El Pueblo Oscuro

Robert E. Howard


Cuento


Pues ésta es la noche en que sacamos las espadas.
Y la torre pintada de las hordas paganas.
Se inclina ante nuestros martillos,
nuestros fuegos y nuestras cuerdas.
Se inclina un poco y cae.

Chesterton
 

Un viento cortante agitaba la nieve al caer. El oleaje rugía a lo largo de la costa áspera, y más allá las grandes olas de plomo gemían sin cesar. A través del gris amanecer que se deslizaba sobre la costa de Connacht, un pescador llegó caminando penosamente, un hombre tan áspero como la tierra que le había engendrado. Llevaba los pies envueltos en burdo cuero curado; un único atavío de piel de ciervo apenas protegía su cuerpo. No llevaba más ropas. Mientras recorría imperturbable la costa, prestando tan poca atención al frío atroz como si realmente fuera la bestia peluda que parecía a primera vista, se detuvo. Otro hombre surgió del velo de nieve y bruma marina. Turlogh Dubh estaba delante de él.

Este hombre era casi una cabeza más alto que el rechoncho pescador y tenía el porte de un guerrero. Con una sola mirada no bastaba para identificarle, pero cualquier hombre o mujer cuyos ojos cayeran sobre Turlogh Dubh le miraría largo rato. Se erguía seis pies y una pulgada, y la primera impresión de delgadez se desvanecía tras una inspección más atenta. Era grande pero de formas elegantes; exhibía una magnífica anchura de hombros y amplitud de pecho. Era esbelto, pero sólido, combinando la fuerza de un toro con la ágil rapidez de una pantera. El menor movimiento que hacía mostraba la coordinación implacable que distingue al guerrero extraordinario. Turlogh Dubh, Turlogh el Negro, antaño del Clan na O’Brien. Y negro era de pelo, y oscuro de complexión. Desde debajo de pesadas cejas negras centelleaban ojos de un ardiente azul volcánico. En su cara afeitada había algo del aire sombrío de las montañas oscuras, del mar a medianoche. Como el pescador, formaba parte de aqu

Fin del extracto del texto

Publicado el 13 de julio de 2018 por Edu Robsy.
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