No hay más información sobre el texto «El Gorrión».
Este texto forma parte del libro «Cuentos del Hogar».
No hay más información sobre el texto «El Gorrión».
Este texto forma parte del libro «Cuentos del Hogar».
Enviar a Pocketbook «El Gorrión»
—¡Pobrecito! ¡Cómo te han puesto!
Para retirarme del rosal me cortaron con mucho cuidado las plumas a que estaba adherida la cresta. Luego se cerró la ventana.
Por segunda vez caí prisionero; y como la primera no me fue del todo mal, he de confesar que no me asusté gran cosa. Cuando me di cuenta de mi situación, me hallé encima de una mano blanca, tan fina que parecía de terciopelo, mientras la otra me estaba acariciando alisándome las plumas. Sobre la mano cayó una gotita, y como tenía sed, la bebí. No puede imaginarse bebida más dulce. Una vez los niños me dieron miel y creí que era lo más dulce que había, pero era amarga la miel comparada a aquella gota. Después supe que era una lágrima, y no hay que añadir que era una lágrima de amor, de ángel, porque las que hace derramar la envidia o el orgullo o el odio, estas son lágrimas del demonio y, por lo tanto, son amargas.
Quise saber quién era mi dueña y la miré. Vi una joven morenita, de ojos grandes, con dos pupilas que brillaban como dos luces, una frente que me pareció el pedazo de cielo que veía por el agujero de mi nido y unos labios que asemejaban el color de la aurora, que a mí me gustaba tanto contemplar, que todas las mañanitas dispertaba antes de salir el sol, y asomando la cabeza por debajo del ala, con la que me abrigaba mi madre, me extasiaba viendo cómo las nubes se teñían de rojo. Los cabellos de la joven eran negros como la noche, que a mí me daba miedo; pero aquella cabellera no me asustaba. Hubiera jugado con ella.
7 págs. / 13 minutos.
48 visitas.
Publicado el 19 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.
Este texto no ha recibido aún ninguna valoración.
Para valorar «El Gorrión» es necesario identificarse en textos.info.
18 libros publicados.