien qué cenar,
Y mañana qué comer;
Clara, tú puedes hacer
Esos capones pelar,
Y asar aquellas perdices.

Clara.
Oye aparte, mentecato.

Gal.
¿Qué quieres?

Clara.
Óyeme un rato,
Necio, y no te escandalices.
¿Este tonto de tu amo
Ha heredado?

Gal.
Así es verdad;
El tonto y la cantidad
He visto.

Clara.
Aquí hay liga y ramo;
Este es pájaro que viene
Dando en ella, no seas loco,
Sino caiga poco á poco
Con el dinero que tiene.
¿No has leido á Celestina?

Gal.
Á Celestina leí.

Clara.
Pues mira á Sempronio allí,
Y por sus pasos camina,
Deja, Galindo, á las dos
Que este pájaro pelemos,
Y tu parte te darémos.

Gal.
Altamente hablais por Dios;
Armalde, que yo seré
El pájaro compañero:
Traeréle al lazo.

Clara.
Eso quiero.

Gal.
Como parte se me dé,
Y la que espero de tí.

Clara.
Digo que seré tu prenda.

Gal.
Pues quedo, y nadie lo entienda.

Dor.
¿Llamaron?

Clara.
Señora, sí.

Dor.
Mira quién es.

Clara.
En la voz
He conocido á tu hermano,

(Escóndase Feliciano.)

Que es un soldado feroz,
Y no hay hombre más celoso.

Dor.
Véte y vén despues, mi bien.

Fel.
¡Hermano!

Dor.
Y hombre tambien,
Que es un Orlando furioso.

Gal.
¡Clara!

Clara.
¡Galindo!

Gal.
¿Este hermano
No viniera enhorabuena
Ántes de traer la cena?

Clara.
Ya lo previenes en vano.

Gal.
Dame siquiera un capon
Y la redoma del vino.

Dor.
Detenerte es desatino.

Fel.
Así mis venturas son,
Dame esos brazos y adios.

Dor.
Por esta puerta te irás.

Gal.
¡Cena, que no os veré más!

Clara.
Por aquí saldréis los dos.

RICARDO.

Ric.
¿Han acaso ensordecido,
Dorotea, tus criadas,
Ó están acaso bañadas
En las aguas del olvido?
¿Cenaron adormideras?
¿Qué teneis que no me ois,
Y si me ois no me abris?

Dor.
¿Dirás que há un hora que esperas?

Ric.
Poco ménos.

Dor.
Ocupadas
En regalarte estarán.

Ric.
Más en echar al galan
Que hoy hablastes atapadas;
Bien he sentido el rüido.

Dor.
Tarde y celoso, ¡oh qué bien!

Ric.
Dí que de cenar me den,
Que vengo medio dormido.

(Éntrase.)

Clara.
¿Para qué quieres este hombre
Que te juega cuanto tienes,
Si hoy á ser rogada vienes
De un rico tan gentil hombre?

Dor.
Déjame con mi pasion:
Tirano es amor, no es rey,
Y así en el gusto no hay ley,
Ni en la mujer eleccion.

(Vanse.)

LEONARDA, en hábito de hombre, con espada y broquel, y un criado.

Leon.
Aquí me puedes dejar,
Ó espérame por ahí.

Criad.
Si hay necesidad de mí,
Allí me podrás hallar,
Que tengo cierto requiebro
De una platera de perlas,
Más firme que dos cañerlas,
Y más blanda que un enebro;
Silba y vendré por el aire,
Puesto á punto el hierro todo,
En diciéndole un apodo,
Y en oyéndole un donaire.

(Vase.)

Leon.
Escura y siempre triste y enlutada,
Gran viuda del sol, noche estupenda,
Cuya lustrosa toca reverenda
De holanda de la luna fué cortada.

Secretaria de amor, noche callada,
Haz que mis pasos ningun hombre entienda,
Y daréte una pieza por ofrenda
De la bayeta en mi dolor frisada.

Noche, aquí vengo en busca de un ingrato,
Ponme con él, hablalle te prometo,
Porque veas su injusto y mi buen trato.

Descanse mi cuidado en tu secreto,
Que es hijo de los dias el recato,
Y de la noche el amoroso efeto.

FELICIANO, GALINDO Y LEONARDA.

Fel.
Sospechas traigo.

Gal.
¿De qué?

Fel.
De que no es aquél su hermano.

Gal.
Pues fué tu sospecha en vano.

Fel.
¿Por qué?

Gal.
Porque no lo fué,
Y en las cosas que conciertas
No hay sospechas.

Fel.
¿Ciertas son?

Gal.
Conozco la condicion
De estas damas con dos puertas.
¡Lindo gatazo te han dado!

Fel.
Quien ama todo lo abona,
Ni es Dorotea persona
De tan vil y bajo estado:
Su hermano será sin duda.

Gal.
¿Su hermano?

Fel.
¿No puede ser?

Gal.
Conoces esta mujer;
Los hombres en bestias muda.

Fel.
En que es su hermano me fundo.

Gal.
Si es su hermano, Feliciano,
Yo sé que hoy no cena hermano
Mejor que él en todo el mundo.
¡Oh hermano el más bien cenado
Que se ha acostado jamas!
¡Qué contento dormirás
Con algun ángel al lado!

Fel.
¿Ángel? ¡Oh qué majadero!
¿Díceslo por Dorotea?

Gal.
No digo yo que ella sea.

Fel.
¿Pues quién?

Gal.
Explicarme quiero.
El que cena y duerme bien,
Ángeles suele soñar.

Fel.
Aquí hay gente.

Gal.
Aquí hay lugar
De tomar la calle, vén.

Fel.
¿Irme tengo?

Gal.
¿Por qué no?
¿Es fuerza el ir por allí
Si hay treinta calles aquí?

Fel.
¿Quién va allá?

Leon.
Yo.

Fel.
¿Quién es yo?

Leon.
(Ap.) Un hombre y una mujer,
Pudiera decir mejor.

Fel.
¿Qué quiere aquí?

Gal.
Qué rigor
Que muestras; habla á placer.

Leon.
¿Téngoos que dar cuenta á vos
De lo que en la calle quiero?

Fel.
Sí, porque lo que yo espero
No nos impida á los dos.

Leon.
No podréis vos esperar
Lo que yo.

Fel.
¿Por qué razon?

Leon.
Porque es libre mi aficion,
Que la puedo yo pagar,
Y aguardo á que de allá salga
Un Feliciano que entró,
Porque he de entrar luégo yo.

Gal.
Muy bien, así Dios me valga;
¡Más que es ésta Dorotea!

Leon.
La misma, y la que á Ricardo,
Un cierto alférez gallardo,
Que agora en Madrid pasea,
Da lo que á los otros quita;
Y agora espera quitar
Á cierto hombre del lugar
Que estas calles solicita,
Y está recien heredado;
Que jura que ha de pescalle
Cuanto pudiere pelalle,
Para este galan soldado.

Gal.
¿Tiene hermano esta mujer?

Leon.
Es flor eso del hermano.

Gal.
¿Qué te dice, Feliciano?

Fel.
Que no lo puedo creer.

Gal.
Pues lo que los ojos ven
Con los dedos se adivina.

Fel.
Grita suena en la cocina.

Gal.
Y cómo cenan muy bien...
¡Que ésta nos tenga al olor!
¡Hay tan gran mentecatía!

Fel.
Aguardar tengo hasta el dia.

Gal.
Vámonos de aquí, señor.
¡Oh bellaca desmayada!
¿Quién se la vió tan fingida,
Más lacia y carilamida
Que gata recien lavada?
¿Quién la vió tras el raton,
Y á tí en su engaño embebido?
Bebe más; harto he bebido.
Confórtasme el corazon.
Dime palabras suaves.

Fel.
Áun hay, Galindo, más mal.

Gal.
Bastará que sea igual,
¿Más mal dices?

Fel.
¿No lo sabes?
Los cien doblones le dí.

Gal.
¿Los de á cuatro?

Fel.
Los contados,
En el escritorio hallados,
Que aquesta mañana abrí.

Gal.
¿Qué me cuentas?

Fel.
Ya no cuento,
Pues ella los cuenta allá.

Gal.
¿Quién eso á una mujer da?
¿Á qué cuenta los asiento?

Fel.
Á la del amor.

Gal.
¡Buen fiador!
Cobrar tengo este dinero.

Fel.
Tente, Galindo, no quiero.

Gal.
¿Por qué?

Fel.
Porque tengo amor.

Gal.
¡Pesar del amor, amén!
Llama y dí si ha de salir,
Ó si nos hemos de ir.

Fel.
Bien dices.

Gal.
Tú no haces bien.

Fel.
¡Ah de casa!

Gal.
No responden.
¡Ah de arriba!... Están cenando;
Lo que yo estuve comprando
Entre espalda y pecho esconden,
Á pesar del moscatel.
¡Que aquesto pueda sufrir!

Fel.
Yo haré que vengan á abrir.

Gal.
Pasito, ménos cruel,
Oye un consejo.

Fel.
¿Cuál es?

Gal.
Tú tienes lindo dinero,
No aventures con un fiero
Lo que es de más interes.
Busquemos bravos, y vén
Á esta casa, y sin recelo
De tu vida, da en el suelo
Con cuantos en ella estén.

Fel.
Bien dices, vamos de aquí.

(Vanse.)

Leon.
Ya se fué, contenta quedo,
Que tengo á su vida miedo,
Que es alma que vive en mí.
Gente sale de la casa.

RICARDO, con la espada desnuda, y LEONARDA.

Ric.
¿Quién llama con tal furor?

Leon.
Yo soy un hombre, señor,
Que por estas calles pasa;
Los que llamaron se han ido.

Ric.
Vos sois, y seais cualquiera
Es mal hecho, sacad fuera
La espada.

Leon.
Que oigais os pido;
Advertid que yo no soy.

Ric.
¿Pues quién sois?

Leon.
Una mujer
Que aquí un galan vine á ver,
De quien hoy celosa estoy.

DOROTEA Y CLARA.

Dor.
Tenle, Clara, que estoy muerta
Como una espada se nombre.

Clara.
Hablando está con un hombre
Enfrente de nuestra puerta.

Leon.
Temo que si me halla ansí,
Con el enojo me dañe.

Ric.
¿Quereis que yo os acompañe?

Leon.
Sí.

Ric.
Pues echad por aquí.

(Vanse.)

Clara.
Sin duda, señora, van
Desafiados al Prado;
Por un fanfarron soldado
Pierdes un rico galan,
¿Qué has de hacer?

Dor.
Estoy turbada.

Clara.
Cuatro hombres vienen aquí.

FELICIANO, FULGENCIO, FABRICIO Y GALINDO.

Fel.
Luégo á los dos conocí.

Ful.
¿Y qué es la cuestion?

Fel.
No es nada.
Aquí en cas de Dorotea,
Cierto fanfarron soldado
Pienso que está acompañado,
Y que su respeto sea.

Fabr.
No pienso que piensas mal.

Gal.
Quedo; la puerta está abierta.

Ful.
Dorotea está á la puerta.
¿Qué gente?

Dor.
Cierra el portal.

Fel.
No cierres.

Dor.
¿Quién es?

Fel.
Yo soy.

Dor.
¿Es por dicha Feliciano?

Fel.
¿Está en casa aquel tu hermano?

Dor.
Ya es ido, al diablo le doy;
Entra y cenarás, mi bien.

Fel.
Señores, todos entrad,
Que se ha vuelto en amistad
Lo que imaginé desden.

Ful.
¿Habrá para todos?

Dor.
Sí.

Fel.
¿Ves cómo te has engañado?

Gal.
¡Oh hermano, el más mal cenado
De cuantos hermanos vi!

(Éntranse.)

Clara.
¿Qué haré si vuelve Ricardo?

Dor.
Hazte sorda porque vea
Que soy yo.

Clara.
¿Quién?

Dor.
Dorotea,
Que á ninguno el rostro guardo;
Aguarde hasta la mañana
Y quiébrese la cabeza,
Porque en tiniendo firmeza
Se pierde una cortesana.
Déjame pescar aquí
Donde pican estos peces,
Y ande el interes á veces,
Ya que amor lo quiere ansí:
Y en dar á Ricardo celos,
Yo sé que discreta he sido;
Que importa á un amor dormido
Irle poniendo desvelos.

Clara.
Bien haces, que este mancebo
Es liberal y heredado,
Dale cuerda, que ha llegado
Como pez simple á tu cebo;
Déjale que entre en las redes
Á este pájaro inocente,
Que si Ricardo lo siente,
Picar á Ricardo puedes.
Nunca trata el mercader
Solo un género, que quiere
Ganar si en aquél perdiere,
Y así ha de hacer la mujer.

Dor.
Entra y comienza á pelalle,
Hasta en los cañones velle.

Clara.
¿Y luégo?

Dor.
Entónces ponelle
De paticas en la calle.

Acto segundo

RICARDO Y FULGENCIO.

Ric.
Tengo de conocerle gran deseo,
Aunque él me tiene á mí por enemigo.

Ful.
No tiene el mundo un hombre á lo que veo
Más digno de llamarse honrado amigo.

Ric.
Así lo dicen cuantos suyos veo.

Ful.
Ninguno más de esa verdad testigo,
Y me pesa que vos vivais tan fuera
De su amistad.

Ric.
Por Dios, que la tuviera,
Mas ya sabeis, Fulgencio, que he tratado
Esa mujer que Feliciano adora,
Celos y enojos muchas veces dado,
Que es lo que apartan la amistad agora.
El hombre que ama, al hombre que fué amado
Siempre aborrece, y receloso ignora
Si ha de volver aquél á verse un dia
En el estado mismo que solia.
Fuera de eso, Fulgencio, hay otro enredo
Que impide el amistad.

Ful.
¿De qué manera?

Ric.
Habrá tres meses (que deciros puedo
Á vos este secreto, aunque lo fuera)
Que vine aquí llamado de Tancredo,
Y pluguiera á Dios que no viniera,
Á cenar con la Circe, la Medea,
Que llaman la discreta Dorotea.
Era sin duda á costa, ó mal entiendo,
De Feliciano el gasto, y en entrando
Echáronle de casa, previniendo
La cena á que me estaban esperando;
Feliciano, por dicha, conociendo
Su engaño, vuelve al puesto, y derribando
Las puertas, á que salga con la espada
Me obliga, casa y cena alborotada.
Salgo y hallo no más de un hombre, quiero
Reñir con él, y que es mujer me dice;
Dejo la casa, cena y el acero
Envaino, á que ninguno contradice.
Acompañarla voy, aunque primero
De que no era traicion me satisfice,
Llego á su casa y háblola en la puerta,
Llena de amores y de celos muerta:
No es ménos de que adora en Feliciano,
Que está perdido aquí por Dorotea,
Yo, viendo el traje, ú de tocar su mano,
Ó por mi estrella, ó lo que fuere sea,
Así me pierdo, así me rindo, hermano,
Que no hay sol para mí, no hay luz que vea
Miéntras estoy ausente de su vista.

Ful.
¡Suceso extraño! ¿Y qué hay de la conquista?

Ric.
Que me aborrece al paso que la adoro.

Ful.
¿Y cómo lo ha llevado Dorotea?

Ric.
Queriendo bien ese mancebo de oro,
En quien agora su codicia emplea.

Ful.
Pues no lo dudes que le da un tesoro,
Y la adora de suerte que desea
Dorar cuanto ella toque, como Mídas
Oro comen y de oro van vestidas,
En oro duermen, y oro, finalmente,
Pienso que son sus gustos y favores.

Ric.
¡Pobre mancebo, rico y inocente
Pájaro simple entre esos dos azores!

Ful.
Es recien heredado, no lo siente.

Ric.
¡Oh Fulgencio! no hay género de amores
Más peligroso que una cortesana,
Lo que ella corta eternamente sana.
¡Qué enredos tienen! ¡qué palabras blandas!
¡Qué afeites de traiciones! todo es cebo.
¡Qué baños odoríferos! ¡qué holandas,
Mortaja vil de un moscatel mancebo!
Pues vellas como imágines en andas
En el estrado rico, limpio y nuevo,
Parecen las señoras más honestas;
Allí toman papeles, dan respuestas,
Llega el escritorillo, la esclavilla,
El tintero de plata la criada
Tiene en la mano, hincada la rodilla;
El paje está elevado, y todo es nada.
¡Pues ver en la almohada la almohadilla,
Y no hacer más labor que en la almohada,
Para fingir ocupacion!... es cosa
Insufrible en el mundo y vergonzosa.
¿Qué dirás si se juntan á consejo
Sobre pelar un hombre mentecato?
Celos si es mozo, tierno amor si es viejo;
Pedir la seda, el faldellin, el plato.
¡Si las vieses tocar al limpio espejo
Y quedar el bosquejo del retrato!
Mal año para mí si tú las vieses,
Que tantos ascos de[13] hicieses;
No saca algun pintor tantas colores,
Ni más ungüentos saca un cirujano.
Mira, por Dios, qué calidad de amores,
Y lo que aquí desprecia Feliciano,
No hay ramillete de diversas flores
Del alba pura en la divina mano,
Como el cuerpo y el rostro de Leonarda,
Discreta, hermosa, principal, gallarda.

Ful.
Es mozo, y va siguiendo su apetito,
Que á cada cual le rige su deseo,
Su amigo soy, su gusto solo imito.

Ric.
¿En qué entiende en faltando de este empleo?

Ful.
De la suerte que en número infinito
Al panal de la miel acudir veo
Las importunas moscas el verano,
Así mozos agora á Feliciano.
Todos andan con él, todos le siguen,
Acompáñanle todos noche y dia,
Juégase en casa, y tantos le persiguen,
Que en verlos te dará melancolía;
Gusta que á dar, ó que á prestar le obliguen
Con liberalidad y cortesía,
Porque es de suerte liberal y franco,
Que, al paso, presto ha de quedarse en blanco.

Ric.
¡Qué es tan gran gastador!

Ful.
Pródiga cosa,
Y amigo de hacer gasto por el cabo;
Esta es su casa, entrad.

Ric.
¡Qué sala hermosa!

Ful.
La casa es buena y la pintura alabo.

Ric.
Esta Lucrecia es singular.

Ful.
Famosa.

Ric.
Bueno, tras la cortina está el esclavo.

Ful.
De Urbino es la invencion.

Ric.
¡Está excelente!
Bueno es aquel Adonis que está enfrente;
Lindas telas son éstas.

Ful.
¡Extremadas!

Ric.
¡Qué buenos escritorios y bufetes!
¿Hay camas ricas?

Ful.
Camas hay bordadas.

Ric.
Espantosas grandezas me prometes.

Ful.
¡Qué es ver aquestas salas ocupadas
De músicos, de damas, de alcahuetes,
De jugadores, bravos y de ociosos,
Y áun de pobres que llaman vergonzosos!

Ric.
Acuden al dinero.

Ful.
¡Oh gran dinero!

Ric.
No dudes que el dinero es todo en todo;
Es príncipe, es hidalgo, es caballero,
Es alta sangre, es descendiente godo.

Ful.
Él sale, no te vayas.

Ric.
Aquí espero
Por sólo ver de este mancebo el modo.

Ful.
Haz cuenta que otro pródigo estás viendo.

Ric.
¡Cantan!

Ful.
¿No miras que se está vistiendo?

FELICIANO vistiéndose á un espejo que traerá un paje, y otro la espada y la capa. GALINDO con una escobilla limpiando el sombrero. Dos músicos cantando, miéntras se compone el cuello.

MÚSICOS.

Pidiéronle colacion
Unas damas á Belardo,
Paseándose en Sevilla
Entre unos verdes naranjos.

Fel.
Esperad, por vida mia.

Mús.
Ya lo que quieres aguardo.

Fel.
¿Qué, vive aquese Belardo?

Mús.
Aún es vivo.

Fel.
¿Todavía?

Mús.
Si das licencia que cante,
Sabrás su estado mejor.

Fel.
¿Qué, ése es vivo?

Mús.
Sí, señor.

Fel.
Cantad, pasad adelante.

MÚSICOS.

Él que á unos ojos azules
Estaba haciendo un retrato,
Que aunque no era desafío,
Los sacó en el alma al campo.

Fel.
Oid, ¿pues cómo sería,
Que amores pena le den?
¿Aún quiere Belardo bien?

Mús.
Dicen que sí.

Fel.
¿Todavía?
Tanto en él vienen y van,
Desde que yo me crié,
Que muchas veces pensé
Que era del tiempo de Adan.

Mús.
Lo que ha escrito da ocasion
Á juzgar de esa manera.

Gal.
Quedo, que hay gente de fuera.

Fel.
Gente de afuera, ¿quién son?

Ful.
Yo soy, y conmigo viene
Un hombre que ha deseado
Ser tu amigo, y tan honrado,
Que estos pensamientos tiene.

Fel.
¿Quién?

Ful.
El alférez Ricardo.

Fel.
Seais, señor, bien venido.
¡Jesus!

Ric.
Las manos os pido.

Fel.
Y yo esos brazos aguardo,
Que aquesta casa os merece.
¡Es posible que la honrais!

Ric.
Vos á todos nos la dais.

Ful.
Á ser muy vuestro se ofrece,
Que aquellos cuentos pasados
Ya pasaron en efeto.

Fel.
No trateis, pues sois discreto,
Eso entre amigos honrados;
El señor alférez tiene
Un gran servidor en mí.

Ric.
Si de vos siempre lo fuí,
Diga el que conmigo viene,
Pues le busqué por padrino.

Fel.
Traed sillas.

Ric.
Eso no
Miéntras os vestis, que yo
Soy muy vuestro y soy vecino.

Fel.
¿Vivis cerca?

Ric.
Aquí á la vuelta;
Bien me podré entretener
Con lo que hay aquí que ver.

Fel.
Está todo de revuelta.

Ric.
Estas divinas pinturas
Me han por extremo alegrado,
Que les soy aficionado,
Y hay mil gallardas figuras.

Fel.
¿Qué os agrada?

Ric.
Esta Lucrecia
Y este Adónis.

Fel.
Vuestros son,
Que yo buscaba ocasion
De echar de casa esta necia.

Ric.
No los alabé por eso,
Mas por ser de buena mano.

Fel.
En buena mano le gano
Al pintor.

Ric.
Yo os lo confieso;
Que él los pintó de mil veces,
Y vos en una los dais,
De lo que le aventajais,
Los presentes son jüeces:
Mas no los quiteis, por Dios,
Que las telas que hay aquí
Se podrán quejar de mí.

Fel.
Pues quéjense de los dos,
Y lleven tambien las telas.

Ric.
¿Las telas? no lo mandeis;

Fel.
Esta vez perdonaréis;
Quítalas tú.

Gal.
Quitarélas.

Ric.
¡Jesus, las telas tambien!
Mirad que no tengo yo
Donde quepan.

Fel.
¿Por qué no,
Si en los ojos caben bien?
Ya ménos caben aquí,
Que en ser vuestras son ajenas.

Ric.
Beso aquesas manos llenas
De grandeza.

Fel.
No hay en mí
Sino solo el buen deseo.

Ric.
¿Es loco este hombre?

Ful.
No sé:
No estima en más lo que ve,
Que yo aquello que no veo.

FABRICIO.

Fabr.
¿Está aquí el buen Feliciano?

Fel.
Aquí estoy, Fabricio amigo.

Fabr.
Oye aparte. Es Dios testigo
Que vengo perdido, hermano.
Llevan á mi padre agora
Preso por dos mil reales,
Si tú al remedio no sales
De un hijo que un padre adora,
Y sobre aquesta cadena...

Fel.
Quedo, no me digas más.
¿Prendas á mí prendas das?
¡Por Dios que la prenda es buena!

Fabr.
¿Pues no es bastante piedad
Dar sobre prenda el dinero?

Fel.
Al amigo, al compañero,
Con quien profeso amistad,
¿En qué le sirvo si doy
Oro sobre oro?

Ful.
No digas
Que en dármelo no me obligas,
Tómala y tu esclavo soy.

Fel.
El dármela te condena,
Aunque el buen término alabo,
Pues que te llamas mi esclavo,
Y te quitas la cadena.
Ten la cadena, Fabricio,
En muestra de obligacion,
Pues que las cadenas son
De los esclavos indicio.

Fabr.
Tendréla para mostrar
Que es tuya, y que tuyo soy,
Pues el oro en que la doy
Es hierro que puede atar.
Vivas mil años, y advierte
Que me acordaré de tí
Miéntras vive el alma en mí,
Y ella despues de mi muerte.

Fel.
¿Galindo?

Gal.
Señor.

Fel.
Da luégo
Dos mil reales á Fabricio.

Gal.
¿Qué dices?

Fel.
Este es mi oficio,
No repliques.

Gal.
¿Estás ciego?

Fel.
Camina.

Gal.
Vénte conmigo.
¡Con buen pié nos levantamos!

(Vanse Galindo y Fabricio.)

Fel.
¿Adónde quereis que vamos?

Ric.
Donde quiera iré contigo,
Aunque donde sabes sea.

Fel.
¿Darásme celos?

Ric.
Ya no,
Que ya sé que me perdió,
Por ganarte, Dorotea.

Fel.
¿Quiéresla bien?

Ric.
No te osára
Decir que la quiero bien,
Aunque á su hermoso desden
La voluntad inclinára,
Con temor que me la dieras
Como Alejandro á su amiga,
Si tal grandeza te obliga,
Que ser Alejandro esperas.

Fel.
Perdone Alejandro en eso,
No puede ser que yo sea
Liberal con Dorotea,
Ser inferior le confieso.
Piérdome cuando imagino
Que Alejandro se la dió,
Mas pienso que le cegó
Ser tan inclinado al vino.

Ric.
De eso le culpan historias.

Fel.
Si la dió fuera de sí,
Yo no, porque estoy en mí,
Y no quiero infames glorias.
¿Cómo no viene, Fulgencio,
Tancredo como solia,
Que esta nuestra compañía,
Sin su presencia es silencio?

Ful.
¿Pues eso dices? ¿no sabes
Que está preso?

Fel.
No por Dios.

Ful.
Habrá más de un mes, que dos
Mancebos bravos y graves
Le acuchillaron muy bien,
Defendióse, al uno hirió,
Prendiéronle, y concertó
La herida; aguarda que den
Á su tio unos dineros,
Y por esto se está allí.

Fel.
Agravio me han hecho á mí,
Que fuera de los primeros
Que á serville hubieran ido,
Que le soy aficionado.
¿La herida qué le ha costado?

Ful.
Cien escudos le han pedido.

Fel.
Vamos á misa, y de allí
Por la cárcel entrarémos
Y á comer nos le traerémos,
¿Quereis vos ir?

Ric.
Señor, sí.

Fel.
Pues hoy comerémos todos
En regocijo del preso;
No lo estuviera por eso,
Siendo tan fáciles modos
Solicitud y dinero
Para darle libertad;
Cierto que siento el agravio.

FELICIANO, FULGENCIO, RICARDO Y UN CRIADO.

Criado.
Aquí está un paje de Octavio.

Fel.
Lo que quiere preguntad.

Criado.
Aquel caballo de ayer.

Fel.
Si le pide cada dia,
Parece descortesía
No ver que le ha menester;
Dí que un lacayo le lleve
Y se le dé de mi parte.

(Vase el criado.)

Ric.
No siento cómo alabarte,
Puesto que mil veces pruebe.

Fel.
Tiniéndome por amigo,
Que es la mayor alabanza,
Que quien amigos alcanza
Tiene todo el bien que digo;
De todos procuro el gusto,
Que hacer bien nunca se pierde.

GALINDO Y MÚSICOS.

Mús.
¿No dices que se le acuerde
Del vestido?

Fel.
Y es muy justo;
Da, Galindo, dos vestidos
De color á estos galanes.

Gal.
¡Qué gentiles gavilanes!
¡Y qué ejemplo de perdidos!
¡Pobre seso y pobre hacienda!

Mús.
¡Ah seo Galindo famoso,
Camarero generoso!

Gal.
De este caballo sin rienda.

Mús.
De este Príncipe dirá;
¿Cómo no nos manda nada,
Pues la guitarra y la espada
Toda á su servicio está?
¿No hay alguna á quien nos lleve
De noche á cantar?

Gal.
Quisiera
Cantar á cierta platera
Más de carbon que de nieve,
Pero no sé si teneis
Letras que toquen historia.

Mús.
¡Historia!... ¿Qué más notoria,
Si de ellas gusto teneis,
Que aquesta del Condestable?
Diez y seis romances sé.

Gal.
Daldo al diablo, que no fué
La de Orlando tan notable;
¿Qué piensan estos poetas,
Pues que no hay semana alguna
Sin don Álvaro de Luna
Y otros cuarenta planetas?
Romances de tres en tres
Á un enfadoso sujeto;
Mas como es luna, en efeto,
Sale nueva cada mes.
Yo queria...

Mús.
¿Qué? ¿canciones,
Liras, sonetos, sextinas?...

Gal.
Más calabazas y andrinas,
Guindas, peras y melones;
Aquello de ir á Tambico
Ántes que te vuelvas mona.

Mús.
Ya lo entiendo: la chacona.

Gal.
Eso, por Dios, le suplico;
Y encajen tambien allí
Cómo se va poco á poco
Al hospital este loco
De mi amo.

Mús.
¿Cómo ansí?

Gal.
Dando y haciendo mercedes
Á damas, bravos, galanes,
Y vestidos á truhanes,
Perdonen vuesas mercedes;
Vengan y tengan paciencia,
Que muy pronto querrá Dios
Que nos quedemos los dos
Á la luna de Valencia.

(Vanse.)

FAUSTINO, viejo, Y LEONARDA, con manto y escudero.

Faust.
Aunque te encuentre en la calle
Te he de hablar, Dios te bendiga,
Que áun sin conocerte obliga
Tu gracia, donaire y talle.
¿Dónde bueno por aquí,
Sobrina?

Leon.
De misa vengo.

Faust.
Iré contigo, que tengo
Que hablarte.

Leon.
¡Que hablarme!

Faust.
Sí.

Leon.
¿Sobre qué, por vida mia?

Faust.
Allá en casa lo sabrás.

Leon.
Á las mujeres jamas
Les digas esto querria;
Muero por saber lo que es,
No llegaré á casa viva.

Faust.
Yo quiero hacerte cautiva,
Lo demas sabrás despues.

Leon.
Sin duda que es casamiento.

Faust.
Un caballero te pide.

Leon.
Haz cuenta, señor, que mide
Las alas del pensamiento.

Faust.
Es muy rico y gentil hombre.

Leon.
Bastaba ser de tu mano.
¿Es acaso Feliciano?

Faust.
¿Cómo? no conozco ese hombre.

Leon.
Un mozo que há pocos dias
Que heredó.

Faust.
Ya sé quién es,
¡Jesus! Leonarda, no des
En tan locas fantasías,
Ese es un mozo perdido,
Fábula deste lugar;
Todo rameras, gastar,
Jugar y vestir lucido:
Allá es la conversacion,
Allá las fiestas y cenas,
Allá de vidas ajenas
La injusta murmuracion;
Allá verás el mozuelo
Que tiene bien que mirar
En su casa, murmurar
De las estrellas del cielo.
Es de valientes sagrado,
Es de amantes un asilo.

Leon.
¿Qué, tiene tan mal estilo?

Faust.
¡Ay de aquel su padre honrado
Que ganó tan poco á poco
Esta hacienda que él despende!
Como el trabajo no entiende,
Despréciala como loco.

Leon.
¡Ay de mí! que aunque os encubro,
Tio, mi pena y dolor,
Fiada en sangre y amor,
Hoy hasta el alma os descubro;
Sabed que en conversacion,
Ese mozo se ha alabado
De que á Leonarda ha gozado,
Y que por esta razon
Nadie será mi marido
Si no es que él mismo lo es.

Faust.
¡Cómo! ¿eso pasa, despues
Que anda ese loco perdido?
¡Vive Dios que aunque la espada,
Aunque en causa tan decente
Como es tu honra, sustente
Apénas la mano helada,
Que le tengo de buscar
Y decirle que has de ser,
Á su pesar, su mujer!

Leon.
Oye.

Faust.
No te acierto á hablar.

(Vase.)

Leon.
Señor... ya se fué... Eso quiero,
Y que mis deudos airados
Le obliguen á los cuidados
Con que me engañó primero,
Darle tengo en cuanto pueda
Pesadumbre, que mi honor
Da voces, y dice amor
Que más agraviado queda.
¡Triste de mí, que aquí viene!
Quiero taparme.

FELICIANO, FULGENCIO, TANCREDO Y RICARDO.

Tanc.
No sé
Con qué pagaros podré
Si el alma caudal no tiene,
Y así en el que agora muestra,
Podrá decir con razon
Que yo salgo de prision
Y que ella ha entrado en la vuestra;
Porque aquellos grillos ya
Pasan de los piés á ella,
Porque obligalla es prendella
En cárcel que no se irá.

Fel.
Tancredo, mayor ventura
Es el dar que el recibir,
Y así puedo yo decir
Que es mi obligacion segura.
No trateis de esto jamas,
Que ser el preso os confieso,
Porque aquel está más preso
Que dió poco á quien es más.

Fulg.
No será aquí mal montante
Esta dama, por mi vida.

Fel.
¡Buena presencia!

Tanc.
¡Escogida!

Ric.
Quedo, que hay puente y gigante.

Tanc.
No temas el escudero,
Que es un caduco.

Fel.
Allá voy.
Buen talle, á fe de quien soy,
Bueno, á fe de caballero.

Leon.
Bueno ó malo, así le agrada
Á su dueño.

Fel.
Si lo fuera,
Estoy por decir que diera...
Pero todo el mundo es nada.

Leon.
¿Así sois vos aquel hombre
Que pintan muy liberal?

Fel.
Liberal en ser leal
Á quien merece este nombre.

Leon.
Vos os empleais muy bien,
Sino que os pagan muy mal,
Y para quien es leal
La deslealtad no está bien;
Huélgome de conoceros,
Hay talle mal empleado
En mujer que la han comprado
Tantos con pocos dineros.

Fel.
Pesada sois, por mi vida,
Y algo satírica estais,
Mal de mujeres hablais
Siéndolo.

Leon.
Estoy ofendida
De que á tal mujer os deis,
Que estoy contenta de vos.

Fel.
Queredme vos, y por Dios
Que de ese error me saqueis.

Leon.
No lo creais, que han probado
Otros de mucho valor,
Pero un deshonesto amor
Vence á todo amor honrado.
Los hombres apeteceis
Tiros, traiciones, desvelos,
Mentiras, cuentos y celos,
Que es la leña con que ardeis.
Yo sé de cierta Leonarda
Que está muriendo por vos...

Fel.
No me la menteis por Dios,
¡Mal fuego la encienda y arda!
Que es la cosa más pesada
Que en mi vida conocí.

Leon.
¿Qué tiene malo?

Fel.
Que á mí
En todo me desagrada.

Leon.
¿Es muy fea?

Fel.
No es muy fea.

Leon.
¿Es necia?

Fel.
Discreta es.

FELICIANO, FULGENCIO, TANCREDO, RICARDO, LEONARDA, Y DOROTEA Y CLARA, tapadas con sus mantos.

Clara.
¿Es él?

Dor.
El mismo que ves.

Clara.
Cúbrete bien, Dorotea.

Dor.
Con una mujer está.

Clara.
¡Buen talle! ¿Quién puede ser?

Ric.
Aquí viene otra mujer.

Ful.
Tras Feliciano vendrá,
Todos siguen su dinero.

Ric.
Son mosquitos de ese vino.

Dor.
Ya con celos desatino.

Clara.
Espera y calla.

Dor.
Ya espero.

Leon.
¿Por qué no amais á Leonarda,
Si esas partes confesais?

Fel.
Mucho de su parte estais.

Leon.
Vos me decis que es gallarda.

Fel.
Porque pide casamiento,
Que es capítulo terrible.

Leon.
¿Eso os parece imposible
Si tiene merecimiento?

Dor.
No me mandes esperar,
Llamar quiero. ¡Ah, caballero!

Fel.
¿Llamaisme á mí?

Dor.
Á vos, que os quiero
En cierto negocio hablar.

Leon.
Si son celos, por mi vida
Que de mí no los tengais.

Dor.
Celos no, aunque vos podais
Dar celos y ser querida.

Leon.
Pues decid lo que quereis.

Dor.
¿Aquí delante de vos?

Leon.
¿Por qué no?

Dor.
¡Bueno por Dios!
¿Luego vos celos teneis?

Leon.
Si vos los teneis de mí,
¿No es bien que de vos los tenga?

Ful.
¡Hay tal cosa! ¡Que esto venga
Á pasar aquí por tí!

Leon.
Cuando aqueste galan fuera
Muy mio, estad vos segura,
Que temiendo mi ventura,
Luégo al momento os le diera.
Soy cobarde para ser
Celosa de lo que quiero,
Á solas suspiro y muero,
Nunca lo doy á entender.
¿Ese hombre es vuestro galan?

Dor.
No, sino vuestro, y es justo,
Pues le hallé con vuestro gusto,
Y sin él todas se van;
Parado estaba con vos,
Hágaos, dama, buen provecho,
Que de lo visto sospecho
Que no os quereis mal los dos.

Fel.
Quedo, señoras, quedito,
No peloteen el hombre,
Que haré que alguna se asombre
Si la máscara me quito.
Una me saca, otra vuelve,
Ténganse que harán mil faltas,
Si á jugar pelotas altas,
Celos y amor se resuelve;
Digan de quién he de ser,
Y no me arrojen aquí.

Dor.
Ya os digo que os vais allí,
Que yo no os he menester.

Fel.
¿No las verémos las caras?
Quizá son algunas viejas
Que en la edad corren parejas.

Dor.
Si soy, la edad mido á varas,
Vaya por su vida allí.

Leon.
Ea, no sea melindrosa,
Quizá será alguna diosa
De estas de guadamecí,
Cuanto la que tiene alcoba
Con paramento delante,
Vieja y caballero andante.

Dor.
¿Quién se lo dijo á la boba?

Leon.
El talle y modo de hablar,
Con el manto á lo bellaco.

Dor.
¡Oiga, que desata el saco
La señora del pajar!

Leon.
Pues, Marquesa de San Sueña,
¿No puedo hablar siendo honrada?

Dor.
Si era la saya alquilada,
¿Por qué no alquiló una dueña?
Váyase por vida mia
Con este galan de alcorza,
Y tome en casa el alforza
Dos dedos por cortesía.

Leon.
Esta saya se cortó
Para quien puesta la tiene,
Si larga ó si corta viene,
No tengo la culpa yo;
Esa suya, podrá ser
Se la diese algun galan
De los que en el corro están.

Dor.
¡Á placer, ninfa, á placer!

Leon.
¿Cómo ninfa? De esa duda
Quiero que salga tambien,
Ántes le vendrá más bien,
Si vive, de andar desnuda.

Dor.
(Se descubre.) Yo soy honrada mujer,
Y donde quiera que sea
Puedo...

Fel.
Jesus, Dorotea,
¿Que es esto?

Dor.
¿Qué puede ser?
Tus damas, tus necios gustos
Que traes, porque á mis ojos
Me den iguales enojos.

Fel.
¿Yo soy parte en tus disgustos?
Dios me quite aquí la vida
Si sé quién es la mujer...

Leon.
Si lo pudieras saber,
Fuera de tí conocida,
Y siéndolo me estimáras;
Leonarda soy. (Se descubre.) ¿Qué te admiras?
¿Si no es que cuando me miras
En mis méritos reparas?
Yo soy á quien tanto debes,
Y mujer que no hallarás,
Quien te diga que jamas...

Fel.
¡Cómo aquí los labios mueves!

Leon.
¿Por qué no con honra tanta?
¿Hay acaso alguno aquí
Que pueda decir de mí
Lo que de esa que te encanta?
Vuelve y mira, que Ricardo,
Áun de los que están aquí,
Se está burlando de tí.

Fel.
¡Esto sufro! ¡Esto aguardo!
¡Véte, infame, donde calles!

(La da un bofeton.)

Ric.
Quedo, no tienes razon.

Leon.
¡En mi rostro un bofeton,
Y en las más públicas calles!
¡Esto sufre la justicia!
¡Esto el cielo!...

Fel.
Aquesta daga
Haré yo que lugar haga
Á tu alma y tu malicia.

Ric.
Tente, acaba, que estás loco.

Ful.
¿Qué es aquesto, Feliciano?

Dor.
Tenelde por Dios la mano.

Leon.
Para mi amor todo es poco.
Señores, no le culpeis,
Que yo he dado la ocasion,
Á todos pido perdon,
Suplícoos me perdoneis.

(Vase.)

Ric.
¡Si otro su rostro ofendiera
Con la daga ó con la mano,
Que no fuera Feliciano,
Aquí un desatino hiciera!
Vóyla á acompañar, y quiero
Que en tu vida me hables más.

Fel.
Ricardo, Ricardo.

Ric.
Estás
Ciego y loco, allá te espero.

(Vase.)

Fel.
Basta, que se va enojado;
Todo por servirte ha sido.

Dor.
Mas porque tu amor fingido
Con esto se ha declarado,
Pues tratas otra mujer,
Y engáñasme de esa suerte,
En mi vida pienso verte,
Ni en tu vida me has de ver.

Fel.
Oye, escucha, Dorotea,
Mira que há un año y áun más...

Dor.
Déjame.

Fel.
¿Dónde te vas?

Dor.
Donde ninguno me vea.

(Vase.)

Fel.
¡Ah, Clara, tenla por Dios!

Clara.
¿Á quién tengo de tener,
Si tienes esa mujer,
Y andas engañando á dos?

(Vase.)

Fel.
Fuése.

Ful.
No te espantes de eso,
Que es mujer y está celosa.

Tanc.
Tiene razon que es hermosa
Leonarda.

Fel.
Yo pierdo el seso,
Que á ninguna conocí.

FELICIANO, FULGENCIO, TANCREDO Y GALINDO.

Gal.
En el escritorio están
Fabio, Tribulcio y don Juan.

Fel.
¿Pues qué esperan?

Gal.
Sólo á tí,
Que la palabra les diste
De hacer aquella fianza,
Y están con la confianza
De que tú lo prometiste.

Fel.
¡Fiar en diez mil ducados,
Vive Dios que es grave cosa!
Mas tambien es vergonzosa
Dejar tres hombres burlados;
Todos tres son mis amigos.
¿Pues los amigos qué son?
¿No más de conversacion,
Ser de los gustos testigos,
Comer, cenar, murmurar,
Y en llegando el menester,
Acordarse del placer,
Y huir el rostro al pesar?
Fiarlos tengo: camina.

Ful.
Contigo irémos los dos.

(Vanse.)

Gal.
Loco es este hombre, por Dios.

Tanc.
Su buena sangre le inclina
Á ser amigo de véras,
Á profesar amistad;
¿Qué quieres? trata verdad...

Gal.
Quita allá, que son quimeras;
¡En siglo tan estragado
Se mete á ser buen amigo!

Tanc.
Del bien que ha usado conmigo
Estoy, Galindo, obligado.

Gal.
En esta edad es discreto
El que más al otro engaña,
El que vende, el que enmaraña,
El que no guarda secreto;
El cambiador, el logrero,
El que hace la mohatra,
El que el dinero idolatra,
El chismoso, el chocarrero,
El soplon, falso testigo,
El que murmura de todo,
El que habla á un mismo modo
Al amigo y enemigo;
El que espera en una esquina
Al que habla la mujer,
Y para hacerle prender,
Como otro Júdas camina,
El que envidiando los buenos,
Todo es envidia y mentira,
El que sus vicios no mira
Y murmura los ajenos;
Y así tengo para mí
Que se pierde Feliciano,
Que la llave de la mano
No se puso en balde allí;
Llamarla llave es decir
Que la mano esté con llave.
Cuando el dinero se acabe,
¿Qué ha de hacer? ¿dónde ha de ir?

Tanc.
Los amigos que ha ganado
Le darán favor.

Gal.
¿Favor?
¡Plega á Dios!

Tanc.
Deja el temor.

Gal.
Temo este reloj errado,
Que así llamaba un discreto
Al siglo.

Tanc.
Vén por aquí.

Gal.
Quien ama teme.

Tanc.
Es ansí,
Porque es del amor efeto.

(Vanse.)

LEONARDA Y RICARDO.

Ric.
Digo que si vos quereis,
Esta noche os le doy muerto.

Leon.
Aunque es vuestro valor cierto,
Y tal opinion teneis,
Os suplico lo contrario.

Ric.
Si lo negais por temor
Del daño de vuestro honor,
No es conmigo necesario.
¡Vive Dios que ha de morir
Al umbral de Dorotea,
Sin que parte el mundo sea
Para poderlo impedir!

Leon.
Si entendeis, señor Ricardo,
Que adoro en este mancebo,
No dudeis que no lo apruebo,
Porque en mi honor me acobardo;
Sin duda le quiero bien,
Y quiérole bien de suerte,
Que sólo pensar su muerte
No hay más muerte que me den.

Ric.
Pues bástame esta razon
Para quitarle la vida,
Siendo vos de mí querida,
Cuanto esos méritos son,
Que quitándole delante,
Y viendo que os obligué.
Si no mi talle, mi fe
Os dará ocasion bastante;
Que el bofeton que él os dió,
No os le dió á vos, sino á mí,
Que puse el alma que os dí
En el lugar que agravió,
Y son las pruebas mejores,
Que dándoos el golpe á vos,
Vieron en mí más de dos
La vergüenza y los colores.
Si yo no os hubiera hablado,
Aún era la obligacion
De vengar el bofeton,
Digno de un hidalgo honrado.
Quedad, señora, con Dios,
Y esta noche me esperad
Con las nuevas.

Leon.
Aguardad,
Que tengo que hablar con vos.

Ric.
Estoy ya determinado,
No hay que tratar.

(Vase.)

Leon.
Esto es hecho,
Que le ha de matar sospecho,
¡Oh injusto traidor soldado!
¡Ay, mi bien, que está tu vida
En gran peligro! ¿Qué haré?
Pero yo le avisaré,
Por más que el honor lo impida,
Donde quiera que estuviere,
Porque un verdadero amar
Sólo quiere conservar
La vida de lo que quiere.

(Vase.)

DOROTEA Y CLARA.

Dor.
¿Doblaste los mantos ya?

Clara.
Ya, señora, los doblé:
Triste estas.

Dor.
Tengo por qué;
Nuestro pájaro se va.

Clara.
Cuando se vaya te quedan
Mas de cuatro mil ducados,
Sin otros tantos gastados
De las plumas que se enredan.
Déjale, y vaya en buen hora,
Aunque si él ama la dama
Que hoy has visto, mucho infama
Su amor, y su honor desdora.

Dor.
¡Ay Clara! nunca los hombres
La mano y la daga ofrecen
Á las cosas que aborrecen,
Ni las dicen tales nombres.
Sé yo toda la cartilla
De esta escuela de querer,
Siempre el raso y la mujer
Ó se aprensa ó se acuchilla.
Ya estará el buen Feliciano
Poniendo con ánsia loca
Siete mil veces la boca
Donde una puso la mano;
¡Qué le dirá de regalos!
¡Qué pedirá de perdones!
Que hay hombres muy regalones
Despues de unos buenos palos.
¡Pues qué contenta estará
La buena de la mujer!
Echábasele de ver,
Porque le abonaba ya.

Clara.
No me puedo persuadir
Que afrentada quiera bien.

Dor.
Todas quieren que las den.

Clara.
De comer y de vestir.

Dor.
No sé, lo que dicen digo.

Clara.
Allá dijo un bachiller
Que era animal la mujer
Que gustaba del castigo.

Dor.
Paso, Clara, gente viene.

Clara.
¡Por Dios, señora, que es él!

Dor.
Costarále al moscatel.

Clara.
Mesúrate.

Dor.
Eso quisiere.

FELICIANO, FULGENCIO, TANCREDO, GALINDO.

Fel.
Estarás muy enojada.
¿No hablas? ¡Bueno por Dios!

Gal.
Más sesgas están las dos
Que una borrica embarcada.

Fel.
Alza los ojos del suelo,
No des luz en cosa indina,
Ni pongas al sol cortina,
Que dé venganza al del cielo;
Mira que estás obligada,
Y que no es razon, celosa.

Dor.
Tiéneme muy vergonzosa
La desvergüenza pasada.
¡Tú darme celos á mí,
Y fingir no conocerme
Para ver descomponerme!

Fel.
¡Yo, mi bien! ¡yo á tí!

Dor.
Tú á mí.
Y despues, porque yo viese
Que tenías muy sujeta
Una mujer tan discreta,
Si en no quererte lo fuese,
Haciendo muy del rufian,
Le das aquel bofeton.
¿Tú te haces el socarron?
¿Tú eres el tierno galan?
¿Tú el lloron, tú el obediente?
No fio de vos la cara,
Hermano, á la que repara
Que yo soy algo insolente.
Véte con Dios, Feliciano,
Sal de mi casa, no más,
Bofeton y celos das,
Pesada tienes la mano.

Fel.
Tan pesada, que compré,
De camino, para tí
La joya que traigo aquí,
Y que agora te daré.

Dor.
¡Jesus! de gastos excusa;
No quiero nada, no, no.

Clara.
Muestra, tomaréla yo.
¿Qué es esto?

Fel.
Lo que se usa,
Un brinco con cien diamantes:
Mil ducados me costó.

Gal.
Los ciento le diera yo
Á las dos disciplinantes,
Y los mil á un escritorio.
¡Ah, pobre seso hechizado!
Más que ha de darse el cuitado
Como los cuartos de Osorio.

Clara.
Ea, deja los enojos,
Mira que te quiere bien.

Dor.
¡Ay, Clara! ¿tú eres tambien
En engañarme á los ojos?
No te ciegue el interes,
Que más te importa mi vida,
Por este traidor perdida.
(Ap.) ¿Qué es eso?

Clara.
Una joya es.

Dor.
¿Es buena?

Clara.
De mil ducados.

Dor.
Ruégame más.

Clara.
Ea, señora,
Mira que llora y te adora,
Vuelve esos ojos airados;
Fulgencio, ruégale tú,
Ruégale tú, Tancredo,
Galindo, llega.

Gal.
No puedo.

Dor.
No me canseis, ¡ay Jesus!

Fulg.
Ea, que estás ya cansada.

Tanc.
Háblale, por vida mia.

Gal.
¡Hay mayor bellaquería!
¡Oh bellaca redomada!
¡Oh tahura de querer!
¡Oh guillota de fingir!
¡Que un hombre pueda sufrir
Engaños de una mujer!

Fel.
Háblame, mi bien, pues, ya,
Mira que me estoy muriendo.

Dor.
¿Qué te he de hablar?

Gal.
Sí, fingiendo,
Como hasta agora lo está.

Dor.
Ahora bien, con condicion
Que no me has de dar más celos.

Fel.
No me perdonen los cielos
Si más te diere ocasion.

(Se abrazan.)

Dor.
¡Qué bien sabes engañarme!

Gal.
Á la trocada lo dí.

Fel.
¿Qué hacemos todos aquí,
Que quiero desenfadarme?
Pero traigan de cenar,
Y entre tanto jugarémos.

Fulg.
Si hay mesa, naipes tenemos.

Fel.
Pues comienza á barajar.

(Se acercan á la mesa.)

Tú, toma aquesos doblones
Y trae cena bastante
Y llama á Arsindo que cante.

Tanc.
Al parar podeis jugar.

Fulg.
Estos juego: alce Tancredo.

Tanc.
En las faltriqueras puedo
Un arriero aposentar;
Sólo tengo estos papeles
De una dama, y que son tales;
Hago sobre ellos cien reales.

Fel.
¿Jugar los favores sueles?
¡Bizarro tahur de amor!
Guárdalos, porque estén mudos,
Y juega estos treinta escudos.

Fulg.
¿Quien da mano?

Tanc.
La mayor.

Clara.
Un gentil-hombre embozado,
Feliciano, quiere hablarte.

Fel.
¿No te ha dicho de qué parte?

Clara.
Ya está dentro, oye el recado.

Dichos, y LEONARDA, en hábito de hombre, embozada.

Leon.
Lee este papel.

Fel.
Sí haré.

(Lee.)

«Ricardo te está esperando
Para matarte.» ¿Pues cuándo
Le dí causa? ¿Á mí, por qué?
¿Queda este infame en la calle?

Leon.
Allí queda.

Fel.
Pues los dos
Venid conmigo.

Fulg.
Por Dios
Que has de afrentalle ó matalle.

(Vanse Feliciano, Fulgencio y Tancredo.)

Dor.
¿Esto es pendencia, galan?

Leon.
Pendencias dicen que son,
Sobre cierto bofeton.

Dor.
¿Y son más que los que van?

Leon.
Sólo es un hombre el que espera.

Dor.
¿Quién?

Leon.
El alférez Ricardo.

Dor.
No lo hará mal, que es gallardo.

Leon.
Que no lo fuera quisiera;
Mas ¿cómo estais tan sin pena
Cuando á acuchillarse van?

Dor.
Porque si no me la dan,
Estoy de sentirla ajena.

Leon.
Bendígaos el cielo, amén.

Dor.
Soy de aquesta condicion,
Y por la misma razon
Vos me pareceis muy bien.

Leon.
Y vos me agradais á mí,
Que sois discreta y hermosa.

Dor.
Galan mozo.

Clara.
Linda cosa.

Dor.
¿Quereis sentaros?

Leon.
Sí.

Dor.
Entrad y dadme la mano.

Leon.
Por Dios, que me he de esforzar
Por hacer salva al lugar
Donde vive Feliciano.

Acto tercero

FABRICIO, DON TELLO, indiano, Y JULIO, criado.

Fabr.
Este, Don Tello, es Madrid,
Cuya alma, cuando espiró
Su cuerpo, se la llevó
El cielo á Valladolid.
Este lugar es aquel
Que te alababa en Sevilla
Por única maravilla.

Tello.
¡Qué majestad vive en él!
Desde Lima hasta la Habana,
Y desde Cádiz aquí,
Lugar más bello no vi.
¡Qué calle espaciosa y llana!
¡Qué edificios! ¡qué alegría!

Fabr.
Cuarenta años huésped fuí
De la córte.

Tello.
Bien se ve
Que aposentarla podia.

Fabr.
Por el camino te dije
Que entre el bien que le ha quedado,
Es cierto mozo heredado
Que por su gusto se rige;
Donde es la conversacion
De la gente del lugar,
Y que le has de visitar.

Tello.
Por eso y porque es razon,
Digo que le quiero ver,
Y le soy aficionado
Por lo que de él me has contado.

Fabr.
Si aquí te has de entretener
Miéntras á la córte vas,
No hay donde puedas mejor,
Porque fuera de su humor
Notables cosas verás.
Aquí hay juego, aquí comedias,
Aquí esgrima y valentía,
La música todo el dia
Y noches que llaman medias;
Aquí viene el alcahuete,
La dama busca al galan,
Aquí los celos se dan,
Aquí se muestra el billete;
Canonizan de discreta
Á la que está en buen concepto,
Aquí registra el soneto
El siempre pobre poeta;
Aquí se trata de Flándes,
Hay nuevas de todo el mundo,
Y dél y del mar profundo
Se cuentan mentiras grandes.
Aquí, en efeto, verás
Un oráculo de Apolo,
Y un mozo que gasta él solo
Por cuatro grandes, y áun más.
Sólo entiende en hacer gusto
Á cualquiera que conoce.

Tello.
Mil años el humor goce,
Y que los viva es muy justo;
Muchos amigos tendrá.

Fabr.
No falta un hombre en Madrid.

Tello.
¿Es noble?

Fabr.
Vendrá del Cid,
Miéntras gasta.

Tello.
Sí vendrá.

Fabr.
Si los que tienen dineros
Los dan en toda ocasion,
¿Quién no jurará que son
Hidalgos y caballeros?

Tello.
Dices bien, sólo el tener
Es la perfeta hidalguía:
¿Está muy léjos su casa?

Fabr.
Ántes estamos en ella.

Tello.
Hermosa portada.

Fabr.
Es bella;
Todo aqueste balcon pasa
Á la otra parte que ves;
Milagro es estar cerrada,
Porque es de todos posada
Y casa de todos es.
¡Válame Dios, á estas horas!
¿Si se ha mudado de aquí?
¡Ah de allá!

JULIO, FABRICIO, DON TELLO Y GALINDO, muy triste, en lo alto.

Gal.
¿Quién está ahí?

Tello.
Pienso que la casa ignoras,
Llama tú, Julio.

Jul.
Parece
De las ya desamparadas,
Responde á las aldabadas
Eco, y la casa estremece.

Gal.
¿Quién está ahí?

Jul.
Aquella voz
Debe de ser de algun düende.

Fabr.
Ya de más cerca se entiende.

Tello.
Torna á tocar.

Fabr.
Da una coz.

Gal.
¿Quién llama? ¿quién está ahí?

Fabr.
¿Es Galindo?

Gal.
El mismo soy.

Fabr.
¿Qué tienes?

Gal.
Enfermo estoy.

Fabr.
¿No vive tu amo aquí?

Gal.
Hay gran mal.

Fabr.
¿De qué manera?

Gal.
Luégo que á Sevilla fuiste,
Que pienso que me dijiste
Entónces que te ibas fuera,
Sobre dar un bofeton
Feliciano á una mujer,
Quiso Ricardo poner
La mano en él á traicion;
Mas súpolo Feliciano,
Y desde allí á pocos dias,
Poniendo á Ricardo espías,
Le asentó tan bien la mano,
Que se partió de esta vida
Para dárnosla tan mala,
Que solamente la iguala
Alguna en Argel sufrida.
Prendieron á mi señor,
Y apretáronle de suerte,
Que el escapar de la muerte
Fué del dinero favor;
Del cual tanto se ha gastado,
Que estamos los dos en cueros,
Porque en faltando dineros,
Los amigos han faltado.
Mas cuando salir queria
Por concierto de la parte,
Forzándola á que se aparte
Con lo que quedado habia,
Por no sé cuántas fianzas,
De gran suma, le embargaron,
Porque sus dueños quebraron,
Rompiendo sus esperanzas.
No le quedó de su hacienda
Cosa que no está perdida,
Embargada ó consumida,
Ó que á desprecio se venda;
Hasta la casa que ves,
Dicen que hoy han de tomar,
En acabando de echar
Un colchon, y dos ó tres
Sillas que nos han quedado,
Y la mesa del tinelo.

Fabr.
¡Desventurado mozuelo!
¡Jesus, en lo que ha parado!
¿Y está preso?

Gal.
Y de manera
Falto de todo favor,
Que del amigo mayor
Ni le tiene ni le espera.
Todos se le han retirado,
Un hombre no le visita,
Y el triste al pródigo imita,
Que áun no le falta el ganado,
Porque se le han atrevido
Chinches, mosquitos, pïojos,
Que le comen á los ojos
Las carnes desde el vestido.

Tello.
Movido me ha á compasion.

Fabr.
Quisiérale remediar,
Yo le veré si hay lugar,
Que es mi amigo y es razon.
Digo lugar, porque vengo
Con aqueste hidalgo indiano,
Que es en amistad hermano,
Y como huésped le tengo.
Galindo, adios.

Gal.
Si podeis,
Pues es de hombres principales,
Acordaos de dos mil reales
Que á buena cuenta teneis.

Fabr.
Yo haré lo más que pudiere,
Buen Galindo, adios.

Gal.
Adios.

(Vase.)

Tello.
¿Qué, éstos son aquellos dos?
¡Quién hay que en el mundo espere!

Fabr.
Por Dios, Don Tello, que es justo
Que así los castigue el cielo;
Bueno es que viva un mozuelo
Con las leyes de su gusto,
Que dé como un gran señor,
Que triunfe, gaste y que estrague
La juventud: muera, pague.

Tello.
Favorecelle es mejor.

Fabr.
Favorézcale el que puede,
Dejemos melancolías
Y pasemos estos dias,
Que el tiempo alegre concede,
Con buena conversacion.
¡Pesiatal, qué grande olvido!
Si éste está preso y perdido,
Habrá una linda ocasion.

Tello.
¿Cómo?

Fabr.
Sabed que servia
Una cierta Dorotea,
Que es naturaleza fea
Con ella, en la opinion mia,
Discreta, pícara, grave,
Decidora, limpia, vana,
Cuanto en una cortesana
De Plauto ó Terencio cabe:
Por Dios, que la habeis de ver,
Que está rica de este loco,
Y esto de indiano es un coco
Que espanta á cualquiera mujer.
Yo os quiero ser buen tercero.

Tello.
Y yo quiero regalalla,
Si es tal que pueda ocupalla
Un mes, mi gusto y dinero.

Fabr.
Á su casa hemos llegado,
Clarilla sale al portal.

Tello.
¿Qué es Clara?

Fabr.
Un claro cristal
De aquel ángel luminado.

FABRICIO, DON TELLO, JULIO Y CLARA.

Fabr.
¡Clara mia!

Clara.
¡Oh mi Fabricio!
Seas bien venido.

Fabr.
Creo
Que merece mi deseo
Ese cortesano indicio.

Clara.
¿De dó bueno?

Fabr.
De Sevilla.

Clara.
Gran tierra.

Fabr.
No tiene igual;
Diz que hay por acá gran mal.

Clara.
¿Mal, por tu vida, en la villa?

Fabr.
¿Tan olvidada estás ya
De Feliciano?

Clara.
Ya, hermano,
Murió en casa Feliciano;
Luégo muere el que no da.

Fabr.
¡Qué, está preso!

Clara.
Y tan perdido,
Que no hay hombre que le vea.

Fabr.
¿Y cómo está Dorotea?

Clara.
Quiero decir que has venido;
Pero dime tú primero,
¿Quién es quien viene contigo?

Fabr.
Es un indiano mi amigo,
Muy rico y muy caballero,
Á quien hemos de poner
Como queda Feliciano,
Que es una bestia el indiano
Y adora en cualquier mujer.

Clara.
Pues, Fabricio, si este pez
Nos trujeses hasta el cebo,
Porque parece algo nuevo
Quedará como una pez
Y tú no lo perderás;
Voy hablar con Dorotea.

(Vase.)

Tello.
Haz que esta Clara lo sea
Porque se declare más.

Fabr.
¿Qué claridad, pues afirma
Que está sin moros la costa?

Tello.
De que vengo por la posta,
Que el hábito lo confirma,
Porque no tome de asiento
Mi amor como escribanía.

Fabr.
En viendo su bizarría
Te dará extraño contento.

Tello.
¡Qué presto sale!

Fabr.
Es discreta
Y no es música en rogar.

Jul.
Ya Clara la fué á llamar.

Tello.
¿Qué hay, Julio?

Jul.
¡Linda estafeta!

FABRICIO, DON TELLO, JULIO, CLARA Y DOROTEA.

Dor.
Acá me obliga á salir
Clara; seais bien venidos.

Jul.
¡Qué de bajeles perdidos
Aquí se deben hundir!

Fabr.
Vos seais muy bien hallada,
Que ya con el bien que estais
En lo gallardo mostrais...
¿No es bizarra?

Tello.
(Ap.)Es extremada.

Fabr.
Partí, por acompañar
Al señor Don Tello.

Dor.
¿Á quién?

Tello.
Á quien os da el parabien
De la flor de este lugar.

Fabr.
De Sevilla habrá ocho dias;
Quiso ver aquesta villa,
Y á vos, que sois maravilla
Suya.

Jul.
¡Qué lindas arpías!

Dor.
¡Yo maravilla, Fabricio!
Maravíllome de tí,
Don Tello habrá visto en mí...

Jul.
Que le quitará el juicio
Despues de muchos doblones.

Dor.
¡Qué injustamente me estima
Vuestra opinion!

Tello.
Hasta en Lima,
En antárticas regiones,
Dicen que el tiempo no alcanza
Lima que pueda romper
Prisiones de tal mujer,
Si no la da su mudanza,
Y que sois de la hermosura
Reina y de la discrecion.

Dor.
¡Que allá tenga esa opinion!
¡Válame Dios, qué ventura!

Tello.
Harto más lo será mia
Si vos me quereis mandar.

Dor.
Ya es tarde, hay poco lugar,
Que es cerca del mediodia,
Venidme á la tarde á ver.

Fabr.
¿Para qué nos hemos de ir?

Dor.
¿Pues en qué os puedo servir?

Fabr.
Merced nos podeis hacer.
Cuando en cas de un gran señor
Se hallan...

Dor.
Quedo, ya entiendo.
Comida están previniendo
Y tendrélo á gran favor;
Pero no sé si es bastante.

Tello.
Julio, toma este dinero,
Serás hoy mi despensero.

Jul.
Traeré asado un elefante.

Dor.
Entrad entre tanto á ver
La casa.

Tello.
¡Qué limpia y fresca!

Dor.
¿Es de provecho esta pesca?

Fabr.
Un Feliciano ha de ser.

Dor.
¿De dónde es?

Fabr.
De este lugar,
Aunque desde niño falta;
Ten la caña firme y alta,
Que es barbo de allende el mar.

FELICIANO, en la cárcel, en hábito de pobre.

Fel.
Cárcel, prueba de amigos y venganza,
Como dicen, de tantos enemigos,
Que bastaba decir prueba de amigos,
Si un preso y pobre algun amigo alcanza.

Si es falsa hasta las trojes la esperanza,
Díganlo el tiempo y mis granados trigos,
Pues eran todos de mi bien testigos
Cuando estaban mis cosas en bonanza.

Como otro Job me veo perseguido,
Y áun mucho más, porque si Job vivia
En aquel muladar tan abatido,

No vió la cárcel, que de solo un dia
Que hubiera sus desdichas conocido,
Trocára su paciencia por la mia.

FELICIANO, GALINDO.

Gal.
Todo va de mal en mal,
Por no decir en peor.

Fel.
¡Galindo!

Gal.
Por Dios, señor,
Que es la desvergüenza igual;
Hablo á muchos á quien diste
Caballos, joyas, vestidos,
Y tápanse los oidos
Al eco de tu voz triste,
No hay hombre que dé un real,
Ni áun una buena respuesta.

Fel.
Prueba de amigos es ésta,
Pero todos prueban mal;
Cuando en mi casa tenía
Dineros, bullicio, juego,
¡Qué humilde que andaba el ruego
Y la adulacion servia!
¡Qué de amigos me sobraban!
¡Qué lisonjero tropel!
¡Qué de moscas á la miel
Del dinero se allegaban!
Entónces era yo bueno,
Entónces era yo honrado.
¡Qué truje de gente al lado!
¿Qué meson se vió más lleno?
Parecí meson en feria;
Ya la feria se acabó
Y solamente quedó
La casa con la miseria.
¿No responden esos hombres
Á mis papeles siquiera?

Gal.
Tres traigo, mas no quisiera
Que leyeras ni áun sus nombres,
Que son muy grandes...

Fel.
No digas
De nadie mal en ausencia.

Gal.
Hazte santo, ten paciencia.

Fel.
¿Qué quieres? han sido hormigas;
Á la parva se llegaron,
Lo que el Agosto duró
Cargaron de lo que yo
Les dí y en mi casa hallaron.
Murióse el fuego en la fragua,
Y entrando el invierno fiero,
Cada cual en su agujero
Se cerró, temiendo el agua.
Yo soy madera de toros,
Que estoy en el suelo echada
Porque es la fiesta pasada.

Gal.
Arrojabas flujes de oros
Como si fueras fullero;
Mas como el ganar cesó,
Todo miron se cogió
Con parte de tu dinero.
Ésta lee, que es de Evandro.

Fel.
Ésta leo, que es de quien
Recibió de mí harto bien.

Gal.
Tú fuiste, en necio, Alexandro.

(Lee.)

«Á nadie de los amigos de vuesa merced ha cabido tanta parte de su desgracia. Las que estos dias he tenido, no me han dado lugar de enviarle lo que pide, ni á visitalle mis ocupaciones; si me acudieren, lo haré como lo debo. Dios le dé libertad á vuesa merced.—Evandro.»

Fel.
¿Qué te parece?

Gal.
Muy mal;
Yo no tengo de mentir.

Fel.
¡Que aquesto pueda escribir
Un hombre tan principal!
Á éste dí cuanto tenía,
Regalé, estimé y amé,
Quien esto que pasa ve,
Necio será si confia.

Gal.
Lee aquesta de Tancredo,
Que de la cárcel sacaste
Cuando la vida salvaste.

Fel.
Tal estoy que apénas puedo.

(Lee.)

«Galindo me dió el de vuesa merced y representó su necesidad; pero es tanta la mia y están mis cosas en disposicion, que escribo esto mismo á personas que me deben, de quien en cobrando acudiré como es mi obligacion.—Tancredo.»

Fel.
¡Puédese aquesto sufrir!
¡Puédese en el mundo hacer!

Gal.
Muy bien se puede leer,
Pues que se pudo escribir.

Fel.
¡Que vine en persona yo
Á la cárcel y saqué
De ella este hombre, y que me ve
En ella y esto escribió!

Gal.
Par Dios, si ése no es tacaño,
Yo estoy agora hecho un cuero.

Fel.
Ya te he avisado primero
Que hables bien.

Gal.
No seas extraño
Ni te hagas santurron,
Que el perro muerde con rabia.

Fel.
Mal hace el que ausente agravia
Á los que tan buenos son.

Gal.
Por los pïojos yo sé
Que no lo dices, que es gente
Que siempre muerde al presente
Aunque á veces no lo ve.
Par Dios que estás hecho un santo:
Lee este papel.

Fel.
¿De quién?

Gal.
De Oliverio.

Fel.
¡Qué de bien
Me debe!

Gal.
Haráte otro tanto.

(Lee.)

«Bueno fuera haber guardado para las necesidades como ésta. Dios quiere que vuesa merced pague sus locuras, y que le sirva de escarmiento la prision y la necesidad, que son los dos verdugos de su justicia.

»Él quiera que se enmiende y le guarde para que imite el buen padre que tuvo.—Oliverio.»

Fel.
Éste, Galindo, confieso
Que casi, casi me obliga
Á que atrevido le diga...

Gal.
¿Quién tendrá con esto seso?
Habla, dí, quéjate al cielo
De estos amigos fingidos.

Fel.
Á sus divinos oidos
De estas sentencias apelo;
Y si no considerára
Que toma por instrumento
De mi castigo y tormento
Su desvergüenza tan clara,
Dijérale lo que he hecho
Por estos que me han dejado.

Gal.
¿El haberlos obligado
Te ha sido de este provecho?
¡Ah, traidores!

Fel.
Dios maldice
Al hombre que en hombre fia.
¡Que un hombre no entre aquí un dia
De muchos á quien bien hice!
¡Hay tal crueldad en el mundo!
¡Hay tan fiera ingratitud!

Gal.
¿Qué dirás de la virtud
De otro Bellido segundo,
De otro Aquila y más infame?

Fel.
¿De quién dices?

Gal.
De Fabricio,
Que tras tanto beneficio
No sé qué nombre le llame.

Fel.
¿Pues está aquí?

Gal.
De Sevilla
Ha venido.

Fel.
¿Cierto?

Gal.
Cierto,
Con un Don Tello ú Don Tuerto,
Indiano, aunque de esta villa;
Veníase á entretener
Á casa, contéle el cuento
De tu extraño perdimiento...

Fel.
¿Y ofrecióse?...

Gal.
Á no te ver.

Fel.
¡Válame Dios!

Gal.
¡Qué! ¿te espantas
Que los dos mil reales niega?

Fel.
Ó el tiempo conmigo juega,
Ó testimonios levantas.

Gal.
Yo te he dicho la verdad.

Fel.
Hombres, quien tiene un amigo
Bueno, mire lo que digo,
Conserve bien su amistad.

FELICIANO, GALINDO, ALBERTO, procurador.

Alb.
Albricias puedes darme.

Fel.
Buenas sean,
Que yo las mando tales.

Alb.
Ya la parte
Se ha concertado y se ha bajado.

Fel.
El cielo
Te pague, Alberto, beneficio tanto.

Gal.
Si algun procurador, si algun causídico
Merece estatua en bronce, en mármol paro,
Sois vos, Alberto, y miéntras tenga vida,
Galindo cantará vuestra alabanza.

Fel.
¿En cuánto este concierto habemos hecho?

Alb.
En quinientos ducados.

Gal.
¡Oste, puto!

Alb.
¿Esto te espanta? yo lo juzgo poco.

Gal.
Si fuera en aquel tiempo felicísimo
Que reinaba el dinero y la bambarria,
Y se daba á rameras y alcahuetas
Lo que agora lloramos en las cárceles,
No dices mal, Alberto, pero agora
¿Adónde se hallarán quinientos pesos?
¿Quién nos los ha de dar? que son al justo
Cinco mil y quinientos, niños todos
De á treinta y cuatro años.

Alb.
¡Eso dices!
Cómo, ¿no habrá de solos remanentes
De una hacienda tan grande más dinero?

Gal.
No le ha quedado cera en los oidos,
Están todas las cosas empeñadas,
Mil tercios recibidos sin cumplirse,
Todo hurtado, perdido y de manera
Que á las calzas parece nuestra hacienda
Del escudero de Alba, que al calzárselas,
Él solo y solo Dios las entendian.

Alb.
Pues remedio ha de haber.

Fel.
Vamos, Alberto,
Que quiero dar un tiento á Dorotea
Prometiéndole darle mil ducados
Porque me preste agora estos quinientos.

Alb.
Escríbele un papel.

Fel.
Tú tambien habla
De camino á Fabricio.

Gal.
¡Dios los mueva!
Mas cree que ara en viento y siembra en agua
Quien bien espera, advierte lo que digo,
De mujer baja y de fingido amigo.

(Vanse.)

FABRICIO, DON TELLO, DOROTEA Y CLARA, con mantos.

Dor.
Ésta es la calle Mayor.

Tello.
¿Es léjos la platería?

Dor.
No, mi señor.

Tello.
Reina mia,
Poco á poco el mi señor.

Fabr.
Gatazo le quiere dar
Al indiano Dorotea.

Clara.
Pues ántes que la posea
Dineros le ha de costar;
Pensó que tras la comida
Se le esperaba esta fiesta.

Fabr.
Calle de Amargura es ésta,
Tiembla aquí la cortesía.
Mirando va los manteos,
Alguno le ha de pedir.

Clara.
¡Oh qué mal sabes medir
Dos entendidos deseos!
Ella el suyo ha conocido,
Y él juega ya de picado,
En más estará empeñado,
Pasar tiene del vestido.
Yo te digo que le hable
En su lenguaje.

Fabr.
Eso ignoro.

Clara.
Pedirá al que trata en oro,
Oro.

Fabr.
El indiano es notable,
Porque se precia de agudo,
Y le han de dar por el filo.

Clara.
¿Ya no sabes tú el estilo
De este medusino escudo?
Transformarále en su gusto.

Fabr.
Será piedra si ella es piedra.

Clara.
Quien éstas sirve no medra,
Sino pobreza y disgusto.

Fabr.
¡Pues tú lo dices ansí!

Clara.
Sábeme bien murmurar.

Tello.
¿No acabamos de llegar?

Dor.
¿Es léjos?

Tello.
Señora, sí;
Grande es Madrid.

Dor.
Y espacioso.

Tello.
Despacio estaré yo en él
Si vos no me sois cruel,
Que soy tierno y soy celoso.

Dor.
Hay en las Indias amor
Mucho más que por acá,
Que hay mucha verdad allá
Y no hace poco calor,
Que, como es niño y desnudo
Y amigo de oro, he pensado
Que á las Indias se ha pasado.

FABRICIO, DON TELLO, DOROTEA, CLARA, Y GALINDO.

Gal.
Aquéstos son, ¿qué lo dudo?
Que habrán, despues de comer,
Bajado á la platería.
Basta que Fabricio es guía,
¿Qué queda ya que temer?
¡Oh traidor! ¿no te bastó
Negar la deuda debida
Á quien te diera la vida
Cuando la hacienda te dió,
Sino que á la misma dama
De tu amigo traes galan?

Fabr.
Hácia los plateros van.

Clara.
Hallarán joyas de fama,
Que áun eso tiene de córte.

Gal.
Quiérolos llegar á hablar,
Miéntras da el tiempo lugar
Que á este vil los pasos corte.
¡Oh señor Fabricio!

Fabr.
Clara,
Galindillo nos ha visto.

Clara.
¿Qué temes?

Fabr.
Quedar malquisto
Si esto á su señor declara.

Clara.
Jamas estimes perder
Hombre que esté tan perdido,
Ni temas al ofendido
Cuando no puede ofender.
Pues, Galindo, ¿dónde bueno?

Gal.
Vengo á pedir á Fabricio
La paga de un beneficio
De que pienso se está ajeno:
Suplícale mi señor
Le dé los dos mil reales
Que de ocasiones iguales
Le quedó una vez deudor,
Que á su padre le llevaban
Preso, y él por él los dió.

Fabr.
No pensaba entónces yo
Que dádivas se pagaban,
Y si lo dado de gracia
Se pide, págueme á mí
Lo que le ayudé y serví,
Si ya estoy en su desgracia;
Malas noches que pasé
En invierno y en verano
Tras su pensamiento vano.

Gal.
Basta, yo se lo diré.

Fabr.
¡Lo que da, muy caballero,
Para fama voladora
Lo pide en secreto agora!
¡Gentil treta de escudero!

Gal.
Paso, Fabricio leal,
Los presos presos estén,
Ya que no les hagas bien,
No es justo que digas mal.

Fabr.
¿No le daba una cadena,
Y por ser tan fanfarron
No la tomó?

Clara.
Cosas son,
Galindo, que el tiempo ordena;
Escote aquellos placeres.

Gal.
Demonios sois las mujeres.

Clara.
¡Demonios! alguna no.

Gal.
Que como él hace pecar
Y luégo culpa al que peca,
Así la mujer se trueca
Desde el placer al pesar.
Hablar quiero á Dorotea.

Clara.
No vas á buena ocasion.

Gal.
Si tiene luz de razon,
Cualquiera es bien que lo sea.
Á tu casa iba á buscarte,
Dorotea, este papel
De quien un tiempo con él
Quisiera el alma enviarte;
¡Así las cosas se mudan!

Dor.
¿Qué quiere aquí tu señor?

Gal.
Dirálo el papel mejor,
Ya que tus ojos lo dudan.

(Lee.)

«La parte se ha bajado de la querella por quinientos escudos; yo estoy tan pobre, que hoy no tengo que comer; ó ellos, ó parte de ellos te suplico me prestes para salir de la cárcel, que dentro de dos meses te ofrezco mil por ellos, por ésta firmada de mi nombre.—Feliciano.»

Dor.
¡Gracia tiene el papelillo!

Tello.
¿Quién es éste?

Dor.
Un cierto preso.

Tello.
¡Quinientos!

(Leyendo el papel.)

Dor.
Está sin seso.
Dile que me maravillo
Que tenga este atrevimiento,
Pero que cuando perdió
El seso, no le quedó
Vergüenza ni sentimiento;
Dile que no soy mujer
Que pecho á ningun galan,
Que otras mil se lo darán,
Si es que lo saben hacer;
Y no te burles, Galindo,
En venir con esto aquí,
No piense nadie de mí
Que á dar á nadie me rindo,
Que haré que te cueste caro.

Gal.
¿Es dar á quien tanto dió,
Género de afrenta?

Dor.
No,
Mas lo que es no lo declaro.

Gal.
¿Á quien te dió tanta hacienda
Tratas así?

Dor.
Dile, hermano,
Que te venda Feliciano,
Si ya no tiene otra prenda,
Pues te precias de leal.

Gal.
¡Pluguiera á Dios que pudiera,
Y que en tanto me vendiera
Que remediára su mal!

Dor.
Dinero dado á mujer
Es echar hacienda al mar,
Que él bien se puede aplacar,
Mas no la puede volver;
Teneis buen tiempo, y comeis
La mitad de lo que dais,
Y luégo entero cobrais
Lo mismo que dado habeis.
Vén, don Tello, por aquí;
Sígueme, Clara, tambien.

Tello.
(Ap.) Tú respondistes muy bien,
Y no muy bien para mí.
¡Yo os conoceré por Dios!

Dor.
¿Qué dices?

Tello.
Que voy contigo.

(Vanse.)

Gal.
¡Qué buena dama y amigo!
Para en uno son los dos.
¡Ah falsa! ¡Plega á los cielos
Que llegues á tal edad,
Con la misma liviandad,
Que mueras de rabia y celos,
Seas vieja enamorada
De un mozo tan socarron,
Que le pagues á doblon
La coz y la bofetada!
¡Plega al cielo que al espejo
Te mires un diente solo,
Y más que luces el polo,
Arrugas en el pellejo!
¡Plega á Dios que estés tan calva,
Que nadie te pueda asir,
Y que no puedas decir
Á nadie, la edad me salva!
¡Plega á Dios que aquel indiano
Sea algun fino ladron,
Que robe en esta ocasion
Cuanto te dió Feliciano!

(Vase.)

LEONARDA Y FAUSTINO.

Faust.
¿No me dirás á qué efeto
Tantas joyas has vendido?

Leon.
Para algun efeto ha sido,
Pero es agora secreto;
Id con Dios, tio, y callad,
Que á la noche lo sabréis.

Faust.
Mucho errais cuantos poneis
El gusto en la voluntad;
Si supiera que querias
Traerme por tu fiador,
Y que joyas de valor
Tan á desprecio vendias,
No dudes que no viniera
Contigo de ningun modo.

Leon.
Juzgáras que es poco todo
Cuando mi intencion supieras.
Véte con Dios.

Faust.
Plega á Dios
Que no resulte en tu daño.

Leon.
Vos veréis que no os engaño.

Faust.
Adios.

(Vase.)

Leon.
Él vaya con vos.
He visto á Galindo allí,
Y estábame deshaciendo;
Darle la caja pretendo
Con el papel que escribí.
Quiero taparme. ¡Ah, galan!

Gal.
¿Llamaisme?

Leon.
Sí.

Gal.
¿Qué quereis?

Leon.
Que á Feliciano le deis
Ciertas cosas que aquí van.
¿No sois su criado vos?

Gal.
El mismo.

Leon.
Dalde esa caja.

Gal.
Mucho pesa.

Leon.
No es de paja.
Galindo, adios.

(Vase.)

Gal.
Dama, adios.
¿Es aquesto encantamento?
Mucho el rostro me escondió,
¿Si veré lo que me dió?
Pero será atrevimiento,
Y viene la caja atada;
Mejor es llevarla presto.
¡Divinos cielos, qué es esto!
Mas era mujer, no es nada.

FELICIANO Y LISENO.

Fel.
Híceos llamar con este pensamiento,
Y que sobre ese juro me prestásedes
Los quinientos ducados que suplico,
Que si de la prision por vos saliese,
No lo dudeis de que en mayor os quedo.

Liseno.
Feliciano, si fuera en Madrid nuevo
Lo que yo suelo hacer por mis amigos,
Yo os diera aquí satisfacciones largas;
Pero como es notorio, las excuso.
Á Tancredo sacastes de la cárcel,
Á Rodulfo y Albano, ¿cómo os niegan
Lo que es tan justo al beneficio mismo?

Fel.
Por la misma razon pensé obligaros,
Que si no de la cárcel, de otras cosas,
Si la necesidad es harta cárcel,
Os he sacado yo cuando lo tuve.

Lis.
Y yo si lo tuviera os acudiera.

Fel.
Dadme doscientos reales solamente
Para el procurador que anda en mis pleitos,
Que he pagado estos dias tres fianzas.

Lis.
No los tengo por Dios, que estoy tan pobre,
Que me presta un amigo, y áun pariente,
Para lo que es el gasto de mi casa.

Fel.
Dadme un doblon siquiera, que yo os juro
Que desde ayer no ha entrado ni un bocado
De pan en esta boca, que en su vida
Negó cosa que nadie le pidiese.

Lis.
Aquí traia cosa de ocho reales,
Estos tomad, y el cielo, hermano, os libre,
Que sabe Dios lo que me pesa.

(Vase.)

Fel.
¡Ah cielos!
¡Á un hombre como yo dan ocho reales!
¡Ocho reales le faltan á quien tuvo
No há siete meses treinta mil ducados!
Ved que se cuenta más del mismo Pródigo,
De Comodo, Neron y de Eliogábalo.
¡Ay si sirviese mi lloroso ejemplo
De espejo á los mancebos que me miran,
Y se guardasen de mujeres tales
Y de tales amigos!...

FELICIANO, GALINDO.

Gal.
No lo digas de burlas.

Fel.
¡Oh Galindo! ¿aquí escuchabas?

Gal.
Oyendo estaba tus lamentaciones,
De que colijo que ninguna cosa
Hizo por tí Liseno.

Fel.
Sobre el juro
Le pedí los quinientos, pero mira
En qué se resolvió.

(Enseñándole los ocho reales.)

Gal.
¡Que esto te ha dado!
Guárdale, y clavarémosle á la puerta
Con una letra al rededor que diga:
«Barato que me ha dado la fortuna
De treinta mil ducados que he jugado
Con los amigos falsos que se usan.»

Fel.
Bien dices; pero dime, ¿qué responden
Fabricio y Dorotea?

Gal.
Entrambos dicen
Casi una misma cosa.

Fel.
¿Estaban juntos?

Gal.
Sí, que para pagarte el beneficio
De librar á su padre de la cárcel,
Sirve ya de llevar á Dorotea
Galanes que la sirvan, y han comido
Todos, que segun supe era un indiano;
Fabricio dice que le diste dados
Los dos mil reales, y que agora pides
Lo que le diste entónces por fanfarria.
Dorotea responde que los hombres
Quieren cobrar de las mujeres luégo
Aquello con que compran sus placeres;
Que no da nada, y que me guarde.

Fel.
Dice
Muy bien, guárdate de ella. ¡Á Dios pluguiera
Que me guardára yo!

Gal.
Luégo tras esto
Me dió cierta mujer aquesta caja,
Que pesa como plomo, aunque es pequeña;
Quísela abrir, y por llegar más presto
Ni sé lo que te envia ni yo traigo.

Fel.
¡Caja! ¿Qué dices?

Gal.
Ábrela y veráslo.

Fel.
Corto el cordel que la cubierta enlaza;
Quedo, por Dios, que todos son escudos.

Gal.
Salto, bailo, ¡Jesus!

Fel.
¡Suceso extraño!

Gal.
Déjamelos besar.

Fel.
¡Quedo, Galindo!
No se te quede alguno entre los labios,
Porque son pegajosos como obleas.

Gal.
Estos sí que podrán llamarse amigos.

Fel.
Aquéstos son amigos verdaderos.
¿Quién será esta mujer?

Gal.
Yo sospechára
Que era Leonarda, á estar mejor contigo,
Mas dicen que trataba de matarte.

Fel.
¡Leonarda! Necio, en eso piensa agora,
Que está amolando espadas, previniendo
Escopetas con pólvora secreta,
Conficionando hechizos y venenos
Para darme la muerte. Vén, contemos,
Donde nadie nos vea, estos escudos.

Gal.
¡Oh amigos verdaderos aunque mudos!

(Vanse.)

JULIO, FRISO, CORNELIO Y LESINO, ladrones.

Jul.
Las armas prevenid todos,
Pues ya la noche se cierra.

Friso.
Yo no sé bien de esta tierra,
Julio, las trazas y modos.
¿Hay ronda?

Jul.
Agora es temprano.

Les.
¿Y ésta es la casa?

Jul.
Sí.

Les.
¿Está el capitan aquí?

Jul.
Fingióse Marbuto indiano
Desde Sevilla á Madrid,
Y hizo amistad con un hombre,
Que apénas le acierto el nombre,
Y pasa á Valladolid.
Llevóle en cas de esta dama,
Que tiene seis mil en oro,
Ha echado el ojo al tesoro
Que está á los piés de la cama,
Y quiérele dar gatazo
Miéntras la cena apercibe.

Corn.
Si ese lance dél se escribe,
Quedárale dulce el brazo.
¿Cómo se ha llamado aquí?

Jul.
Don Tello.

Les.
Gracioso nombre.

Corn.
¿Y está acá tambien el hombre
Que ha venido con él?

Jul.
Sí.

Corn.
Eso es peligroso.

Jul.
No es,
Que piensa que es caballero,
Y hoy gasta lindo dinero.

DON TELLO.

Tello.
Julio.

Jul.
¿Qué hay?

Tello.
¿Quiénes son?

Jul.
Los tres.

Tello.
¿Cornelio, Friso y Lesino?

Jul.
Los mismos.

Tello.
Entro á sacar
El escritorio, aguardar
Podeis.

Jul.
¿Dónde?

Tello.
En el camino.

(Se entra.)

Jul.
Él ha entrado, ya es muy tarde,
Todo hombre advierta á la gura.

FELICIANO, GALINDO.

Fel.
Como hace la noche escura,
Voy, Galindo, algo cobarde,
Que há dias que no he pisado
Las calles.

Gal.
Gracias á Dios
Que ya nos vemos los dos
En esta esquina del Prado.
Presto trujo el mandamiento
Alberto.

Fel.
No hay tales piés
Como el dinero; al fin es
El primero movimiento.

Gal.
¿Cuánto la caja traia?

Fel.
Seiscientos escudos justos.

Corn.
Éstos me han dado mil sustos.

Jul.
Este hombre parece espía.
¡Vive Dios que son criados
De la justicia! Yo vuelo.

Friso.
Yo con el mismo recelo.

(Huyen todos.)

Gal.
Ciertos hombres embozados
Al umbral de Dorotea
Van huyendo de los dos.

Fel.
¿Ya espantamos? ¡Bien por Dios!
¡Qué habrá que un pobre no sea!
¿Parezco fantasma yo?

FELICIANO, GALINDO Y DON TELLO.

Tello.
Ce, ¿qué digo?...

Gal.
Allí nos llama
Un hombre en cas de tu dama.

Fel.
Lleguemos, si nos llamó.

Tello.
Tomad ese escritorillo
Miéntras por el otro voy.

Fel.
(Ap.) Bien, por vida de quien soy.

Tello.
Y nadie se atreva á abrillo.

Fel.
¿Conócenos el ladron?

Tello.
Por otros os he tenido,
Que me dejeis ir os pido.

(Se huye.)

Gal.
Vaya con la maldicion.
Señor, éste es el indiano
Que Fabricio trujo acá.

Fel.
Creo que el cielo me da
Este castigo en la mano;
Bien conozco el escritorio,
Más tiene de siete mil.

Gal.
¡Qué gentil ladron!

Fel.
Sutil.
Mi bien es claro y notorio,
Este es todo mi dinero,
Cuanto á Dorotea he dado;
Ved por dónde lo he cobrado.

Gal.
¿Qué has de hacer?

Fel.
Guardallo quiero.

Gal.
¿Y si nos encuentra alguno?

Fel.
¿Allí no vive Leonarda?

Gal.
Sí, señor.

Fel.
Pues llama.

Gal.
Aguarda.

Fel.
Mira no te oiga ninguno.

Gal.
¿Si querrá abrir?

Fel.
¡Plega á Dios!

Gal.
¿Quién está acá?

Leon.
¿Quién es?

Fel.
Creo
Que oye el cielo mi deseo;
Un preso, y dos hombres.

Leon.
¿Dos?
Á los dos no puedo abrir,
Al preso sí, gloria mia.

FELICIANO, GALINDO Y LEONARDA.

Fel.
Abrevia del alegría,
Que tengo qué te decir.

Leon.
Pues que tú vienes acá,
Alguien te habrá referido
Que mis joyas he vendido,
Ó lo adivinaste allá.
Perdona, que yo quisiera,
Como seiscientos le dí
Á Galindo...

Fel.
¿Tú?

Leon.
Yo fuí.

Fel.
¡Pero quién sino tú fuera!
Débote mi libertad,
El alma misma te debo,
Hoy me obligaste de nuevo,
Mas oye una novedad.

Gal.
Gritos dan, éntrate dentro.

FELICIANO, GALINDO, LEONARDA, y dentro DOROTEA.

Dor.
¡Traidor Fabricio, tu fuiste
Quien á casa le trujiste!

Leon.
¿Qué es esto?

Fel.
Un gracioso encuentro:
De la puerta de esa dama,
Que mi hacienda me robó,
Salió un ladron que le hurtó
El dinero, y no la fama.
Topó con nosotros dos,
Por compañeros nos tuvo,
Y éste nos dió, que no estuvo
En un instante, por Dios,
De dar con los verdaderos.
¡Mira por dónde he cobrado
Cuanto con ella he gastado!

Leon.
Sin duda son tus dineros;
Acá viene gran ruïdo,
Allá le voy á esconder.

Gal.
El dinero has de verter
En otro sin ser sentido,
Y échale luégo en el pozo.

Leon.
Voy; aquí á la puerta aguarda.

(Vase.)

Fel.
¡Qué contenta va Leonarda!
Yo estoy saltando de gozo.

FELICIANO, GALINDO, DOROTEA, CLARA, y un alguacil, y gente que traen asido á FABRICIO.

Fabr.
¿Pues á mí preso? ¿por qué?

Alg.
Porque es muy bastante indicio
Para prenderos, Fabricio.

Fabr.
Vive Dios que no lo sé.

Dor.
Trújole él propio á mi casa,
Y con él se concertó,
¿Y no le conoce?

Fabr.
¡Yo!

Gal.
Ved lo que en el mundo pasa.

Clara.
Yo juraré que es ladron,
Y que á don Tello encubria,
Que desde el Andalucía
Trujo para esta ocasion.
Él sabia del dinero,
Él le dijo dónde estaba.

Fabr.
¿Yo le truje?

Clara.
Y le abonaba
De indiano y de caballero.

Criad.
Gente hay en aquesta puerta.
¿Quién va?

Fel.
Un hombre que ha salido
De la cárcel.

Alg.
No habrá sido
El ladron.

Fel.
Cosa es bien cierta.

Alg.
¿Es el señor Feliciano?

Fel.
Yo soy.

Alg.
Por mil años sea.

Fel.
¿Qué es esto de Dorotea?

Dor.
¿Agora estais cortesano?
Vaya á la cárcel Fabricio.

Alg.
Que Fabricio le ha robado
Un escritorio, ó ha dado
De que fué complice indicio,
Porque él le trujo un indiano
Que ha sido el cierto ladron:
Siete mil escudos son.

Fel.
Esos son de Feliciano.

Alg.
¿Habeis visto esos ladrones?

Fel.
Solo á Galindo y á mí.

Alg.
Juraldo aquí.

Fel.
Juro aquí
Que he sentido esos doblones,
Y áun que los he visto, puedo
Jurar.

Dor.
Que éste se ha vengado.

Clara.
¡Cuál están amo y criado!

Fabr.
¡Yo soy ladron!... ¡Bueno quedo!
Diga Feliciano aquí
Si sabe que soy ladron.

Fel.
Quien paga amor con traicion,
Ladron es, digo que sí;
Quien niega deudas tan claras,
Y no paga el beneficio,
¿De ser ladron no da indicio?
¿Pues, ladron, en qué reparas?
Véte, que lo juro y digo,
Que en esta y toda ocasion
Sustentaré que es ladron
Quien es traidor al amigo.
Y que del dinero hurtado
Á Dorotea, quisiera
Que dos veces tanto fuera
Por la ingratitud que ha usado;
Y que á estar en mi poder,
No me diera más contento,
Y que de mi casamiento
Testigos os quiero hacer.
¿Leonarda?

Dichos y LEONARDA.

Leon.
Señor.

Fel.
Yo soy
Tu esposo, será testigo
Un ladron, infame amigo,
Á quien este ejemplo doy,
Una dama cortesana,
Y una criada fingida,
Que roban toda la vida
Con industria loca y vana,
Para que tras años mil
Vuelvan las aguas á donde
Solian ir, pues ya lo esconde
Cierta mano más sutil;
Y un alguacil tambien sea
Testigo de que me caso,
Y sepa que no hago caso
Del amor de Dorotea;
Porque si algun aire infame
Me quisiere hacer prender,
Sepa que tengo mujer,
Y que así á Leonarda llame.
Doile en dote siete mil
Ducados, que ha recibido,
Testigos, pues que lo han sido
El dueño y el alguacil;
Y á Galindo, por leal,
Toda mi hacienda le doy.

Gal.
Yo, señor, tu esclavo soy.

Fabr.
¡Paga de quien anda en mal!

Dor.
Llevalde á la cárcel luégo.

Alg.
Digo que os goceis mil años,
Pues ya de tantos engaños
Venis á tanto sosiego.

Fel.
Adios, señores testigos,
Aquí dió Belardo fin
Á una historia que es, en fin,
La prueba de los amigos.


Publicado el 19 de junio de 2018 por Edu Robsy.
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