A lo Kafka, un profesor nos cuenta cómo fue su metamorforsear en un pecho de mujer.
A lo Kafka, un profesor nos cuenta cómo fue su metamorforsear en un pecho de mujer.
Enviar a Pocketbook «El pecho»
Le recuerdo entonces que fue Umberto Eco quien escribió que «los libros siempre hablan de otros libros y cada historia cuenta una historia ya contada».
El pecho
David, abre el telón
relatándonos en un santiamén (dos que tres páginas) su proceso de «incubación»
de cómo va mudando su aspecto físico a un pecho de mujer, enérgico y firmemente
excitado. En la fase final de su transformación, atormentado, apela sin éxito por
el uso de morfina y la eutanasia. No obstante, un lector de ilustre orgullo
borgeano humedecerá sus dedos con la lengua y dará otra vuelta de tuerca; para
que la tríada temor-temblor-terror se aproxime estéticamente a él.
Ahora convertido en un adiposo pecho de piel hipersensible
(no sé si ya dije que firmemente excitado) impera en él un apetito voraz, libidinoso.
Deseo que pide desesperadamente apaciguar vía cualquier estimulación externa
dondequiera. Para poner la cereza en el pezón, el hospital donde yace, nuestro profesor se pone orwelliano pues es vigilado constantemente por “El
Gran Hermano”. Descubrimos que el magíster allí no es sino cobaya para la
medicina.
1 pág. / 3 minutos.
846 visitas.
Publicado el 15 de diciembre de 2018 por Manuel Cerón.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «El pecho» es necesario identificarse en textos.info.
1 libro publicado.