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Edición física «La Cosa con Pezuñas»
Me dio los detalles y parecía que Bozo había resultado demasiado difícil de manejar para el misterioso merodeador. La familia oyó un repentino alboroto en la noche: el bullicio de una pelea salvaje, mezclado con el enloquecedor rugido del perro. Salieron todos hacia allá y llegaron hasta la caseta de Bozo, pero demasiado tarde para atrapar al visitante, del que pudieron oír con toda claridad sus pasos alejándose. El perro tiraba de la cadena, con los ojos brillantes y el pelo erizado, enfrentándose al desafío con un ladrido profundo. Pero ni rastro del atacante. Evidentemente había desistido y había escapado escalando el alto muro del jardín. Supongo que el incidente debió de hacer a Bozo aún más desconfiado de los extraños, porque tan sólo unas horas después, a la mañana siguiente, tuve que rescatar al señor Stark de él. Como he dicho, la casa de Stark era la última al otro lado de la calle. De hecho, era la última casa de toda la calle, ya que se alzaba a unos trescientos metros de distancia en la esquina más alejada del amplio terreno de césped y árboles. En la esquina opuesta que daba a la calle frente al hogar de los Ash, se alzaba un bosquecillo de pequeños árboles en una de las parcelas libres que separaba las tierras de Stark de las de los Ash. Mientras cruzaba este bosquecillo de camino a casa de los Ash, oí un repentino alboroto… la voz de un hombre pidiendo ayuda a gritos y el fiero gruñido de un perro.
26 págs. / 45 minutos.
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Publicado el 12 de julio de 2018 por Edu Robsy.
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