El teniente Levil se aleja de la puerta de Bab el Estha,
sonriendo escépticamente. Pero no faltará a su palabra. Esta tarde,
con algunos hombres, estará allí para hacerle el juego a ese
endiablado sujeto del turbante verde.
Efectivamente, a la caída del sol, el pordiosero que entró
semidesnudo a la ciudad montado en un borriquillo, viene acompañado
de otro mendigo, también semidesnudo, montado en un
borriquillo.
Los dos vagabundos llevan sus pies arrastrando junto al
suelo, el cuerpo inclinando sobre el cuello de sus borriquillos
sarnosos, un harapo caído sobre la espalda.
El teniente Levil se acerca a Abdalá el Ladrón y le
dice:
—Allí están tus hombres.
Entonces, Abdalá el Susi se incorpora de un salto, se
acerca a uno de los dos pordioseros y de un puñetazo trata de
derribarlo del borrico. El viejo que recibe el puñetazo de Abdalá
no se cae del borrico, se inclina a un costado, y permanece allí
inerte, mientras que el otro trata de escapar, pero es sujetado por
los hombres del teniente Levil.
710 págs. / 20 horas, 43 minutos.
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Publicado el 26 de abril de 2024 por Edu Robsy.
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