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Edición física «Una Vieja Canción»
«Debe de odiarme», pensó John. El pobre muchacho no era un gran experto en asuntos amorosos y se le daba mucho mejor el catecismo.
Ambos se sintieron aliviados cuando oyeron al señor Rolland llamar a Mary y volvieron en silencio al jardín.
A petición del padre de ella, John los acompañó hasta la casa y el anciano caballero estuvo hablando muy amablemente con él todo el camino. Mary guardaba silencio, pero sus mejillas habían recobrado el color, y sus ojos, que ya no parecían evitar su mirada, volvían a ser brillantes y dulces.
Una enorme verja de hierro y el aroma de las lilas daban acceso a Grangehead. Todo estaba enterrado en una sombra transparente. Un mirlo silbó vanidoso entre las lilas, el dulce aroma del crepúsculo embalsamaba el aire, la vista estaba limitada por el brusco perfil de los setos de laurel y los hastiales de la casa recortados contra el luminoso poniente. Malcolm con la cabeza inclinada hacia delante y las manos cruzadas a la espalda, paseaba por el sendero de grava con pasos lentos e irregulares. No pareció oír acercarse a John, pues no se volvió. Pero John se le acercó y, como un colegial, le puso el brazo alrededor del cuello. Malcolm lo apartó.
41 págs. / 1 hora, 12 minutos.
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Publicado el 1 de marzo de 2017 por Edu Robsy.
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