Novela con elementos autobiográficos
Novela que supuso una gran decepción para el autor por ser secuestrada por la Compañía de Jesús, publicándose finalmente en una forma mucho menos rotunda y polémica de lo que fue su intención original. Además, recoge muchos elementos autobiográficos adecuadamente novelados, algunos incluso de revisión y justificación de sus propias decisiones.
Pasó de un costumbrismo evolucionado y los relatos cortos de sus Lecturas recreativas (1884) a la sátira social de la novela Pequeñeces (1891), que se considera su obra maestra. La aparición de este trabajo, primero por entregas en la revista bilbaína de los jesuitas El Mensajero del Sagrado Corazón de Jesús durante los meses de enero de 1890 a marzo de 1891, y luego publicado ese mismo año en dos volúmenes, suscitó un gran revuelo, al asociarse algunos de sus personajes con seres de existencia real, pero también por la pintura de una alta sociedad viciosa y mundana, la nobleza colaboracionista con el advenimiento del régimen liberal de la Restauración. El Heraldo de Madrid abrió un concurso de opiniones sobre Pequeñeces y durante quince días estuvo publicando críticas y erróneas interpretaciones que molestaron sobremanera al autor y a la Compañía y le impulsaron a cultivar desde entonces temas menos polémicos.
El autor siguió publicando luego Retratos de antaño (1895), una serie de evocaciones históricas, entre 1895 y 1896 la primera parte de Boy, que no logró continuación.