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Edición física «Allan Quatermain»
Umslopogaas se apoyó sobre el mango de Inkosi-kaas y profirió una larga y grave carcajada, y Alphonse, sobrecogido por el terror, tuvo que sentarse en el suelo, mientras los demás nos sentíamos aturdidos ante aquella exhibición de maestría y destreza casi sobrehumanas.
—Inkosi-kaas está lo suficientemente afilada —gritó—, el golpe que ha cortado el cuerno de la «vaquilla de búfalo» podría partir en dos a un hombre desde la cabeza hasta la barbilla. Pocos podrían haberlo hecho sino yo; nadie podría haberlo hecho sin llevarse a la vez también el hombro. ¡Mira, tú, pequeña vaquilla! Has estado separado de la muerte el espacio que ocupa un pelo. No vuelvas a reírte otra vez de mí si no quieres morir. He dicho.
—¿Qué te propones con estos trucos de loco? —le pregunté a Umslopogaas indignado—. Estás completamente loco. Has estado a punto de matarle.
—Y sin embargo, Macumazahn, no lo he hecho. Mientras Inkosi-kaas volaba, tres veces me han entrado deseos de matarle y golpear su cráneo, pero no lo he hecho. No, no ha sido más que una broma; pero dile al «vaquilla» que no es conveniente que se burle de alguien como yo. Y ahora voy a prepararme un escudo, pues huelo a sangre, Macumazahn… de verdad que huelo a sangre. Antes de la batalla, ¿no has visto que de pronto los buitres aparecen en gran número en el cielo? Ellos huelen la sangre, Macumazahn, y mi olfato está más desarrollado que el de ellos. Allá abajo hay una piel de buey seca; voy a hacerme un escudo.
317 págs. / 9 horas, 15 minutos.
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Publicado el 1 de enero de 2018 por Edu Robsy.
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